Capítulo 35

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-¿Cómo que capturaron a tu familia?- Dijo Adriel perplejo ante las palabras del niño. Este solo se limitó a asentir con la cabeza gacha mirando al suelo.

- A cambio de liberarla, querían que matara a la señorita Ela, algo de lo que me niego a hacer, porque ella es muy buena conmigo.-.Dijo. Sonreí ante sus palabras. Fue de lo más tierno.

- Vale... Está bien... ¿Sabrías conducirnos hacia la guarida del hacker?- Preguntó Adriel con impaciencia y algo de curiosidad.

- E... Eso creo...- Dijo Hassan algo acobardado ante su comportamiento serio.

-Bien chico. Vas a colaborar con la CIA y el CNI. A cambio de tu ayuda, sacaremos a tu familia de la esclavitud del Gran Hacker. Solo guíanos hacia él.- Adriel estaba muy interesado en que el niño aceptara el trato.

- Acepto ayudaros...-Dijo Hassan. Adriel sonrió y me miró con una chipa en los ojos de felicidad, de alivio...

- Está bien pequeño. De momento, te conseguiré un lugar para tí, para que no corras riesgos. Ahora ve a ver la tele mientras nosotros trabajamos.- Dijo Adriel.

El niño asintió, y se puso en la televisión los programas que quería ver. Mientras nosotros fuimos a mi estudio.

- Por fín pillaremos a ese cabrón.- Adriel se oía aliviado, realmente tranquilo.- ¿No es genial?- Ahora parecía un niño al que le iban a comprar su chuchería favorita.

- Es la mejor noticia que le puedo dar a mi jefe en estos momentos. Y uno se los casos más fáciles que he tenido que resolver.-Dije. Adriel hizo más amplía su sonrisa.

- Entonces perfecto... Pero hay un inconveniente.- Dijo mientras yo me sentaba en mi escritorio dandole la espalda.

- ¿A si? ¿Y qué és?- Dije, dandole la espalda.

- Que quizás... Ya nos volveremos a ver...- Dijo. Quedé perpleja ante esas palabras...

¿Qué quería decir eso? No lo sabía, pero algo me dice que nada bueno. Después de un tiempo debatiendo con mi conciencia, decidí girarme y mirarle a la cara. Necesitaba saber qué quería decir eso.

Mi sorpresa fue mayor, cuando me giré. Él seguía mirandome intensamente. Como si los ojos se le fueran a salir de las órbitas. Me puse más nerviosa de lo que ya estaba.

- Bu... Bueno, en eso consiste ¿No?-Dije.- La vida de un agente secreto es así de dura. Por desgracia.

Él miró apenado y continuamos con nuestro trabajo. Nos rodeaba un silencio de los más incómodos. Cuando terminamos, él salió por la puerta. Iba con la cabeza gacha... Me destrozaba verlo así, y más por mi culpa...

- Hassan, vámonos.- Dijo. Se llevó al niño.

Ahí fue cuando respiré tranquila. Cojí mi teléfono y me senté en el sofá de la sala. Revisé mis mensajes y llamadas perdidas.

Algunas llamadas y algunos mensajes eran de mi jefe. Los mensajes decían que si tenían alguna pista de algo que nos pudiera ayudar a encontrar a ese hijo de pu*ta. Otras llamadas eran de Rubén, decía que me echaba de menos.

Seguía revisando hasta que me topé con una llamada perdida. De un número oculto. Tenía un mensaje de voz...

- Querida Ela... No te arriesgues. O consecuencias terribles acabarán sucediendo...

Esto es extraño. ¿Es el Gran Hacker? En todo caso. ¿Cómo sabe mi número? ¿Y a qué se refiere con las "terribles consecuencias"?

Entre tanto pensar decidí llamar a mi jefe. Debía informarle sobre lo sucedido.

- ¿Si?- Dijo el jefe después de los tres pitidos de la llamada.

- Señor. Es urgente.- Conteste.

-E... Ela. ¿Estás bien? ¿Hay algún problema?- El jefe se notaba preocupado.

- Lo cierto es que si. Tengo un problema.

- Te escucho.- Contestó más calmado.

- Verá... Estoy aliada con un agente de la CIA. El agente Adriel Espinosa. Durante mi alianza, he avanzado muchísimo en el caso con él. Hasta el punto de averiguar el paradero del Gran Hacker, y algunos de sus aliados. Pero hasta hace aproximadamente unos días, no dejan de llegarme amenazas de que como no pare con la investigación, algo malo sucederá. Me sucederá.- Terminé de contar mi relato.

- ¿Tienes miedo?- Preguntó. Obvio que temía por mi vida.

-Esto... yo...

- No hace falta que contestes. Es claro. Pero dejame decirte, que yo también fuí un chico, así cómo tú. Yo también temía por mi vida, y por la vida de la persona que amaba. Pero cojí las riendas de la situación. Y pude proteger a muchas personas. Y bien, si que no fuí la mejor persona de mundo haciendo lo que hice, y que no pude evitar del todo ese peligro mundial. Pero luché, luché por lo que quería. Por que si no luchamos en esta vida, no tenemos nada. Ponte los pantalones en la situación Ela, coje las riendas y sé valiente, porque tengo fe ciega en ti.- Sus palabras me conmovieron a tal punto de echar unas cuantas lágrimas. Su voz era cálida como la de un padre.

- Gracias por el consejo señor.- Dije. Noté que sonrió por el otro lado de la linea.

- Gracias a ti, querida. Y por favor, hazme un favor.- Dijo.

- Usted dirá...

- Tan solo tuteame. ¿Si? Tengo mucha confianza contigo.- Dijo. Quedé de piedra.

- Esta bien Harold...- Corté la llamada.

Hacker| rdgDonde viven las historias. Descúbrelo ahora