01/05/1937

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Querida yo del futuro:

Hay veces que la vida no te da lo que realmente uno quiere. Yo solo quería que madre se curara y se pusiera buena para que pudiera volver a ser ella misma. 

Esta madrugada madre ha muerto a sus cincuenta años y se ha llevado con ella toda nuestra alegría. 

Padre dormía cuando de repente madre ha empezado a moverse dándole convulsiones, ha intentado reanimarla como hacen con los pobres que caen en la guerra, pero nada ha servido. 

Cuando Aurel ha llegado esta mañana a casa se ha encontrado con un cúmulo de vecinas que iban de negro y con su rosario en la mano. 

A madre la he vestido con su vestido negro y su rosario entre las dos manos, con sus calzas oscuras y sus zapatos negros. He cepillado su pelo y le he puesto un poco de maquillaje de ese que tenía de cuando era joven para que no pareciera tan amarilla como realmente estaba. 

Cuando Aurel ha entrado en casa y me ha encontrado lo primero que ha hecho ha sido abrazarme tan fuerte como ha podido.

-Nunca voy a dejarte.- Me ha susurrado sin que ninguna vecina lo escuchara.

Se que todas las vecinas se nos han quedado mirando, al igual que se que más de una nos ha mirado con mala cara. Pero en esos momentos no me importaba, no necesitaba a ninguna de ellas en mi casa, de echo, no quería a ninguna de esas señoras aquí. Quería estar a solas con Aurel para que me consolara como solo él sabe hacerlo. 

Padre volvió por la tarde, y entonces, entre Aurel, él, y algunos pocos maridos de las vecinas bajaron a mi madre hasta el cementerio donde la enterramos.

De vuelta a casa, Aurel no ha podido separarse de mí en ningún momento. Padre no podía más y ha tenido que entrar en casa nada más llegar. 

-Chicos, haced lo que queráis. Sois mayores para decidir lo que debéis hacer. Me voy a dormir.

No podía quedarme sola, si lo hacía, no sabía si al día siguiente sería capaz de levantarme. 

-Es mejor que entres con tu padre.- Dijo Aurel.

-No puedo. No quiero quedarme sola.- Dije entrecortadamente.

- Lucia, debes ser fuerte y por mucho que quiera, yo no puedo ser fuerte por los dos. Yo también le había cogido mucho cariño a tu madre en muy poco tiempo. 

-Quédate esta noche conmigo.- Dije casi en un susurro.

-Lucia, sabes que no...-no le dejé acabar.

-Por favor Aurel- le pedí en un susurro.- No me dejes sola.

Aurel zarandeó la cabeza sin saber muy bien que hacer. Lo miré con un  "por favor" en mis ojos suplicándole para que no marchara.

Al poco tiempo dijo:

-Será mejor que entremos. 

Abrí la puerta de mi casa y subimos a mi habitación. 

Sabía que en esa noche no ocurriría nada. No estaba preparada ni siquiera para cerrar mis ojos e intentar dormir. Si le había dicho a Aurel que durmiera conmigo era porque necesitaba a alguien a quien agarrarme y sentir que mi mundo todavía no se había caído. 

Ahora madre estaba junto al pequeño de la casa en un lugar mejor, lo sabía.

Siempre estarás en mi corazón madre.

Xx

Cartas a mi yo futuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora