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La peor época del mes había llegado.

― Mamá, no quiero ir ―alegué―. En serio me duele ―dije abrazando mis piernas.

― Esto te pasa cada mes, ya deberías saber controlarlo ―hizo una pausa―. Además ya estás en la universidad, deja de comportarte como una chica de secundaria que busca excusas para no ir a clases. Te quiero ver en diez minutos abajo y desayunando.

― Diez minutos es muy poco ―me quejé―. Bajo en media hora.

― Lo que sea, solo baja.

La escuché cerrar la puerta de mi habitación y con mucha pesadez me levanté de la cama.

En estos días odio tener que ser una chica.

Agarré lo necesario para irme a duchar y cambiarme.

― Ya vine ―anuncié entrando a la cocina.

― Creí que iba a tener que arrastrarte fuera de la cama ―soltó una risita y sacó un plato de una de los gabinetes de la cocina.

― Eres una exagerada ―me burlé y saqué una taza para que mi mamá me sirviera leche.

Durante el desayuno estuve hablando con mi mamá acerca de Alan. Últimamente nuestras conversaciones giraban alrededor de Alan y mi no relación con él. En realidad últimamente todo era acerca de Alan; platicas, bromas, salidas, todo.

― Debo irme o llegaré tarde ―dije saliendo del baño después de lavarme los dientes.

― ¿No viene Bryan por ti? ―negué―. ¿Por qué?

― No sé, me dijo que tenía que hacer algo más ―me encogí de hombros―. Te veo más tarde y si ves a papá dile que lo quiero.

Salí de la casa y me acerqué a la parada de autobús.

El trayecto a la universidad fue muy aburrido pero afortunadamente no fue tan largo como creí. Me encontré con Erika a la entrada y nos hicimos compañía en el trayecto a la facultad.

― ¿Cómo vas con Rodrigo? ―dije mientras me acomodaba la mochila.

― De maravilla, te juro que lo amo ―sonrió de oreja a oreja―. Por cierto, Bryan me dijo que ya hizo la reservación para las vacaciones de semana santa.

― ¿En serio? ―fruncí el ceño―. No me ha comentado nada.

― Qué raro, ¿no has hablado con él?

― Sí, hablamos ayer por la noche.

― Seguro se le pasó ―sonrió―. ¿Cómo van las cosas con Alan?

― Un poco extrañas.

Desde que le había dicho a Alan que lo quería no habíamos hablado. Había estado enviándole mensajes, mensajes que no se había tomado la molestia de responder.

Su actitud ya me estaba cansando.

+ + +

Las clases habían pasado muy aburridas. El periodo de exámenes estaba cerca al igual que las vacaciones y los profesores comenzaban a echar flojera, ¿qué no se supone que deberían explotarnos?

― ¿Te irás con Bryan? ―preguntó Eri guardando sus cosas.

― No ―negué―. Pero iré a su casa, anda raro. Voy a ver qué pasa.

― Oh ―soltó―. Bueno, mañana me cuentas como te fue ―sonrió y luego besó mi mejilla para salir del salón y encontrarse con Rodrigo quien la esperaba afuera.

No Angel | Alan Navarro |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora