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― ¡Es veintinueve de febrero! ―grité bajando las escaleras―. ¿Sabes lo que eso significa? ―pregunté entrando a la cocina.

― No, ¿qué significa? ―preguntó mi mamá.

― No lo sé, esperaba que tú me lo dijeras ―sonreí y solté una risilla.

― Lamento defraudarte ―dijo ella con un tono de sarcasmo en su voz―. Por cierto, llamó Alan.

― ¿Alan? ―asintió―. ¿Cómo es que tiene el número de teléfono de la casa?

― No se lo pregunté pero dijo que checaras tu celular.

Corrí escaleras arriba para llegar a mi habitación y agarrar el celular.

Alan el chico de la malteada

Bella Durmiente, paso por ti a las 11 en punto. 8:46 A.M

¿Es en serio? Planeaba estar todo el día en pijama. 9:37 A.M

Sí, así que debes apurarte. 9:38 A.M

Igual si te vas en pijama no hay problema. 9:38 A.M

Te odio, Alan. 9:39 A.M

Bajé a la cocina nuevamente y apenas llegué mi mamá me miró.

― Va a pasar por mí a las once ―solté sin más y alcancé el vaso de leche.

― Algo así me dijo. Ve a alistarte.

― Necesito desayunar, mamá.

Ella asintió y me dejó terminar mi desayuno.

Volví a mi habitación y saqué todo lo necesario para después de bañarme. No tenía idea del lugar al que me llevaría Alan así que opté por unos jeans, una blusa blanca y mis tenis negros. En cuanto a mi cabello, solo lo até en una coleta alta y no me maquillé. Bueno, me puse un poco de rímel y labial.

Miré el reloj en mi pantalla y vi que eran casi las once.

― Veré un poco de tele ―anuncié sentándome en el sillón.

Le di la vuelta a los canales unas tres veces y no encontré nada que me llamara la atención.

― Solo deja un canal ―me regañó mi mamá y agradecí que en ese momento sonara el timbre.

Me acerqué a la puerta y me asomé por la mirilla, era Alan.

― ¿Lista? ―asentí―. Bueno, vámonos.

― Deja me despido de mi mamá ―dije emparejando la puerta―. Te veo más tarde.

― Vayan con cuidado ―dijo mi mamá acercándose a la puerta.

Alan y yo asentimos, después nos subimos al auto y lo puso en marcha.

― ¿A dónde vamos? ―pregunté conectando mi iPod al auxiliar.

― Solo un par de canciones de boybands ¿de acuerdo? ―asentí.

Puse un par de canciones de 5SOS y One Direction, luego fue música de varios artistas. El trayecto se estaba haciendo algo largo y comenzaba a darme sueño.

― Alan, ¿podemos hacer una parada en alguna tienda de autoservicio? Tengo mucha hambre ―me quejé y me moví sobre el asiento. Seguro ya llevábamos como una hora en el auto.

― Diana, ya casi llegamos. Cinco minutos más ¿de acuerdo? ―gruñí ante su respuesta y cerré los ojos.

Tal como dijo Alan, cinco minutos después se encontraba aparcando el auto. Habíamos llegado a una especie de parque ecológico en dónde había muchas atracciones como remar, tirolesa, bicicletas, paseos en un pequeño tren que te daba un recorrido por todo el parque y una zona en donde había food trucks.

No Angel | Alan Navarro |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora