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― ¿Cómo te fue? ―preguntó Eri apenas salí del salón.

― Todo cuadró ―sonreí―. Espero que me vaya bien.

― Si te cuadró, te irá bien ―me animó.

Asentí y las dos caminamos a la facultad de ingeniería, Erika iba a llevarle el almuerzo a su novio.

Cuando llegamos al edificio de biomédica, de inmediato Eri corrió al salón de Rodrigo y en cuanto a mí, bueno, yo iba a mi paso normal tras ella. El salón de Rodrigo era el último y cerca de este había una gran ventana, a veces abierta, a veces cerrada. Hoy se encontraba abierta.

Me asomé por la ventana y sólo vi árboles, muchos árboles. El aire estaba fresco y comenzaba a oler a tierra mojada, seguro llovería.

― ¡Hey! ―gritaron y sentí un par de rodillas detrás de las mías.

― ¡¿Qué te pasa idio... ¡Bryan! ―exclamé cuando me di la vuelta y me encontré con mi mejor amigo.

― Ya, enojona ―hizo un mohín y luego pasó su brazo derecho sobre mis hombros.

― Pues no es muy agradable que te hagan eso ―me quejé.

― Ya, perdón. Tienes razón ―dijo apretándome a su cuerpo―. Por cierto, hoy no podré acompañarte a casa.

― ¿Qué? ¿Por qué? ―fruncí el ceño.

― Tengo un par de trabajos que hacer ―respondió.

Asentí con la cabeza y luego los dos nos quedamos en silencio.

― ¡Diana! ―gritó Eri saliendo del salón de su novio― Ah, hola Bryan ―sonrió y se acercó para besar su mejilla.

― Qué tal, Eri ―sonrió él.

― Si quieres ya vámonos ―propuso ella.

― Claro ―asentí y me giré para ver a Bryan―. Hablamos luego ¿sí? ―él asintió y sonrió―. Vale, te quiero ―me acerqué para besar su mejilla y luego me fui con Erika a la biblioteca. Tendríamos las próximas dos horas libres y queríamos aprovechar para estudiar un poco y resolver dudas.

+ + +

El camino a casa fue bastante aburrido. No tener a Bryan a mi lado diciendo infinidad de tonterías me ponía de un humor triste, me había acostumbrado a su compañía y quizás, en cierto modo, eso estaba mal. Pero qué culpa tengo yo, nunca tuve hermanos con quien convivir porque mis papás así lo decidieron, sólo éramos mi mamá, mi papá (que a veces se encontraba en casa) y yo. Ni siquiera tenía familia que viviera cerca de nosotros. Bryan es ese hermano que nunca tuve.

― ¡Ya llegué! ―anuncié apenas entré a la casa. Cerré la puerta tras de mí y le puse doble llave―. ¿Hola? ¿Mamá?

Al no recibir respuesta de mi mamá, decidí ir a la cocina, si había salido seguro había dejado una nota.

― Ahí estás ―susurré y me acerqué al refrigerador para leer la nota que se encontraba sujetada con un imán.

Diana,

Fui al supermercado a comprar un par de cosas que hacen falta. Hay comida en el refrigerador, yo llegó después de las siete.

¿Después de las siete? ¿Pues a donde se fue y que es eso que hace falta?

Abrí el refrigerador y saqué un par de tupper que tenían comida adentro. En uno de ellos había arroz y en el otro había consomé. Calenté la comida y más tarde ya me encontraba en la mesa comiendo.

No Angel | Alan Navarro |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora