Cartas a mi yo futuro

19/11/1938

Querida yo del futuro: 

Mi vida estos meses parece estar llena de una felicidad que jamás había contemplado. Blanca está cada día más grande aunque solo han pasado unos pocos meses desde que nació y cada día está más unida a su padre.

Cada mañana Aurel la coge y le da un pequeño beso en su diminuta frente antes de dármela para que le de la leche. Después de esto, cuando Aurel se ha ido ya a trabajar, cuelgo a Blanca de mi espalda con unas cuantas telas y juntas empezamos a limpiar la casa hasta que se vuelve a quedar dormida o hasta que se pone a llorar porque quiere volver a comer. Le están empezando a salir los dientes, por eso últimamente llora bastante. Después de su comida, y la mía, nos tumbamos en la cama. Yo me pongo en mi lado de la cama y ella se pone en el de su padre y ambas nos dormimos hasta que llega Aurel; más o menos las cinco de la tarde. Después de esto, Aurel se lleva a la pequeña a jugar al comedor con alguno de los juguetes que le compra. Cada semana le trae algo distinto; una pelota, una muñeca, un peluche... Cuando acabo de hacer la cena, llamo a Aurel, quien deja a la pequeña por unos segundos en la cuna para reunirse conmigo y cenar juntos. Nos contamos lo que hemos hecho, aunque él es el que suele contarme más cosas. Al acabar, me acerco a la habitación de la niña y le doy su cena antes de acostarla y cantarle una nana. 

Cuando no hacemos algo de nuestra rutina, Blanca se pone a llorar durante horas hasta que ya no le queda ni una sola lágrima más por derramar.

Pero las buenas noticias no acaban, y es que estoy otra vez embarazada. Todos dicen que esta vez va a ser un niño, aunque no está nada claro. Estoy muy contenta porque la pequeña Blanca tendrá a alguien con quien compartir su tiempo y no estar sola si nos pasara algo. 

La idea de volver a ser madre me entusiasma y me da miedo, porque aún nos estamos acostumbrando a Blanca. 

Espero que para cuando nos queramos dar cuenta, el nuevo o la nueva miembro de la familia esté ya con nosotros. 

Xx