Capítulo 22. ¿A dónde fueron?

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Cuando despierto tardo un momento en orientarme, después, toda la noche anterior me golpea y mi piel hormiguea recordando el toque de Logan.
Miró sobre mi hombro y lo veo durmiendo boca abajo.
Lo hicimos. Dios, ¡qué hicimos!

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—Sigo esperando saber cómo fue—.
Omito el comentario, al igual que con los anteriores a ese.
—Vamos Rachel, es obvio que llegaron a algo más—.
—Lucy...
—¿Qué? Si lo cuenta, les contaré lo mío con Derek—.
—Iugh, no gracias—. Se queja Danielle.
—¿Iugh? Podría decir lo mismo de lo tuyo con Sam—.
Me detengo.
—¿Qué hay con ella y Sam?—.
—Pues lo mismo que ocurrió contigo y Logan ayer—.
Pongo los ojos en blanco.
—No pasó nada ayer...
—Si, claro, no importa, Derek me lo contará después—.
Doy un grito ahogado.
—No puedo creer que hablen de mi vida personal a mis espaldas, ¡yo nunca he hecho eso con alguno de ustedes!—.
—Jaja, bueno no tendría que importarte si no hubiera pasado nada ayer, tal como dices—.
—¡Pues si! Si pasó algo pero no pienso contárselo a ninguno de ustedes chismosos, entrometidos—.
Me alejo a paso firme y busco a Logan, él está con los chicos lanzando piedras al río en el que estuvimos ayer.
Al verme levanta un brazo y yo me refugio en él, como si fuera un ave y yo su cría.
—¿Qué ocurre?—. Murmura sobre mi pelo.
—Las chicas...
Él sonríe con comprensión.
Pasa un rato hasta que nos quedamos solos, a Derek y Danielle les tocó la pajilla más corta y ahora están calentando la comida, así que tenemos un tiempo libre.
—Tampoco les he dicho—.
Dice Logan rompiendo el silencio.
—¿Qué cosa?—.
—A los chicos, no les he dicho lo de anoche—.
—¿También te preguntaron?—.
—No, han sido discretos pero sé que quieren saber si ocurrió algo, igual no planeo contarles nada... esto ha sido entre tú y yo Rachel, ellos no interfirieron por el hecho de hacer su truco con la llave o de mandarnos antes, al final, la decisión la tomamos nosotros R, ¿Lo sabes, verdad?—.
Creo que eso ha quitado la sombra que sentía sobre mi.
—Si—.
—Bien—. Besa mi cabello y vuelve a acomodarse en el tronco del árbol junto al que estamos sentados.
—Ahora, con respecto a la universidad—.
—Logan...
—No, déjame explicarlo—.
Entre nosotros ha empezado cierta pelea por mi manera de trasladarme a la universidad en otoño.
Logan quiere ir por mi y yo se lo impido, así que, aquí vamos de nuevo.
—No quiero que conduzcas tanto—empiezo—Te puedo ver los fines de semana y en vacaciones seremos inseparables—.
—Pero yo quiero hacerlo, eres mi novia Rachel y quiero estar contigo, además te evitaré el dinero en desplazamiento de tu casa a la escuela—.
—Llegarás tarde a todos lados por mi culpa—.
—Claro que no—.
—Entonces conseguirás una multa por mi culpa—.
—No lo creo—.
—¿Tienes estimado el precio de la gasolina que gastarás?—.
—Eso no es un problema—.
—Si me quedo en el campus donde estás tú nos evitaremos todo esto—.
—Pero eso no es un hecho, puedes quedarte en cualquiera de los tres y sólo quiero estar seguro de que esto está decidido pase lo que pase, te aseguro que todo saldrá bien—.
—Usas esa palabra muuuuy seguido ¿No crees?—.
—¿Y tú puedes dejar de ser tan pesimista tan seguido?—.
—¿Y tu puedes dejar de ser imposible?—.
—¡Pero sólo quiero ir por ti a la escuela! ¿Qué tiene eso de malo?—.
—Quizás no quiero que vayas por mi—.
Cierra la boca de golpe.
—Excelente, por ahí hubieras empezado—.
Se levanta con brusquedad y comienza a sacudirse la ropa.
—¿Qué haces?—. Me incorporo.
—Me voy, ¿No es obvio?—.
—Vamos, no seas infantil—.
—¿Infantil? Mira quién lo dice, tienes que entender que la universidad no es un juego Rachel ¿Has visto las noticias últimamente? Las chicas ya no están seguras en los planteles, hay personas malas en todas partes que buscan hacer daño y yo no quiero que te ocurra algo.
"Llámame paranoico pero me importas mucho y no quiero perderte, si tengo la oportunidad de impedirlo lo haré, aunque cambié mi horario escolar, conduzca como loco o compre litros de gasolina.
Da media vuelta y se va en dirección a las cabañas.
—Excelente, ahora sí lo jodí todo—. Murmuro en la nada.

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Una semana después...

Estoy dentro, me aceptaron en la universidad que deseaba.
Grito de emoción junto con mis padres, ambos me ahogan en un abrazo mientras mis hermanos saltan junto a nosotros.
Me siento increíble hasta que noto quién hace falta para que todo sea perfecto.
Logan.
Ha estado evitando mis llamadas desde hace dos días, y sé que aún está molesto conmigo a pesar de que hablamos al regresar del campamento.
Los mensajes con disculpas tampoco funcionaron, se han ido acumulando sin que alguno de ellos sea visto.
Mis padres me miran con comprensión.
—Ve por él, niña, dile que venga  para celebrar—. Mi padre juega con sus llaves y luego me las lanza.
Las miro en mi palma sin poder creerlo.
—¿De verdad acabas de hacer eso?—.
—¿Quieres que responda o quieres ir con Logan?—.
No lo vuelvo a cuestionar y salgo corriendo.
—¡Dile que el postre es flan!—. Grita mi madre antes de que cierre la puerta de la casa.

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Al llegar a casa de Logan, ésta se encuentra completamente a oscuras y una sensación de malestar aparece en mi pecho...
¿Quizás están dormidos? ¿O salieron? Era muy temprano para dormir ¿Verdad?
Toqué el timbre una... dos... tres veces y nada.
Fruncí el ceño y decidí ir a la parte de atrás de la casa.
—¡Logan!—. Grité, pero no tan fuerte, no quería molestar a nadie.
Volví a gritar pero la luz seguía apagada.
Busqué algunas rocas y las lancé a su ventana.
Tampoco hubo movimiento.
Había un árbol no tan cerca de su ventana y pensé:
"Si él pudo hacerlo una vez... tal vez yo también."
Así que empecé a subir por el tronco, no era tan difícil... o eso pensé porque al subir mi pie un poco mas, este resbaló haciéndome perder el equilibrio completamente.
Todo paso muy rápido; grité, el otro pie resbaló también y yo me solté de la rama a la que me sostenía.
Luego sentí el duro golpe en mi espalda y me quejé por el dolor que me atravesó.
—¡Dios mío! ¿Estás bien?—.
Escuché una voz pero no quería levantarme, el dolor era muy fuerte.
Una sombra apareció en mi campo de visión y me ayudo a incorporarme.
—Por el amor de Dios chica, ¿en qué estabas pensando? ¡pudiste haberte matado!—.
—Yo sólo... buscaba a mi...
—No están en casa—. Me interrumpió.
—¿Qué? ¿Cómo sabe...?—. Levanté la mirada para verlo completamente.
Era un hombre mayor, tal vez de unos cuarenta años, era demasiado alto, de piel morena y ojos muy oscuros, su sonrisa contrastaba con el color de su piel y tenía el cabello ligeramente rizado.
—Bueno, soy amigo suyo, mi nombre es Chad y vine a recoger algunas cosas para Caroline—.
—¡Oh!—lo miré con sorpresa—¡lo conozco! Bueno mas o menos, Logan...
Su sonrisa flaqueó al oír su nombre y apartó la mirada.
—Eres Rachel ¿cierto?—No me dejó responder—Por supuesto, no sé como no me di cuenta antes...
—Si... soy yo... usted dijo que no estaban en casa ¿sabe a dónde fueron?—.
Chad titubeó, me miró con tristeza y suspiró.
—Están en el hospital—.

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