06/05/1937

117 12 0
                                    

       Querida yo del futuro:

       No hacía ni una semana que madre se había marchado y padre parecía que había vuelto a su rutina habitual; se levantaba por las mañanas, me besaba, se marchaba, regresaba por la tarde cenábamos y nos íbamos a dormir.

       Mi rutina en cambio si que había cambiado, y bastante. Cada mañana después del desayuno iba a hacer las tareas que madre había dejado al marcharse, compraba algo para comer y después iba al cementerio donde rezaba dos ave maría y tres padres nuestro a la tumba de mi madre. Seguidamente regresaba a casa, hacía la comida, comía y mataba las horas por la tarde esperando al regreso de padre. 

       Esta rutina era un poco más amena de lo que parecía ya que Aurel no me dejaba sola ni un segundo. Me ayudaba con las tareas de casa, y eso que no era la suya, me ayudaba a cocinar, aunque siempre hacía lo mismo y por las tardes acabamos saliendo a pasear porque estar encerrada en casa me ponía enferma.

       Esta tarde por primera vez Aurel me ha llevado a ver su piso. Está un poco a las afueras de la ciudad, pero perfectamente se puede ir andando. Es algo pequeño, dos habitaciones, un cuarto de baño, un pequeño comedor con una sala de estar y una cocina un poco pequeña pero perfecta si vives solo.

        De regreso a casa Auel me dijo:

        -Tendrías que venirte me a vivir conmigo.

        -No puedo dejar a padre solo, a demás, no está bien que un hombre y una mujer vivan juntos si no están casados. - Dije un tanto colorada.

       -Tienes razón.- Agachó la cabeza, besó mi mejilla y empezó a andar sin mirar hacia atrás. 

       Le diría que se casara conmigo aunque hace poco tiempo que lo conozco. Lo tiene todo y no me importaría pasar el resto de mis días junto a él. Pero para casarme con él, primero tendría que aprobarlo mi padre, y después de la muerte de madre, no se si realmente está para eso.

Xx

Cartas a mi yo futuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora