¿Quien es Valerie?

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bienvenida a casa-susurra apenas audible.
Creo que Harry si escucha porque está lo demasiado cerca de nosotros, pero lo ignora por completo.
Levanto la mirada a los gigantescos muros y me doy cuenta de que en el techo, tapados por una especie de fortines, hay decenas de vampiros vigilando, en las cuatro direcciones.

La puerta principal es enorme y de madera. Harry saca una llave de su bolsillo y la pone en el picaporte, haciéndola girar. Esta de inmediato cede.
Justin extiende una mano, como señal para que entre. Obedezco.

Adentro está casi completamente oscuro (salvo por la tenue luz de una vela que se ve al final de un pasillo) aunque claro, cuando ves perfectamente en cualquier situación no hace falta luz. A lo lejos van y vienen personas, como si fuese una empresa en la que los empleados siempre están ocupados. Hay una segunda puerta de rejas enfrente.

-Ana? -llama Chaz.
De inmediato una chica sale de entre los pasillos y está junto a la puerta.

-ah... hola-saluda.
Por un momento posa sus ojos curiosos en mí, abriéndolos como platos.
-por favor-indica Justin, algo molesto por la evidente curiosidad de la chica.
-sí, lo siento.
Ésta se pone algo nerviosa y comienza a hacer girar una palanca que está incrustada en la pared. A medida que gira, las rejas se elevan y se elevan hasta dejarnos la entrada libre
-bienvenidos-dice agachando un poco la cabeza.
-gracias-responde Justin, cruzando el umbral (sin dejar de soltarme del brazo)

Chaz se detiene un momento a platicar con la tal Ana. .
-creo que deberías de ir a decirle a Natasha que ya estás aquí-le dice ella.
-¿por qué?-pregunta Chaz
-estaba preocupada. Ya sabes que no le gusta que salgas en luna llena.
Casi puedo imaginarme a Chaz poniendo los ojos en blanco, pero prefiero no voltear porque en realidad no sé ni de lo que están hablando.
Los guardaespaldas que estaban siguiéndonos desaparecen al doblar una esquina y solo quedamos Justin y yo.
A medida que recorremos esta enorme casa (me gustaría encontrarme a Drácula por cierto, para confirmar mi teoría) noto que vamos subiendo.
Encontramos a algunos vampiros en los pasillos, que parecen ignorarnos por completo pues están demasiado ocupados en sus asuntos. Todos van vestidos absolutamente de negro y todos tienen un anillo en la mano derecha. Sin embargo, los anillos no son iguales (bueno, no todos, porque hay algunos que sí lo son) y algunos no se parecen nada en absoluto al que tenemos Justin y yo, que son idénticos. Me pregunto por qué será.

Más arriba, hay menos gente. Trato de apreciar más la decoración y me doy cuenta de que entre más subimos, más elegante se hace. De hecho, se parece mucho a la decoración que tenía Justin en su casa de Venecia. Muebles elegantes, armaduras viejas y pinturas a veces extrañas, a veces comunes. Hay muchas puertas, todas exactamente iguales y de madera.
Cruza en una última esquina y se detiene frente a una de ellas. En lugar de incrustar una llave para abrirla, pone su anillo y lo gira con lentitud hasta que se abre.
Bueno, eso explica algo.
-adelante-dice.

Es una habitación grande, espaciosa. Hay anaqueles llenos de libros, una sala de cuero negra, un escritorio al fondo e incluso una chimenea y un piano. En sí, no es algo que yo esperara. (calabozos, fosas, cadenas, ataúdes) parece una oficina común de alguien común.

-aquí es mejor. Donde las paredes no escuchan-sonríe.
-quieres decir... ¿Qué aquí nadie puede escucharnos?
-no, las puertas son de arce blanco. Una vez que las cierras, nadie puede escuchar nada de lo que pasa adentro.
-interesante-digo, observando todo a mi alrededor.
-hay que arreglar esos rasguños. Siéntate en el sofá.
-¿arreglarlos? ¿cómo?-pregunto, haciendo lo que me dice.
-fácil.

Con cuidado quita la chaqueta de mis hombros, dejando al descubierto mis heridas. Frunce el ceño.
-debes de tener más cuidado.
Con el dedo índice dibuja la línea que tengo desde la mandíbula hasta el hombro.
-¿te duele?-pregunta.
-no... no ahora.
-bien. La única manera de que desaparezcan, es con saliva de vampiro. Arderá un poco. Gira la cabeza hacia el otro lado.

Coloca la punta de su lengua en mi hombro y al tacto con mi piel arde, pero no mucho. Lentamente va ascendiendo, cubriendo cada centímetro de la herida hasta llegar a mi mandíbula. Ahí se detiene un poco.
Nuestras miradas se cruzan y de repente su lengua está en mi boca.
Una vez más el frenesí y el deseo se apodera de los dos y termino recostada en el sofá, con el encima.
No sé por qué... siempre pasa esto. Me pregunto si aún siendo humana también pasaría...
Sí, seguramente pasaría igual.

Pero unos golpecitos en la puerta nos interrumpen. Justin se detiene un momento, pero al parecer no tiene intenciones de ir a abrir.
Vuelven a tocar.

-¿Justin? ¿estás ahí?-dice la voz chillona de una mujer desde afuera.
Éste suspira y se levanta con resignación, acomodándose la camisa.

-siempre tan inoportunos-refunfuña entre dientes.
Mientras él va a abrir la puerta yo me incorporo como si nada hubiese pasado.

-¿qué se te ofrece Valerie?-repone con molestia.

Al escuchar el nombre de "Valerie" trato de ver quién es pero la espalda de Justin me tapa por completo, solo alcanzo a ver un pedazo de cabellera castaño rojizo.
-oh, es que... Chaz me contó lo que pasó en el bosque y quise asegurarme de que estuvieras bien.
-lo estoy, lo estoy.
-además, Viktor quiere verte y ver la daga...
-dile que estaré con él en un momento, ahora estoy un poco ocupado.
-am, está bien. Se lo diré. Y lamento si te interrumpí.
Lo dice en tono un tanto sentido.
Él solo se encoge de hombros y se dispone a cerrar la puerta.
-Justin?-dice la mujer antes de que cierre.
-¿sí?
-estoy feliz de que hayas regresado. Hacías mucha falta.

Ah... ese tono, yo conocía muy bien ese tono porque lo he usado cientos de veces. Aunque no podía verla, sabía perfectamente que estaba coqueteando con él. Se me revuelve el estómago y entrecierro los ojos.
Zorra resbalosa.
-gracias.-contesta con desinterés, dando un portazo.

-¿y quién era ella?
De un momento a otro estoy detrás de él. Parece un tanto sorprendido.
-una... am, amiga, por así decirlo.
-que parecía bastante feliz de verte.

Parece que le cae en gracia.
-¿estás celosa?-ríe.
-¿debería de estarlo?
-no. A decir verdad... no. Serás mi compañera. No necesito a nadie más.
Algo dentro de mí salta de felicidad y orgullo.
-tú.... ¿tú me quieres?-le pregunto, mirándolo a los ojos.
Su boca se tensa y la sonrisa desaparece.
-acuérdate lo que te dije __________, nosotros no podemos amar a nadie. eso sería nuestra propia destrucción.

Su respuesta no me gusta ni tantito y pongo cara de puchero. Al parecer tampoco a él le gusta.
-tengo que ir a llevar eso-señala la bolsa que está en el suelo.-detrás de ese estante de libros hay una cama.
-¿una cama? Creí que no dormías...
-lo hago muy poco, a decir verdad estaba pensando en sacarla de aquí, pero ahora creo que podríamos darle otro uso.

Me lanza una sexy mirada de esas que casi te derriten por completo.
-por el momento no tengo sueño-contesto.
-entonces enviaré a alguien a que te enseñe el resto de la casa y para que te cambies de ropa, mientras regreso
-bien.
-una cosa....
Levanta el dedo índice y saca algo de la bolsa de su pantalón. La sostiene frente a mí. Es la mitad de la cruz de plata, con la cadena que la convierte en dije.
-esto es tuyo.
-¿mío? ¿pero no la necesitarás....?
-no. Al menos no hasta que encontremos la otra mitad.
-¿estás seguro que quieres que yo la tenga?
-sí. no podría tenerle a nadie más confianza.

Me acomoda de nuevo el dije al cuello.
-listo. Nos vemos en un rato.

Y me da un pulcro beso en los labios.

SPOILER:
"Alguien escucha nuestra pequeña discusión y la puerta entreabierta se abre de par en par. La figura de una mujer vestida de negro sale lentamente. Volteo para ver de quien se trata.
Natasha Inmediatamente baja la mirada y saluda a regañadientes.

-hola Valerie."

Memorias de un Vampiro I *Despertar* •|Justin Bieber y Tu|•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora