17/05/1937

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Querida yo del futuro:

Sin duda alguna, la parte más difícil de todo el proceso que conlleva una boda es decírselo a tus familiares. Es verdad que a mí solo me quedaba uno. Pero mi padre era sin duda alguna el familiar más cabezón que había podido encontrar. 

Por esa misma razón tuve miedo cuando Aurel vino a mi casa a las doce de la mañana con un precioso anillo pequeño de oro en su bolsillo. Tuve que sentar a mi padre en la silla de la cocina diciéndole que necesitaba levantarse y que estar con nosotros sería lo mejor para su triste estado de salud. 

Aurel parecía mucho más nervioso que yo. Le costó bastante entrar en casa y más aún entrar en la cocina. Literalmente, tuve que arrastrarlo para que se sentara al lado de mi padre. Él, en cambio, se puso muy contento al ver a Aurel entrar por la puerta; supongo que fue porque empezaba a dudar de que Aurel y yo continuáramos juntos.

Nunca voy a olvidar el momento en el que me senté al lado de Aurel y este empezó a pronunciar las palabras más bonitas que una mujer puede escuchar.

-Señor,- dijo mirando a mi padre- cuando llegué aquí, no tenía pensado enamorarme. De echo, intenté no hacerlo. Pero su hija me robó el corazón desde el primer momento que posó sus ojos en mí. Ella es la mujer con la que quiero compartir el resto de mis días, pero el único que puede decidir eso es usted. Así que, qué dice, me concede el honor de casarme con su hija.

Padre se quedó callado sin creer aquello que estaba escuchando. Nos miró a ambos buscando alguna explicación más para poder entender todo aquello, cuando entonces añadió:

-Hija,¿estás embarazada?

Negué con la cabeza.

-Debo decir que todo esto me ha llegado por sorpresa. Te conozco, hija mía, y se que si habéis llegado hasta aquí es porque es lo mejor. Tenéis toda mi bendición. Se que seréis muy felices.

No pude creerme todo aquello que había dicho mi padre hasta que volvió a la cama y nos quedamos Aurel y yo solos de nuevo. En ese momento Aurel sacó el diminuto anillo, se arrodilló y pronunció las palabras '' ¿quieres casarte conmigo?'' que hicieron que saltara a sus brazos y le dijera que si un millón de veces.

Se que jamás voy a arrepentirme de esa propuesta. Lo quiero mucho, demasiado, y se que siempre serás así.

Xx

Cartas a mi yo futuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora