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Capítulo 33

*Narra Danyela*

Desperté por los rayos de sol entrando por mi ventana. No tenía la menor idea de que hora era. Pero para comprobar, miré mi movil.

Eran las 10:30

Tenía unos mensajes de Ruben. Me decidí por mirarlos.

De: Ruben
Para: Ela

"Siento mucho no haberte avisado antes. Me quedaré de noche de chicos a dormir a casa de Mangel. No te preocupes. Estoy bien. Llegaré a casa lo más pronto posible. Hasta entonces, recuerda que te quiero. Un beso y buenas noches.

Me puse bastante contenta, aunque lo hubiera mandado a las 3:30 de la madrugada. ¡Me había dicho que me quería!

Ahora me preparo para ir a comprar unas cosas que me hacen falta. Me pongo una camiseta azul de manga corta, unos leggins negros y las converse del mismo color que la camiseta, me recojo el pelo, me pinto, cojo el bolso con el movil, las llaves y dinero y voy al centro comercial.

Una vez allí, compro todo lo que necesito, lo pago y me encamino hacia mi casa.

Iba por la calle, pero sentía que alguien me perseguía. Enseguida me tenso y voy un poco más rápido.

Noto como la otra persona corre detrás mía a la misma velocidad.

No me importa lo más mínimo, ya que estoy preparada para este tipo de cosas. Doy la vuelta y suelto la compra, dejandola a un lado.

La persona que viene detrás se tensa. A través de su máscara negra, puedo sentir el miedo en sus ojos. Este empuñaba una navaja para clavarmela.

-¿Quién eres y quién te envía?-Dije. Este se tensó aún más y se le cayó la navaja al suelo.

En un leve movimiento, cojí la navaja de su lado derecho y la apunté con ella.

-Volveré a realizar la pregunta.-Dije. Y lo tiré al suelo de rodillas delante mia.-¿QUIÉN eres y QUIÉN te envía?-Le acerqué su propia navaja al cuello.

Esta persona solo se limitaba a sollozar. En otro leve movimiento, le saqué la máscara.

Lo que ví me heló la sangre... Una vez más...

Era un niño, no de más de 15 años. Con marcas de golpes y moretones por toda la cara. Empapado de lágrimas. Inmediatamente, retiré la navaja de su cuello para que se calmara.

-¿Quién te ha hecho esto?-Dije. Él me miraba mientras lloraba.

-A... Aquí no... Porfavor...-Alcanzó a decir.

-Esta bien. Vamos a mi casa.-Dije.

Cojí la compra, la navaja, la máscara y las guarde en la bolsa. Luego cojí la mano del niño y fuimos a mi casa.

Una vez allí. Se sentó en el sillón y le serví un vaso de agua para que se calmara. Coloqué toda la compra en los cajones y me senté a su lado. Este me miró.

-Ahora podemos hablar tranquilos. ¿Quién ha sido?-Dije. Él temblaba del miedo.

-Si lo digo... matarán a mi familia...-Dijo. Quedé shokeada por su repuesta.

-Tranquilo. No hay que temer. Si me ayudas... Protegeremos a tu familia. No hay el porqué temer...-Dije.

-No lo entiendes. Mi familia... Es humilde. No tenemos casi dinero y somos muchos hermanos... Nos ofrecimos a hacer un... Un trabajo, que era el de aniquilarte. A cambio de dinero y protección... Pero... Si desobedecemos... Matarán uno a uno a los miembros de mi familia. Hasta llegar a mi... la peor muerte...-Dijo. Se me pusieron los pelos de punta. ¿Quién era capaz de torturar así a una criatura tan inocente?

-Está bien... Quiero que colabores conmigo. ¿De acuerdo? Sacaremos a tu familia de allí, y la protegeremos. Pero necesitaré tu ayuda para sacarlos de esta.-Dije. Por primera vez, me miró a los ojos.- ¿Quién te manda a matarme?

Él se tensó ante esa pregunta, perl decidió responder.

-Me manda el señor X.- Dijo.

Puse una expresión facial algo confusa para él. No recuerdo a ningún fugitivo que se llame así... Pero lo averiguaré.

-¿Eres consciente de que este es un acto terrorista? ¿Porqué te mandan a por mí?-Dije.

-Me... me mandan porqué... Porqué eres... Una enemiga...-Dijo y se derrumbó a llorar.

Decidí no preguntarle nada más. Lo dejé llorando abrazado a mí hasta que se durmió. Lo tumbé en el sofa y llamé a Adriel para que viniera más tarde.

Seguí investigando hasta que mi movil sonó. Lo cojí enseguida con la intención de contestar para no despertar al niño.

Era un número que no tenía agregado. Por lo que me preocupé mucho más, ya que podía ser alguién que quería hacerle daño al pequeño.