Capítulo 8. El dichoso plan

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—Entonces los veo el sábado—. Dije al bajarme del coche.
—Seguro Reich—. Me guiñó un ojo Derek.
—No olvides el traje de baño cariño, nos daremos un chapuzón después—. Mencionó Lucy.
—¡Y tampoco olvides llevar a Logan!—. Gritaron los gemelos.
Les di un pulgar arriba y me despedí una vez mas antes de que se alejaran y yo entrara a mi casa.

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—¿Mamá? ¿Papá? ¿Peques? ¡Ya llegué!—. Grité al entrar.
Raro o no, ese era mi saludo habitual.
—¡En la cocina cielo!—. Oí a mamá decir.
Pasé por la sala y dejé mi oso en uno de los sillones, me sorprendí al no ver a mis hermanos jugando por aquí.
—Hola mami—Me acerqué y le di un beso en la mejilla—¿qué haces?—. Miré sobre su hombro.
—Lavando los platos de la cena, lo que me recuerda... ¿ya comiste?—.
Me miró con una ceja arqueada sobre sus lentes de montura.
—Ya sabes.... comida de feria—.
Ella se estremeció.
—Pura chatarra, sabes lo que piensa tu padre de ello—.
—Si, bueno pero no le diremos ¿verdad?—.
—No—.
Vaya, eso fue fácil. Pensé.
—Porque—empezó—vas a cuidar a tus hermanos el viernes, tengo que trabajar horas extras—.
Suspiré. Sabía que no me había salido con la mía.
—Claro—.
—Bien, ahora dime; ¿qué tal te fue? ¿te divertiste?—.
Yo sonreí ampliamente al recordar.
—Demasiado...
—¿Demasiado?—Me miró con interés—nunca usas esa palabra cuando sales ¿a qué se debe este demasiado? ¿conociste a un chico?—.
Dios... ¿se me notaba tanto? ¿Como lo hizo?
—Bueno—tragué saliva—yo... se podría decir.... creo que... no se si... es que...
—Rachel.... estas divagando, ya dime que tengo razón, soy tu madre y te conozco, así que dame datos—.
—Mamá...
—Quiero datos, siéntate—.
Bufé y me dejé caer en la silla del comedor.
—Así que ¿un chico?—. Empezó cuando se sentó frente a mi.
—Si—. Respondí jugando con un mechón de mi pelo como si fuera la primera vez que veía que era pelirroja.
—¿Como se llama?—.
Suspiré.
—Logan Parks—.
—¿Es mayor o menor que tú?—.
—Un año mayor—.
—¿Es lindo?—.
—¡Mamá!—. Exclamé sorprendida.
—¿Qué? Es curiosidad de madre solamente—.
Yo me reí.
—Pues... si, tiene el cabello castaño pero en el sol se ve un poco rubio... no se como describir el color exacto... tiene unos ojos bonitos como café tostado... no sé... es como diez centímetros mas alto que yo y muy fuerte porque me cargó y...
Me tapé la boca con sorpresa al darme cuenta de lo que había dicho.
Mi mamá se rió al ver mi expresión.
—No pasa nada cariño, dime mas—.
Me aclaré la garganta.
—Su nariz está ligeramente torcida, pero se le ve bien así... no sé por qué, es divertido, ingenioso y hábil en los juegos de destreza, él me dio el oso—señalé detrás de mi involuntariamente—también es sociable y no me aburrí en ningún momento con él... Le cayó bien a todos—.
—Vaya—Dijo mi mamá al ver que no tenía mas que decir—¿y cuándo lo traes a cenar?—.
La miré con sorpresa.
—¿Quieres que lo traiga? ¡Pero lo acabo de conocer!—.
—Bueno no estoy diciendo que mañana venga, pero si en un futuro cercano—.
—Lo tendré en cuenta—me puse de pie—voy a mi cuarto, estoy cansada, te veo mañana ¿si?—.
—Seguro cielo—.
Ella también se levantó y depositó un beso en mi cabello.
Salí de la cocina/comedor y tomé a mi oso.
—Pasa a ver a tu padre antes de que subas ¿si?—mamá se asomó por la puerta y me miró con sorpresa—¿es el que te dio Logan? ¡Que bonito! Y con su flores owww...
Yo sonreí.
—Lo sé—.
Esquivé las escaleras y caminé por el estrecho pasillo que llevaba al despacho de mi padre.
Dejé al oso fuera, no quería mas preguntas, toqué la puerta con los nudillos y luego la abrí un poco.
—¿Papá?—.
Él levantó la mirada de su ordenador y me sonrió.
—Hola Fire ¿qué tal te fue? ¿Te divertiste?—.
Extendió sus brazos y yo corrí a ellos.
Amaba eso de mi padre; el que me dijera Fire y que dejara su trabajo a un lado cuando se trataba de su familia.
Se preguntarán ¿a qué viene el apodo de Fire? Bueno, papá siempre ha dicho que mi pelo le recuerda al fuego... a mi no me parece así pero en fin...
—¡Si! Mucho pero ahora estoy cansada—.
—Nada que tu "amor" no arregle ¿cierto?—.
Si, si, el amor de mi vida era mi cama ¿y qué?
—Por supuesto, así que me voy, buenas noches—.
Le mandé un beso y él me guiñó un ojo.
—Claro pequeña, descansa—.
Regresó a sus asuntos y yo me dirigí a mi habitación.
Escuché risitas en el cuarto de Chris y me asomé a ver a mi hermanos.
—¡Hey!—. Saludé.
—¡Rachel!—. Dijeron al verme.
—¿Que hacen?—.
—¡Jugando al piano!—. Exclamó Chris.
—¿Al piano?—. Pregunté confundida.
—Es Piano Tiles—. Contestó Cassidy con una sonrisa.
—Ah—. Me reí.
—¿Nos trajiste algo de la feria?—. Preguntaron con emoción.
—¡Shhhhh! Aquí va el paquete—saqué la bolsita de golosinas de mi sudadera—ya saben, no le digan nada a mamá y el viernes habrá pizza—.
—¡Yeiiiiih!—. Cass atrapó la bolsa en el aire y la abrieron con satisfacción.
—Los veo luego chicos—. Les guiñé un ojo y cerré la puerta.
—¡Gracias!—. Gritaron al unísono.
Al entrar a mi cuarto decidí dejar la luz apagada, me lancé a la cama junto a mi oso y lo estrujé con fuerza.
Sonreí y repasé todo el día que había tenido, al final suspiré y cerré los ojos.
Dos segundos después Ryan Tedder volvió a encender mi teléfono con su voz.
Me reí al ver en la pantalla:

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