24.-Comida familiar.

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Blake POV

Me levanto por culpa del sol que me despierta.

Noto que tengo la mano por encima de algo o alguien ya que me está agarrando la mano con fuerza.

Entonces me acuerdo de la noche que he pasado y se me dibuja un sonrisa.

La atraigo hacia mí para tenerla más cerca y poder oler así su perfume que esta mezclado con mi olor a causa de pasar la noche juntos.

Nunca pensé que fuera así, pensaba que era una niña buena pero no, no la ha importado engañar a su novio.

Aunque el tal Mark ese no es un santo porque le ha dicho a Amber que Maggi es su prima y no lo es.

Esconde algo de eso estoy seguro pero Maggi no quiere decírmelo.

No se porque pero no me gustaría que la hicieran daño.

Por que te gusta.

No, yo creo que es por lo que la paso con su padre.

No se pero siento como si la tuviera que proteger.

La pego más a mí y bajo mi mano a su culo y ella rápidamente sonríe con los ojos cerrados.

Se acurruca en mi pecho y gruñe.

Parece ser que no le gusta despertarse.

-Baja la persiana porfi.

-Nena, ¿no me digas que no te acuerdas de lo que pasó ayer?¿Tan mal lo hice?

Abre los ojos poco a poco, y al verme se levanta de golpe.

-¡Mierda! ¿Qué hora es?-pregunta asustada.

Yo solo me río, se ve tan mona preocupada.

Me levanto, la cojo y la siento encima de mí, mirando los dos al mar viendo el amanecer.

-Es pronto aun, no te preocupes que antes de las siete estás en el castillo, princesa.

Gira la cara y me planta un beso, que digo un beso, un besazo. Ojala todas las mañanas fueran así.

Que cursi, ¿de verdad que no te gusta?

A mí no me gusta una, me gustan todas. Yo no repito.

Pues esta es la segunda vez y además unas cuantas veces.

Las mejores.

Te gusta...

La tumbo contra el suelo y empiezo a besar la.

-Creo que nos deberíamos ir ya.-dice Amber poniéndose de pie y vistiéndose.

Después de vestirnos llegamos a la moto y nos montamos.

Lleva todo el viaje agarrada a mi cintura, me va a dejar sin respiración.

Ya nos queda poco para llegar.

-Mi casa ya esta cerca, pero déjame aquí.

-No vaya a ser que a la princesita la regañen por llegar a las siete a su casa y encima con un chico.

Se baja cabreada y se iba a ir sin despedirse, pero que maleducada.

Me quito el casco, la cojo de la muñeca y cuando gira la planto un beso.

Se queda con una cara de shock.

Me río a carcajadas al ver como va hacia su casa con cara de confusión.

Olvidate de mí.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora