Capitulo diez: No estuvo tan mal

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Payton

“Lila por favor despierta, solo quiero volver a escuchar tu voz. Cuando fuiste a tu última cirugía nunca pensé que terminarías en coma. Sé que siempre en las operaciones se corren riesgos, especialmente como este, pero lo único que te pido es que intentes levantarte para poder escuchar tu dulce voz” susurro estando sentada junto a Lila, sujetando de su mano mientras unas cuantas lagrimas recorren mi rostro. Ella tiene que despertar. No puedo aceptar que se vaya de mi vida. Ella es una de las razones de por qué no contamos con el dinero suficiente, las facturas del hospital son muy caras.

Recuerdo cuando me hacia escuchar a “One Direction” a todo el volumen. Antes de que estuviera enferma. A Lila siempre le gusto el de cabello rubio, me parece que es irlandés “Niall” nunca se me hubiera ocurrido que él era su preferido,  pero yo prefiero el de cabello obscuro “Zayn”. Desearía poder decirle esto, pero sus esperanzas de levantarse son mínimas. Es curioso como estos pequeños detalles, los cuales nunca podrás decir puedan ser tan dolorosos.

Escucho como tocan la puerta, me levanto y volteo lentamente removiendo todas mis lágrimas. La puerta se abre, Georgia entra con una sonrisa débil “Hola Payton” dice mientras se acerca.

“Hey, ¿Cómo está Reece?” pregunto involuntariamente, ella alarga su sonrisa.

“El está bien. La enferma lo ayudo a caminar. Solo quería agradecerte y darte esto” dice tomando de su bolsillo unas llaves, de auto supongo, enseguida me las acerca. “Es uno de nuestros miles de autos. Puedes tomarlo” dice situándolas en mi mano. ¿Por qué hace esto? Es muy amable.

“No, no puedo usar tu auto. Eres muy amable pero no… no puedo” digo intentando devolverle sus llaves.

“No cariño, úsalo. Sé que lo necesitas.  No te preocupes de nada, sé que me ayudaras más en el futuro” dice insistiendo

Asiento “Gracias” digo suavemente, rodeo mis brazos sobre su cuello

“De nada” responde devolviéndome el abrazo. “Debo regresar, probablemente el ya este en camino hacia su habitación” dice soltándome y caminando hacia la puerta. “¿Te importaría sentarte junto a él mañana por la mañana?” me pregunta. Bueno por supuesto que no me puedo negar, acaba de darme uno de sus autos.

“Seguro, ahí estaré” digo mostrándole una sonrisa, ella asiente con su cabeza y sale.

¿En qué me acabo de meter? Oh no lo sé, deja me ver, ah pasaras más tiempo con el gruñón, la molesta voz dice en el interior de mi cabeza.

Me acerco a Lila y le doy un beso en su pequeña frente, conteniendo con gran fuerza mis lágrimas. “Bye Lila, te amo” digo suavemente, giro y salgo de su habitación.

Camino hacia el final del pasillo directamente hacia el elevador, para poder visitar a la señora Rose. Cuando llego a su cuarto toco silenciosamente y entro. Ella está sentada en su cama, cambiando de canal a la televisión. “¡Payton!” dice alegremente, yo le muestro una sonrisa.

“Hola” digo y me siento en la silla situada junto a su cama. “¿Cómo estás?” le pregunto volteándola a ver.

“Estoy bien, o como ustedes jóvenes dicen en estos días, estoy genial” dice con una sonrisa

Rio sacudiendo mi cabeza “No decimos eso en estos días” digo sonriéndole

“¿Qué has hecho en la madrugada?” pregunta aun con su sonrisa

“Solo ayudando a un nuevo amigo” digo devolviéndole una diminuta sonrisa

“¿Nuevo amigo? Cuéntame” dice sonando intrigada

El amor es ciegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora