En la mañana siguiente mis ojos revolotean. Me doy media vuelta y aterrizo en el duro suelo de mi habitación. Suspirando me siento, froto mis ojos hinchados y observo todo el alrededor. Amontono un grupo de papeles situados junto a mí intentando limpiar un poco. ¡No quiero levantarme!” me digo a mi misma, pero sin embargo me levanto y me dirijo hacia mi armario, tomo un par de jeans y una playera de manga larga.
Obligándome a entrar al baño me observo en el espejo. ¿Lo que paso ayer, sucedió realmente? Se siente como una pesadilla, pero luego me concentro en mi cabello esponjado al que rápidamente arreglo, reconozco que no es un sueño. Si así lo fuera estaría más bonita. No puedo creer lo que paso. Alguien abrió fuego en la escuela.
Esto solo pasa en la tele y en películas. Nunca lo habría imaginado, menos en esta pequeña ciudad. Y Reece, Dios espero que este bien. Cuando alguien mata a otra persona, ¿Se darán cuenta de lo mucho que afectara a su familia o amigos? Cuando matas no dañas a esa persona porque en el momento que lo haces ese alguien ya se fue. La victima nunca sabrá el idiota que lo mato, pero su familia lo hará y ellos son los que al final resultan heridos. Así que tal vez se dé cuenta que su ridículo plan no tiene ningún sentido y nunca le ayudara a nada.
Una vez que termino en el baño regreso a mi habitación. Me coloco mis zapatos y situó mi mochila sobre mi hombro derecho. Puedo hacerlo, me digo a mi misma. Respiro profundamente y bajo las escaleras. Escucho que la tele reporta las últimas noticias, es el único canal que disponemos. Entro al pequeño comedor en donde veo a mi madre sentada en el diminuto colchón observando la televisión. Imágenes del día de ayer y luego unas cuantas de Reece.
“Ayer un joven introdujo a una escuela un arma apuntándole a nuestro chico americano, nuestra estrella y jugador de futbol americano Reece Collins. La única razón de este acto criminal es que el joven estaba celoso. Reece fue disparado, con grandes esfuerzos consiguió estar en un estado crítico. La escuela de Washington no tendrá clases hasta el día lunes y si hay algún estudiante que quiera platicar sobre el trauma que pudo haber tenido pueden ingresar a consulta. Una vez que el policía llego el chico del arma se apunto a si mismo logrando matarse, gracias William volvemos contigo…”
“¡Oh, cielo!” silenciosamente solloza mientras se pone de pie y me da un abrazo.
“Mamá” Digo suavemente mientras le devuelvo el abrazo
“Estoy tan feliz de que estés bien. No puedo perderte. No, no puedo perder a otro hijo… bueno casi” dice murmurando, no puedo evitar soltar las lagrimas que he estado guardando, sobretodo en su cálido y maternal abrazo. Duele saber que ella perdió a una hija y yo una hermana. Me duele todo el tiempo.
“Lo sé mamá, estoy bien” digo abrazándola aun más fuerte. ¿Así es como sienten toda la familia Collins?
“¿Cómo estas manejando esto?” pregunta dejando de abrazándome y mirándome preocupada a los ojos.
“Bien, de todas maneras no lo conocía” digo honestamente
“Entiendo linda” dice dándome un beso en la mejilla, enseguida voltea a ver su reloj. “Rayos, mira la hora ¡Necesito irme a trabajar! ¿Quieres un empujón al hospital?”Pregunta mientras toma sus cosas.
Afirmo caminando hacia la puerta, la cual abro al instante. Subo al auto y espero a que ella arranque. Llega finalmente y me doy cuenta de que maneja bastante rápido por lo cual llego ágilmente al hospital. Abro la puerta y salgo. “¡Te amo!” le digo mandándole un beso.
“¡Yo también te amo!” dice, y se va. Dirijo mi mano hacia mi pelo solo para verificar que esté en orden mientras me encamino hacia la puerta automática de cristal. Busco en mi bolso mi identificación y la coloco en mi playera mientras paso a la entrada buscando a May. Me dirijo hacia la pared blanca, el aroma a limpieza es muy fuerte, provoca que mi nariz sienta una ligera alergia, pero la logro encontrar. Su obscuro cabello esta agarrado en una cola de caballo, tiene puesta una bata azul obscura con un estetoscopio alrededor de su cuello. Concentrada en una lista noto como ella intenta localizar a otra persona pero se topa con migo.
“Hey, Payton ¿Cómo estas preciosa?” dice mientras camino hacia su dirección. Sus ojos cafés están preocupados y tristes.
“Estoy bien May, no tengo escuela hoy. Así que voy a trabajar extra, ¿Está bien?” pregunta, May solo afirma moviendo su cabeza
“Claro que está bien linda, siempre podremos usar ayuda. Además tu eres increíble con los pacientes” dice con una sonrisa
“Está bien, voy a ver a Lila primero, ¿Cómo esta?” pregunto siguiendo los pasos de May hacia su oficina
“Sigue dormida, pero el doctor dice que está mejorando un poco” dice mostrándome una débil sonrisa
Suspirando, me voy de ahí tomando el pasillo blanco en donde veo en las ventanas niños sentados en sus camas con sus familias alrededor apoyándolos. Finalmente llego a la habitación de Lila y entro. La tele esta prendida en un volumen bajo, Lila esta acostada en la cama del hospital. Su cabeza calva está expuesta y ella sigue durmiendo pacíficamente con sus gentiles ojos cerrados. Me acerco a la silla situada junto a la cama y tomo asiento, observando la habitación. Es tan silenciosa que sientes tristeza. Solo quiero escuchar su voz.
Alguien toca suavemente la puerta mientras se abre. “¿Payton?” una voz familiar pregunta, giro y veo que es la mamá de Reece observándome. “Perdón por molestarte” dice disculpándose, me paro y me acerco a ella.
“Está bien” digo estando frente a ella. Su cabello rubio esta despeinado. Sus ojos cansados y con grandes ojeras colgantes. Sigue con la misma ropa de ayer, así que no ha tenido tiempo de tomar un baño. Luce miserable y triste. Sobretodo triste.
“Oh, olvide introducirme, que desorientada, soy Georgia Collins” dice con una frágil sonrisa agitando mi mano. La cual está bastante suave y fría.
“Encantada de conocerte, ¿Cómo está Reece?” le pregunto, saliendo de la pequeña habitación.
De nuevo hace un intento de sonrisa y pregunta “¿Podemos tomar un café?” Rápidamente miro alrededor hacia la sala vacía y vuelvo a encontrar su mirada. Parece que necesita hablar con alguien.
“Claro” digo asintiendo. Caminamos a la cafetería, no esta tan llena por el momento.
Nos dirigimos hacia la máquina de café, tomamos cada quien uno antes de pagar y sentarnos en las redondas mesas rojas. Al tomar mi bazo ciento como el calor es abrazador en todo mi cuerpo, al sentarnos me relajo completamente.
“¿Conoces a Reece?” pregunta alzando una ceja
“Personalmente no lo conozco, pero se puede decir que vamos a las mismas clases, nunca le he hablado probablemente el ni siquiera sepa que existo” digo fluidamente intentando que no piensa en otra perspectiva.
“Oh, estoy segura de que si te ha notado querida” dice recargando su codo en la meza y su mano en su cara. “Aunque si lo que dices es verdad, siempre existe el hoy” dice con una astuta sonrisa
“¿Pero porque?” pregunto alzando una ceja
Su sonrisa desaparece “El todavía necesita despertar, pero no le está yendo mal. Como sea no creo que vuelva a ser lo que fue antes. El doctor nos informo que cuando despierte...bueno… olvida lo que dije, el es ciego ahora” dice suavemente en estado de shock. “Cuando despierte va a tener tantos problemas los cuales no va a poder resolver fácilmente como solía hacerlo, en especial en los deportes, temo decir que ni sus amigos estarán con él. Solo te pido que seas su amiga. Solo ven y chécalo. Si no quieres no tienes por qué ser su amiga. Se la mía, visítalo y conócelo algún día. Realmente creo que serás muy buena para el cuándo despierte” dice con ojos llorosos
Acaba de pedirme ayuda con Reece. ¿Estoy loca?, ¿Acaba de decir que está ciego?, ¿Qué le pasa al mundo? Oficialmente, estoy loca. ¿Entonces, que hago ahora?
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El amor es ciego
Teen FictionReece Collins de Washington, el popular de fútbol americano, el mejor lanzador y la estrella principal. Reece tiene el dinero, las miradas asesinas y la familia perfecta. Bueno su vida era perfecta. Ahora conoce a Payton Jennings. Payton se descr...