22

1.2K 153 36
                                    

Jamás me había sentido tan mal antes.

― Diana, te traje un poco de comida ―dijo Eri sentándose a mí lado―. Come.

― No tengo hambre ―sonreí débilmente.

― Es que no te pregunté si tenías hambre ―soltó molesta―. Come.

Asentí y alcancé el plato con enchiladas verdes que me había traído.

Había pasado una semana desde que habíamos vuelto de Valle de Bravo y en todo este tiempo no había hablado con Alan y eso afectaba mi estado de ánimo.

Al principio todos pensaron que sería algo pasajero pero ahora hasta me costaba trabajo comer.

― ¿Comió? ―preguntó mi mamá asomándose por la puerta de mi habitación. Eri se limitó a asentir mientras yo metía otro trozo de tortilla a mi boca.

A decir verdad las enchiladas estaban muy ricas.

― Gracias, Eri ―dijo mi mamá cerrando la puerta.

― ¿Vas a contarme que pasó en Valle de Bravo?

No había hablado con nadie acerca de lo que le había dicho a Alan aquella noche frente a esa fogata pero todos intuían que el hecho de que Alan negara cualquier contacto conmigo, era debido a algo que había pasado allá y estaban en lo correcto.

― Diana ―miré a Eri y en ese momento metí otro trozo de tortilla pero esta vez con un poco de pollo―. Si no nos dices, no podremos ayudarte.

No es que no quisiera decirle, es solo que me avergonzaba un poco hablar sobre lo que sentía. Decir esas dos palabras era algo muy importante para mí y sabía que era algo pronto decirlas pero el sentimiento hacia él, era verdadero.

Eri dejó de insistir y apenas terminé de comer, se fue.

+ + +

Dos, tres, cuatro, cinco llamadas y no sé cuántos mensajes. No había respuesta por parte de Alan y mi desesperación crecía más y más.

Lo que sea que tenía con Alan, lo había arruinado en un par de segundos con solo dos palabras.

― Diana ―dijo mi mamá entrando a mi habitación―, necesitamos hablar.

― ¿De qué? ―fruncí el ceño y dejé el teléfono sobre mi mesita de noche.

― No lo sé ―se sentó al borde de mi cama―. Te escucho.

No podía mentirle a mi mamá así que comencé a contarle lo que había pasado. Incluso le conté de nuestro pequeño encuentro en el bosque.

― No sé qué hacer ―hice una mueca―. Lo he llamado un millón de veces y no responde. El otro día fui a su casa y su hermana me dijo que no estaba. Alan me está evitando.

― Mira, falta poco para volver a la universidad ―tomó mi mano―, esa puede ser tu oportunidad para hablar con él.

― Mamá, ¿crees que hice mal en decirle que...?

― ¿Lo amas? ―asentí― Hiciste lo correcto.

El resto de la noche estuve viendo películas. Necesitaba algo que hiciera que Alan saliera de mi mente aunque solo fuera por un par de horas.

+ + +

Desafortunadamente el fin de semana terminó demasiado rápido y yo tenía que volver a la universidad.

― ¿Segura que estás bien? ―preguntó Bryan cuando se estacionó para que me pudiera bajar.

― Menos mal que no estoy en tu facultad ―sonreí y me desabroché el cinturón―. Te veo más tarde, Kim.

― Así me gusta ―sonrió y salió del estacionamiento de mi facultad.

Caminé hasta mi salón y me encontré con Eri quien estaba sacando un par de cosas de su mochila.

― Hola ―saludé.

― Diana, qué bueno verte ―sonrió y se acomodó sus lentes.

― Bueno, el estudio me llama ―solté una risita.

Estuvimos hablando de los exámenes que habíamos tenido antes de salir de vacaciones hasta que el profesor de contabilidad entró al salón y comenzó con su clase.

― Oye ―susurré y Eri me miró―, ¿me acompañas a la facultad de Bryan?

― ¿Vas a buscar a Alan? ―asentí apenada.

Apenas terminó la clase, Eri y yo salimos corriendo a la facultad de Bryan.

― Mientras iré a ver a Rod ―anunció Eri y yo asentí.

Me acerqué al salón de Bryan y me asomé sigilosa y cuando vi a Alan en el fondo hablando por teléfono, entré.

― Hey ―dije tocando su hombro.

― Eh, hola ―dijo Alan sin mirarme.

― ¿Podemos hablar?

― En realidad no ―negó con la cabeza y me hizo a un lado. Esta vez no se escaparía así que salí tras él.

― ¡Alan! ―grité llamando la atención de un par de personas en el pasillo menos la de él―. ¡Alan! ―grité nuevamente pero no me hacía caso. Corrí hacia él y lo agarré del brazo.

― ¡¿Qué quieres?! ―gritó haciendo que diera un paso hacia atrás. Se veía muy furioso.

― Hablar contigo ―dije en voz baja―. ¿Por qué no respondes mis llamadas?

― He estado ocupado ―evitó mi mirada―. No quiero que me sigas llamando, ¿de acuerdo? ―fruncí el ceño.

― ¿Qué?

― Eso ―me miró―, me molesta que me llames. No lo hagas.

Y sin más, se dio la media vuelta y se fue.

+ + +

¡Hola lil' nuggets!

Capítulo corto porque yo mando aquí.

No es cierto. Es porque el siguiente capítulo tiene muuuuuuuuucha información ¿ah?

Bueno, espero que éste les haya gustado♥

Gracias por leer y comentar.

Estamos a nada del capítulo final :(

Las quiero.

Paz.

No Angel | Alan Navarro |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora