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Capítulo 28

 Fueron dos semanas bastante caóticas en la vida de Louis. Estaba feliz la mayor parte del tiempo pero le era inevitable no sentir aquel tirón en el centro del estómago que lo hacía sentir inseguro. Porque a pesar de estar en casa con su familia, necesitaba el aroma de Harry, lo necesitaba a su alrededor para sentirse seguro. Su omega interior aclamaba por él como si fuera un mendigo buscando un pedazo de pan.

Mientras bajaba del avión, recordó que su madre le había dicho que la marca era una conexión demasiado fuerte y verdadera pero que era algo insignificante comparado con el lazo que los unía psíquicamente. No había una razón científica para demostrarlo, ellos simplemente lo sentían así.

Luego de tener su equipaje con él, examinó el lugar con la mirada para encontrar a Harry. Después de un par de minutos de búsqueda, Louis sintió como sus mejillas se calentaban de la furia. Harry estaba sonriéndole y hablándole a una bella pelirroja de piernas largas, delgada, y mirada pícara. La garganta le picó y apretó sus pequeñas manos en las empuñaduras de sus maletas, parándose unos minutos para analizar la escena y notar cómo la pelirroja parecía coquetearle a su alfa, pero él, sólo se limitaba a sonreír cálida y educadamente. Y fue un movimiento que lo sacó completamente de sus cabales, haciéndolo sentir furioso, sumamente celoso; la maldita pelirroja había reído exorbitantemente y había posado su mano sobre el pecho de Harry, acariciándolo con levedad. No soportó más el sentimiento de necesidad de sentir a su alfa rodeándolo con sus fuertes brazos, por lo que se acercó a paso apurado hasta él.

Cuando Louis estuvo lo suficientemente cerca para oírlos hablar, pudo escuchar que la voz de la chica sonaba tranquila, pero estaba más que claro que le coqueteaba sin escrúpulos. Aquel aroma dulzón que despedía la omega era sumamente empalagoso; olía a jazmines y miel. Asqueroso y repugnante. Cansado de no ser notado, soltó su equipaje, dejándolo caer al suelo, y tomó por el brazo a su alfa, volteándolo con rapidez. Velozmente, se apoderó de la tela de su camiseta blanca, mientras se acercaba a su boca con desesperación y necesidad. Sus labios chocaron juntos y una descarga eléctrica invadió su organismo. Harry tardó unos segundos en entender lo que ocurría, pero cuando comprendió, gimió lastimero sobre sus labios, mientras se apoderaba de su cintura, presionándolo contra su cuerpo con necesidad y besándolo con clemencia. Él, por su parte, estiró sus pequeñas manos y las enredó en sus largos mechones de rizos, sintiendo la suavidad de su cabello bajo la palma de su mano. Oyó un chasquido de lengua, por parte de la pelirroja, provocando que se acercara aún más a su alfa, quién rio indiscretamente.

"Alguien. Volvió. Celoso" Murmuró Harry sobre sus labios, pasando sus manos por los apretados bolsillos traseros de su pantalón y metiéndolas allí. Trató de separarse de él un poco para dirigirse a la salida pero aquella chica pelirroja seguía parada en el mismo lugar, mirándolos a ambos con odio.

"¿Quién es ella, Hazz?" Preguntó inocentemente, acariciando los hombros del alfa con amor, observando como la pelirroja abría los ojos y cruzaba los brazos, exasperada.

"Uh, ella es... Mmm..."

"Astrid." Respondió la pelirroja con una ceja alzada, mirando directamente a Harry.

Pero al rizado pareció importarle muy poco la presencia de aquella omega, ya que se inclinó sobre él y lo besó con una ansiedad nostálgica, abrazándolo con delicadeza mientras olfateaba con dulzura su dermis.

"Fue un gusto, Harry." A Louis no le importó ser amable con aquella chica, por eso, estrechó aún más cerca al rizado, besándole la boca con necesidad y olfateando con anhelo y entusiasmo el delicioso aroma a especias de su alfa.

Cuando Louis abrió los ojos durante el beso y observó que la pelirroja lo miraba con odio, sonrió entre los labios de Harry, y por lo que, sin más, levantó con respeto su mano y le enseñó el dedo corazón. La vio marcharse con irritación marcada en sus facciones y él no pudo sentirse mejor.