20/10/1939

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Querido Aurel:

Cada vez me cuesta más escribirte una carta porque todas y cada una de ellas acaban regresando a mí a las pocas semanas. No se donde estas. Aquí todos te necesitamos.

Estos criando a nuestros hijos sola. Tengo miedo a que el día de mañana me pregunten por su padre y solo pueda decirles que se marchó para no regresar y que no se donde está, si es que sigue vivo.

Cuando voy por la calle, todo el mundo me pregunta qué ha sido de ti; si has muerto, si te has ido para no regresar, o si has vuelto pero nunca sales de casa.

Por las noches, sueño contigo con la esperanza de recordar como me abrazabas y como me besabas. Pero es como si el paso del tiempo comenzara a afectar a mi cabeza y hay veces que no consigo recordar más de lo que ocurrió hace dos días. Ya no recuerdo casi el contacto de tus manos sobre mi cuerpo, ni la forma en que me besabas, y por mucho que intento recordarlo, mi mente lo ve muy lejos; demasiado.

Te extraño demasiado Aurel.

Te quiero.

X.x

Cartas a mi yo futuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora