Capitulo dieciséis: veinte preguntas

5.8K 291 8
                                    

Payton

“¡Buenos días May!” digo con una sonrisa brillante. Ella voltea a  verme mientras yo camino hacia el elevador.

“¡Buenos días Payton!” responde con una gran sonrisa. La puerta del elevador se abre lentamente, dos doctores que llevan una bata blanca puesta salen acompañados de dos enfermeras intercambiamos miradas y me muestran una pequeña sonrisa. Entrando, presiono el botón indicado iluminándolo y las puertas se cierran lentamente. No puedo esperar por ver a Reece, por alguna razón ambos nos entendemos perfectamente, siento como si nos conociéramos desde hace ya bastante tiempo. ¡Ding! La puerta se desliza, abriéndose de un golpe mis nervios me apuñalan el estomago mientras cuelgo correctamente mi bolso en mi hombro. No importa cuántas veces vea a Reece sigo estando nerviosa. ¡Odio mis nervios! 

Encuentro la puerta y toco ligeramente, sin la intención de asustarlo o molestar. “¡Pasa!” su voz me llama y yo sonrió cuando abro la puerta.

Reece está sentado sobre su cama; todas las cobijas están amontonadas sobre su cintura. Su pelo ahora castaño esta mojado, algunas gotas tocando su frente y casi hasta sus cejas. Sus ojos azules están muy claros y brillantes, se ve tan limpio y la larga sonrisa que tiene me dice que está de buen humor.

“Hola Reece, parece que estas de buen humor” digo con una sonrisa, acercando la silla que siempre coloco junto a su cama, me siento y pongo mi bolso junto a mí en el suelo.

“Buenos días Payton” dice riendo entre dientes volteando su cabeza hacia mi dirección. “Estoy de buen humor, ya sabes tome una ducha temprano…” dice y se detiene por un segundo así que yo hablo.   

“Es bueno que te hayas bañado ya comenzabas a oler gracioso” digo bromeando, el ríe causando que  su pecho se agite.

“Me bañe sin ayuda de nadie” dice ignorando mi comentario y sonriendo orgullosamente. ¡Me siento en shock! Pudo bañarse sin ayuda. ¡Está mejorando bastante!

“Reece ¡Eso es genial!” exclamo levantándome y dándole un pequeño e insignificante abrazo.  Mierda. ¿¡Que estoy haciendo, abrazándolo!? Comienzo a alejarme lentamente sintiéndome la persona más tonta de este lugar, el silencio tan incomodo causa que la sangre brinque hasta mis mejillas. Después, siento como sus brazos fuertes me rodean el cuello, devolviéndome el abrazo.  Sonrió mientras los fuegos artificiales estallan y después me muerdo el labio. Finalmente después de un minuto nos apartamos y siento mi intenso rubor. Me siento en la silla y pretendo que nada paso. Reece está en su cama con un rostro que parece estar realmente concentrado.

Los minutos que pasan después de eso son los más incómodos, yo sigo recargada en la silla volteando hacia el suelo. Aclarando mi garganta me inclino para tomar mi bolso y sacar el libro.

“Es hora de las lecciones” digo rompiendo el silencio mientras coloco el libro sobre su abriéndolo en el alfabeto de nuevo.

“Yay” dice sarcásticamente, yo rodo mis ojos. Se recarga en la pared y dirige sus manos hacia su cabello alborotado.

“Hay que repasar rápido” digo tomando una de sus manos y situándola en una hoja. El cierra sus ojos por un segundo después sonríe.

“J” dice, yo sonrió asintiendo.

“Afirmativo” digo alegremente. “¿Qué hay sobre este?” pregunto moviendo su mano hacia otra letra.

“Uh… cuatro puntos unidos ¿Es G?” dice con inseguridad

“Si” digo moviendo su mano hacia otro sitio ignorando mis sentimientos. “¿Qué tal esta?” pregunto observando su rostro concentrado.

El amor es ciegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora