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Las vacaciones tan esperadas por fin habían llegado y no podía sentirme más feliz y libre.

― ¿Segura que ya llevas todo? ―preguntó mi mamá por milésima vez.

― Mamá, estoy muy segura ―sonreí y le mostré la lista que había hecho―. Ves, ya palomeé todas las cosas.

― Cualquier cosa me llamas ―dijo mirándome seria y en ese momento se escuchó el claxon de un auto.

― Llegó Bryan ―agarré mi maleta y entonces el timbre sonó.

― ¿Lista? ―preguntó Bryan apenas abrí la puerta. Asentí―. Vamos.

― Cuídala mucho ―dijo mi mamá.

― Como a mi propia hermana.

― Bueno, con cuidado.

Me despedí de mi mamá por enésima vez y luego caminé hasta el auto de Bryan. Abrí la cajuela para meter mi maleta y luego nos subimos al auto.

― ¿Vamos a pasar por alguien? ―pregunté mientras conectaba el auxiliar a mi iPod.

― Por Alan. Eri y Rodrigo van a llegar allá ―me limité a asentir y luego busqué una lista de reproducción.

El trayecto a casa de Alan se hizo eterno porque había muchísimo tráfico pero por fin llegamos.

―No música de boybands ―se quejó Alan apenas se subió al auto.

Estaba escuchando 5SOS.

Not your car my friend ―solté y subí el volúmen.

― Muy bilingüe ¿huh? ―lo vi arquear las cejas por el espejo retrovisor.

― Por supuesto ―sonreí.

Debo admitir que a pesar de que me sentía muy cansada y con sueño, no me dormí ni siquiera cinco minutos. Mi mirada se mantuvo en la carretera durante todo el camino; en cambio Alan estaba casi muerto en el asiento de atrás.

― ¿Qué ves? ―preguntó Bryan al ver que no apartaba mi mirada del retrovisor por donde veía a Alan. Me limité a sonreír como una idiota―. Te gusta mucho ¿verdad?

― Pues si ―asentí―. ¿Está eso bien? Tú lo conoces más que yo. Puedes darme tu opinión.

― Creo que tú lo conoces más que yo ―dijo sin apartar la mirada de enfrente―. Se ve feliz y tú también.

― ¿Eso es bueno? ―asintió.

― Me gusta que seas feliz ―me miró rápidamente―. ¿Cómo va lo de tus padres?

― Meh ―me encogí de hombros―. No quiero preocuparme por eso. Es su asunto y yo respeto todas sus decisiones. ¿Ya casi llegamos? ―cambié de tema antes de que la situación se pusiera incómoda.

― Ya llegamos ―dijo girando a la derecha.

La entrada a las cabañas era completamente de tierra y había bosque alrededor. Primero llegamos a lo que era la recepción y Bryan le dijo a la chica que había reservado hace un par de semanas. La chica le entregó un juego de llaves a Bryan y le dijo que en un momento alguien nos guiaría hasta la cabaña.

― Qué hermoso lugar ―exclamé cuando me bajé del auto. Era una cabaña algo grande pero supongo que estaba bien para nosotros ya que éramos cinco.

A la entrada había una pequeña fuente y un par de metros más lejos había una mesa con sillas alrededor

― Primero hay que instalarnos y luego vemos que hacer ―dijo Bryan abriendo la puerta de la cabaña―. Tú duermes conmigo ―señaló a Alan y se lo llevó por un pequeño pasillo.

No Angel | Alan Navarro |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora