Capítulo 10. ¿Tienes algo que hacer el viernes?

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—¿Y bien? ¿Dónde te gustaría?—.
—Mmmm... no lo sé... ¿pizza?—.
—Allí hay un Jommy's—. Señaló la pizzería y asentí.
Al entrar en el establecimiento escogimos una pizza de carnes frías mediana y unas bebidas, luego buscamos un lugar cerca de la ventana para esperarla.
—¿Y bien?—. Dijo unos segundos después de silencio.
—¿Qué?—.
—Oye si te molestó lo que dije...
—No—lo interrumpí—no es eso... sólo me tomó por sorpresa—.
—Ah, lo siento pero en estos meses me han estado diciendo que debería vivir mi vida como si fuera el último día de ella... así que, por un segundo, fui... ¿cómo se dice? ¿Osado?—.
—Suena bien, pero no creo que sea buena idea ir robando besos por ahí a las personas que te gustan—. Dije medio en broma.
—Sólo lo hice contigo Rachel, no voy robándole besos a todas las chicas lindas que me encuentre—. Respondió serio.
Una sonrisa tonta se extendió por mi rostro.
¿Cree que soy linda? Pensé.
Nos quedamos en silencio y yo me lamenté por eso, nada estaba saliendo como había planeado... mi plan se estaba cayendo a pedazos y no encontraba nada para arreglarlo.
En ese momento nos llamaron por la pizza.
—Ahora vuelvo—. Él se puso de pie y fue a recogerla.
Cuando regresó puso las bebidas y la caja frente a mi. Casi me desmayo por el olor que desprendía el pan, mi estómago estaba de acuerdo y lo demostró con un rugido.
Abrí los ojos con sorpresa y Logan se rió a mi lado.
—Wow Rachel, ¿hace cuanto que no comes?—.
Sentía la mejillas calientes pero aún así me las arreglé para decirle:
—¡Cállate! Desayuné muy bien pero esto huele tan...
—Lo sé... por un segundo pensé en irme y comérmela yo solo—.
Lo miré fingiendo dolor.
—¡No puedo creer que siquiera lo pensaras! Después de que me tiraras mas de diez veces en el hielo planeabas largarte sin mirar atrás—.
Él empezó a destapar la pizza y tomó un pedazo.
—Oye deja el drama, YO—se señaló a si mismo—fui quien se llevó la peor parte, tú siempre caías en blandito—.
Me reí y tomé una rebanada de pizza para mi.
Al morderlo hice un ruido de satisfacción a igual que Logan, lo que provocó que nos riéramos otra vez.
—Parecemos un par de náufragos probando su primera comida en semanas—. Dije mientras seguía comiendo.
—Cierto—le dio otro mordisco a su rebanada—Amo este lugar y creo que me voy a casar con esta pizza—.
Eso me provocó otra serie de risas.
—Ok, creo que tenemos ciertos problemas con la comida—.
—¿Problemas? Yo digo que es amor—.
—Entonces pensamos igual y ahora que tengo un compañero en esto, podré asaltar la cocina de los Sullivan—.
—Da por hecho que te ayudaré—.
Terminé mi pedazo de pizza y tomé un sorbo de mi refresco porque sentía que me asfixiaba.
—¿Siempre han hecho eso del despilfarro?—.
—Es cada verano, este es el tercero que haremos—.
—¿Y sólo se lanzan agua y juegan?—.
Me reí.
—No, bueno mas o menos, eso lo hacemos al principio—arqueó las cejas para demostrar su confusión—mira, al llegar nos cambiamos de ropa... si lo logramos antes de que nos mojen, ya que los gemelos están preparados desde el día anterior, ellos lo hacen todo; globos de agua, cubetas de diversos tamaños, pistolas de agua, juntan los aspersores, ponen toboganes de bolsas, limpian y llenan la alberca...
—Vaya ¿y es como un concurso?—.
—No... algo así, mira debes de usar todo esto para tirar a tus oponentes a la alberca y si lo logras y quedas afuera de ella ganas—.
—¿Qué ganas?—. Noté el interés en su voz y sonreí.
—Lo que sea: algo de la mesa de comida que quieras sólo para ti, ver la película que mas te guste, no sé... cualquier cosa y nadie puede decirte que no—.
—Interesante ¿puedo pedir un masaje en los pies?—.
—Ajá—.
—¿Y una pizza como estas?—.
—Sip—.
—¿Que tal el mejor asiento de la casa?—.
—Lo que sea—.
—Lo que sea... pensaré en algo—.
Arqueé una ceja y lo miré.
—¿Ya estas seguro de que ganarás?—-.
—Algo me lo dice—.
Me reí.
—Logan, estás hablando con la ganadora invicta del despilfarro—.
Ahora fue su turno de arquear una ceja.
—¿Ah sí? Entonces disfruta ese invicto porque el sábado...
Solté un carcajada que llamó la atención de las personas en el pequeño local.
—El sábado ese invicto seguirá siendo mío—. Dije con determinación.
—Ya veremos—.
Lo miré recelosa pero luego sonreí y seguí comiendo mi trozo de pizza.
—Si, ya verás—.

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Nos pasamos el resto del día en la plaza entrando a diferentes tiendas hasta que le dije a Logan que ya era tarde y tenía que irme a mi casa para no llegar cuando hubiera anochecido.
—Yo te llevo—
—¿Qué?—.
—Que yo te llevo a tu casa, vamos—.
—Pero...
No me dejó terminar, me tomó del brazo y caminamos hasta el estacionamiento donde nos detuvimos frente a un auto negro.
—¿Que carro es este?—.
Le pregunté cuando me abrió la puerta para que entrara.
—Es un Chevrolet Camaro ZL1 Coupé 2014—. 
Arqueé una ceja.
—Vaya... ¿Tienes un Camaro?—.
Logan se limitó a encogerse de hombros.
—Wow... ¡eso es genial! Por lo general los chicos de nuestra edad tienen carros menos llamativos o, como es mi caso, no tienen auto ¿Qué hiciste para conseguirlo? ¿Eres millonario?—.
Me senté y me coloqué el cinturón de seguridad mientras Logan entraba y hacia lo mismo.
—Huele bien—. Me recargué en el asiento y suspiré.
—Pues no hice nada, es de mi mamá, ella le compra algún aromatizante—. Parecía avergonzado al decirlo.
—¿Y te lo presta así sin mas?—.
—Pues si... además, el sujeto con el que sale pasa por ella todos los días así que... ya no lo usa tanto—.
—Asombroso—.
—¿Cuál es tu dirección?—.
Se la di y él me llevó a través de la ciudad hasta mi casa mientras conversábamos y bromeabamos. Cuando llegamos a mi calle nos quedamos en silencio y luego detuvo el auto frente a mi casa.
—Pues... aquí es—.
Miró hacia su izquierda, en dirección a mi casa.
—Me gusta, se ve acogedora—.
Sonreí.
—Mamá estaría encantada al oírte decir eso—.
—Lo tendré en cuenta—.
—Tengo que irme... gracias por traerme—.
—No es nada—. Me devolvió la sonrisa.
—Entonces... te veo el sába...
—¿Tienes algo que hacer el viernes?—. Interrumpió tomándome completamente por sorpresa.
—Ah... debo cuidar a mis hermanos—.
—¿Puedes sacarlos? Podemos ir a ver una película... será de niños por supuesto—.
Mi confusión pasó a diversión.
—No creo que me dejen salir con ellos—. Se veía ¿decepcionado? Y eso me hizo sentir mal, no podía dejar que se sintiera así.
—Pero... puedes venir y hacernos compañía—.
Le sonreí y él a mi.
—Genial, me parece bien—.
—Entonces te veré el viernes—. Volví a despedirme y salí del auto.
Logan me dijo adiós con la mano y encendió su auto para irse.
Me quedé en la acera hasta que lo vi desaparecer en la esquina y luego entré a mi casa.

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