Capítulo 26

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"Por favor, déjame ir..." Louis susurró con súplica, lágrimas en sus ojos y su respiración atascada en su garganta. Trató de liberarse de él tirando de su brazo de aquel agarre agresivo y posesivo pero le fue en vano. Tenía miedo. Cualquier cosa podría suceder.

Stanley lo arrastró por pasillo desierto, tirando a Louis con brutalidad por el brazo, haciendo que se tropezara con sus propios pies. El alfa sólo lo distanciaba de la salida del instituto, llevándolo hacia otro pasillo aún más vacío. Sintió como su respiración se paralizaba y se le doblaban las piernas, sus manos temblaban y sudaban, mientras lágrimas caían como torrentes por sus ojos.

De manera repentina, Stanley lo estampó contra la pared, pegándose a su cuerpo y oliendo su cuello mientras hablaba de algo inentendible para él. Louis gritó fuerte dejando escapar un gruñido de dolor por cómo le mordía la piel, tratando de alejarse de su agarre. Stanley lo miró con ojos demasiado dilatados, y notó como en ellos había odio y enojo. Los dedos del alfa tocaron su mejilla pero él se alejó del tacto, ganándose en seguida una fuerte bofetada en su bronceada dermis. Su omega interior gimió por el dolor y quedó paralizado, incapaz de moverse o gritar para pedir ayuda, ya que se sentía intimidado y con mucho miedo. Stanley volvió a acercarlo a su cuerpo, haciendo notar su erección a través de sus pantalones mientras su olor se intensificaba y el corredor comenzaba a apestar a feromonas.

"Shhh, amor. Si haces silencio nada malo te pasará, a pesar de que debería romperte el trasero porque me traicionaste, perra sucia." La voz imponente de Stanley fluyó a través de sus oídos, mientras le acariciaba la mejilla con la nariz. Cerró los ojos y pensó en Harry, gritando más fuerte al no ser su alfa quien lo tocaba de aquella manera. Las manos de Stanley acariciaron sus caderas, moviéndose hacia sus muslos, gimiendo en su oído mientras su respiración se volvía más pesada, sorbiendo el olor de su cuello con hambre. Su vientre se contrajo con dolor, una sensación de asco y miedo le inundaba cada poro de su piel haciendo que lágrimas cayeran libremente por su rostro rojo. Sus pequeñas manos trataron de alejar al alfa nuevamente sin éxito alguno, ganándose como respuesta besos en su cuello, mientras lo presionaba contra la pared fría cada vez con más brutalidad.

"No te he traicionado porque no somos nada, Stanley. Po-por favor. ¡Déjame ir!" Murmuró con voz llorosa y quebrada, mientras un gemido escapada de sus boca. Tenía los labios secos y la garganta le ardía ante el llanto acumulado. Apenas se dio cuenta cuando el alfa volvió a tirar de él, ahora de forma más agresiva, tirando de su cabello con saña. Louis se quejó por el dolor, gritando, cerrando los ojos con fuerza, tratando de no llorar para verse al menos un poco fuerte.

"¿Por qué, Louis? ¿Por qué dejas que él te toque? ¿Por qué dejaste que él contestará el teléfono? ¿Por qué dice que es tu novio? ¿Por qué pasaste tu celo con él? ¡Eres mío! ¡Deberías dejar que yo te toque y no él!" Su cuerpo fue arrojado en el baño de hombres, tan fuerte que lo hizo tropezar con sus propios pies y cayó sentado contra el suelo, golpeando su muñeca contra las frías baldosas. La mirada implacable de Stanley lo hacía sentir intimidado, lleno de miedo y débil.

"Él no me ha tocado, por favor, déjame ir." Balbuceó con voz temblorosa y Stanley sonrió dejando escapar una carcajada escalofriante. Trató de tocar su rostro otra vez, pero él lo empujó haciendo que el fuerte alfa le agarrase y torciera aún más la muñeca lesionada, haciéndolo llorar del dolor. No tenía salida.

"¡Voy a demostrarte que te amo, y que soy mucho mejor que el maldito de Harry Styles!" Gritó, acercándose a él con rabia, agarrándolo del cabello, tratando de acercarlo a su cuerpo. Cuando sus ojos se trasladaron a Stanley, observó que el botón de sus pantalones vaqueros estaba desprendido, y entonces entendió lo que le haría. Gruñó y gritó tan fuerte como sus pulmones le permitieron, peleando contra él, alejándose lo más posible, sacudiendo la cabeza.

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