18/04/1937

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Querida yo del futuro:

Estoy contenta y triste a la vez. Madre ha vuelto a empeorar y ha tenido que venir el médico para decirme lo que ya rondaba por mi cabeza; que si seguía así moriría.  Por esa razón he tenido que pedirle a Doña Eulalia que cuidara de ella mientras hacía los recados del día.

Doña Eulalia era una vecina viuda desde hacía unos años que vivía encima nuestra.

Realicé los recados de madre y volví a casa con la bolsa medio vacía por la poca comida que había podido comprar. 

-Señorita- escuché detrás de mi.

Algo patosa, me he girado sin saber quien era.

Aurel corría para acercarse a mi.

-¿Puedo acompañarla a casa?- Preguntó sonriendo.

Sonreí y asentí aceptando.

-Va a pensar que estoy un poco loco, pero me gustaría tener una cita con usted.

- No es buena idea en estos momentos- dije.

-¿Por qué?

- Mi madre está enferma y debo cuidarla.

Llegamos a la puerta de casa.

-Si tuviéramos una cita podrías descansar un poco, y será bueno para ti.

-No puedo ahora Aurel, quizás más adelante.

-Hasta que no aceptes no voy a moverme de aquí.- Hizo una mueca de enfadado.

-Hasta otro día Aurel. - Dije sin hacerle caso.

Después de esta pequeña y bonita escena, seguí haciendo las tareas para matar el tiempo tan aburrido, pero debo admitirlo, de vez en cuando he mirado por la ventana deseando que siguiera allí, y sí, seguía.

Ya por la noche, mi padre ha regresado algo cansado.

-¡Lucía!- Me llamó nada más entrar.

Corrí a la puerta y me coloqué delante de él para ver que quería. 

-Hay un chico en la calle esperándote, sal y dile algo, porque va a coger frió. 

Salí a la calle, y sí, tenía razón; hacía bastante frió. 

-Aurel márchate.

-Te he dicho que no me iría hasta que aceptaras. 

-Vas a congelarte.

- No pienso moverme de aquí.- Dijo retándome.

Me acerqué a él, y si, intenté empujarle, pero no iba a servir de nada, así que al final tuve que decir cinco palabras de las que no sabía si me arrepentiría:

- Qué día sería la cita.- Pregunté casi en un susurro.

-Cuando tú quieras señorita.- Contestó con una pequeña mueca.

Sonreí y bajé la cabeza aceptando de esa forma su invitación.

Xx

Cartas a mi yo futuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora