¡PERRAS! Nuevo comienzo. (P#2) (BORRADOR)

¿por que no podía hacer lo mismo yo? y ser una perra.

Jonatha había dejado de estar serio conmigo para volver a su habitual humor de alegría, y volvía a ser bromista conmigo, luego de desayunar fuimos a recorrer el club para terminar de pie frente al mar, habían tantas cosas para hacer sin embargo siempre nos sentíamos atraídos al mar, supongo porque a los dos nos gusta la calma.

Me encontraba acostada sobre una toalla escuchando música cuando Jonatha llegó escurriendo agua a sentarse a mi lado.

—¡¡Jonatha no!! Que me mojas —me queje cuando tomo una toalla para secar su cabello y lo que hizo fue exprimirlo sobre mi cuerpo.

—Es insólito, ¿para que vienes a la playa sino es para bañarte? —rodee los ojos, volvía con el discurso.

—También se viene a tomar el sol —

—Si, pero con bikini no con piyama —tome mi teléfono donde escuchaba la música y lo guardé en el bolsillo de mi pantalón para levantarme.

—Ya, tu ganas, iré a cambiarme, si que eres pesado —sonrió y yo me burle de su expresión con ironía para empezar a caminar sentido las cabañas.

Seguramente la gente a mi alrededor debe pensar que estoy loca o algo por el estilo ya que por alguna razón mientras caminaba iba hablando sola y maldiciendo por cualquier cosa.

Llegue al área de las cabañas y a los primero que vi con un grupo grande de personas alrededor fue a Michelle y Marc, tenía días sin hablar con ellos, resultaba ya hasta misión imposible, siempre estaban ocupados o rodeados de personas, de todas formas ya tendremos el tiempo para hablar, lo bueno es que por lo que veo ya no están peleados.

Michelle volteo y al verme me saludo efusivamente con un movimiento de sus brazos y yo le devolví el saludo con la mano para continuar con mi camino, debía apresurarme porque después quien aguantaba a Jonatha quejándose porque le volví a dejar solo.

Saqué la llave de la cabaña y torpemente intente abrir la puerta, la llave se me cayo y me sostuve del pomo para tomarlo del suelo pero la puerta se abrió y por poco caigo.

Tome la llave y entre corriendo hacia el armario, la puerta se cerró a mi espalda y me apresure a quitarme la camisa.

—Ha pasado demasiado tiempo de la última vez que te vi así —me voltee sobresaltada y con miedo cubriéndome con la camisa por encima.

—¡¡Mierda!! Me asustaste idiota, ¿que haces aquí? —me volví a dar la vuelta y me coloque la camisa, una vez puesta lo enfrente, enfrente a Pascuali que se encontraba frente a mi.

—Vine a verte —reí irónica y me acerqué a mi mesa de noche tomando mi cámara.

—Ten, dura mas —me acerque y se la pegue al pecho para luego empujarlo hacia la salida —Ya puedes irte —

—No, no me voy a ningún lado —enarque una ceja y retrocedí para poder observarle y tratar de leer sus pensamientos.

  —¿El señor no quedo conforme con la ultima charla? —ironice tratando de calmar mis ganas de partirle la cara.

  —Eso que dije...yo, Kiara tenemos que hablar  —negué y apreté mis dientes conteniendome.

  —No, no hay absolutamente nada mas que hablar Santiago, basta —lo empuje hacia la puerta y el aprovecho para tomar mis muñecas y detener mi acción.  

  —Sin embargo yo diría que hay demasiado de que hablar, Kiara yo... — 

  —¡No! no otra vez, no vas a volver a convencerme con tus palabras para terminar echando un polvo —intente soltarme pero llevo rápidamente sus manos a mis caderas logrado que todo se revolviera por dentro y me quedara inmóvil.