Capítulo 25

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No sabía que hacer, él después de todo me abrazó. Le correspondí el abrazo y nos quedamos mirando a los ojos unos instantes.

-No se... como agradecerte que me salvarás de morir.-sentía su mirada sobre la mía.

Era un momento perfecto, pero quedé paralizada ante el sonido del movil.

Fuí a contestar. En la pantalla ponía "Jefe." ¿Qué querrá? Me fui a una habitación alejada de Ruben y contesté.

-¿¡Danyela!? ¿Eres tú? ¿Estás bien?- dijo. Se le notaba más nervioso que de costumbre.

-Si, soy yo jefe. ¿Qué quería?-dije. Este soltó un suspiro y se le notaba más relajado.

-Solo quería comprobar que seguías con vida. Llevo desde ayer en la tarde llamando.-dijo. Se me encogió el corazón en tenerlo preocupado.

-Lo... lo siento jefe. No volverá a ocurrir. Siento preocuparle.-dije. Pude notar que sonreía por el otro lado de la linea.

-No hay problema. ¿Averuguaste algo nuevo?-dijo.

Yo me decidí a contarle unos datos que encontré con Adriel por la red. Se alegró más de lo normal y diciendome un "buenas noches 662" colgó el teléfono.

No entendí el porqué estaba tan preocupado por mí. Pero aún así, con mi duda interior y una sensación extraña en el pecho fuí donde Ruben para seguir cuidandole.

-¿Estás bien?-preguntó cuando entre en la habitación. Quizás debía haber sido más discreta con la cara que llevaba.

-Perfectamente... es solo que... bueno...-se me trababan las palabras. No solía pedirle disculpas a nadie, por eso mi orgullo me podía más que nada.

-¿Que ocurre?-dijo. Yo estaba al borde del llanto. Pero no lloraría delante de él.

-Lo siento.-dije.-por mi culpa podías haber muerto.-susurré lo último y él me miró con duda.

-Hey...-me levantó el mentón para que lo mirara.-Nada es lo suficientemente fuerte como para morir.Solo fue un susto. Yo se que pasas por algo en tu vida. Se que no estás bien. ¿Crees que no ví tus cortes en las muñecas? Claro que los ví, por eso yo te voy a ayudar ¿ok?-dijo. Suavemente aparte su mano de mi mentón y lo miré. No podría sospechar de él jamas.

Asentí y agradecí por su ayuda. Y ahora lo tenía todo un poco más claro. Con él a mi lado nada podrá pasarme. Intentaran separarnos, pero quien no arriesga no gana.

Me ofrecí a que se quedará el tiempo que quisiera en mi casa, ya que así, si alguien quería hacerle algo, estaría yo para defenderle. Él me dió la llave de su casa (que estaba al lado) para que cuidara de las gatas. Limpié un poco el salón y acomodé el lugar de descanso de los gatos. Cojí del armario de Ruben algo de ropa y su movil con el cargador y lo metí en una bolsa.

Cuando salió de su habitación me paré frente a una habitación con sus puertas cerradas. ¿Que raro? No recordaba haberla limpiado.

Entré a la habitación, en esta había un monitor y un ordenador. La habitación estaba llena de colores gracias a los posters de animé de sus paredes. Tenía estanterías llenas de juguetes y comics. No pude evitar sonreir a tal sentimiento infantil que sigue teniendo Ruben.

Sin más distracciones, cojí la bolsa y fuí hacia mi casa.

-Ya estoy aquí.-dije. Pasé a la habitación de Ruben, le dejé la bolsa de ropa que le traje.

Él se cambió miestras yo salía de la habitación para darle algo de espacio...

Le hice la cena, se la tomó y estuvimos hablando toda la noche de cosas random, hasta que el cansacio le pudo. Le arrope como pude, apagué la luz y me levanté para ir al sofá.

-Ela.-me dí la vuelta.-Quedate...

-Ruben, yo iré al sofa. Dormirás mejor aquí.-dije. Él me miró con los ojos abiertos como platos.

-No podré dormir si no es contigo.- dijo-Por favor, quédate.

Sin más que hablar me puse a dormir en uma esquina de la cama. Un poco alejada de él y a espaldas. Hasta que me abrazó por la cintura con su respiración en mi cuello. No se en que momento me quedé completamente dormida, pero se sentía maravillosamente.

"Eres la luz que ilumina mis días"

Desperté sobresaltada. Otra vez esas malditas visiones. Ruben estaba detras mía haciendo mimos en mi pelo. Hice como si no hubiera despertado, pero fue inútil.

-Se que estás despierta... y que si no estuviera así no me dejarías mirarte por las mañanas-dijo. Al instante, me puse colorada como un tomate.

Hacker| rdgDonde viven las historias. Descúbrelo ahora