UN AÑO Y MEDIO DESPUÉS
⸾ ALANNA ⸾
-¿Está segura de esto?
-Claro que sí. Sólo son unos simples adornos de flores, Mima. No es como si estuviera comprando algo indebido...
-Bueno, usted sabrá lo que hace. –Rodé los ojos entrando en la tienda para pedirle a la chica del mostrador que me dejara un brazalete y una pequeña flor de bolsillo a juego.
-Aquí tiene el cambio...
-No, no, quédeselo. –La dependienta asintió sonriéndome agradecida.
-¿Podemos regresar a la casa ya? –Preguntó Mima en cuanto había salido de la tienda.
-Sí, ahora sí. –Asintió antes de que ambas nos dirigiéramos al coche que nos llevaría a casa.
Mima era la señora que se encargaba de los cuidados de la casa. Normalmente, solía ser muy discreta y para nada habladora, o por lo menos, así se comportaba conmigo.
-¿Crees que a Daryl le guste mi vestido? –Pregunté una vez nos habíamos subido al coche. Ella solamente se encogió de hombros provocando que suspirara girándome hacia la ventana mientras que el chofer arrancaba.
Hoy había decidido salir a por los trajes que nos pondríamos para asistir a la boda de una prima de Daryl. Me hubiera encantado haber salido sola o en compañía de mi mejor amiga, pero desgraciadamente, mi única compañía había sido mi agradable ama de llaves.
Una vez que habíamos llegado a la gran casa, subí directamente a mi habitación con las bolsas con ganas de volver a probarme el hermoso vestido que había comprado.
-¡Eh! ¿A qué vienen esas carreras?
-¡Ah! –Grité asustada frenando en seco a la altura de una de las habitaciones. –¿Qué haces aquí?
-¿Es que no puedo llegar antes a mi casa o qué?
-S-sí... –Daryl, mi marido, miró mis manos llenas de bolsas frunciendo el ceño.
-¿Y eso?
-La ropa para la boda. ¡Mira! –Agarré su mano, como pude, para arrastrarlo hasta el interior del dormitorio conmigo.
-¿Rojo?
-Ajá. –Fui a quitarme la blusa, pero enseguida me percaté de que Daryl no me quitaba los ojos de encima. –Date la vuelta...
-¿Qué?
-¡Date la vuelta!
-Dios, como si tuvieras diez años... –Murmuró a pesar de haberse girado.
Me desvestí rápidamente para ponerme el vestido y los tacones a juego que había comprado.
-Ya está. –Se dio la vuelta para mirarme de arriba a abajo antes de hacer una mueca. –¡Ah, y espera! –Busqué rápidamente el complemento de la flor para ponérmelo en la mano. –Ahora sí. ¿Te gusta?
-Bueno...
-¿Bueno? –Fruncí el ceño. –Te compré una camisa roja a juego y esto para la chaqueta. –Le mostré la pequeña caja que contenía la flor blanca igual que la mía, pero volvió a hacer otra mueca.
-Eso no me lo pondré.
-¿Por qué?
-Porque no. –Se dio la vuelta para salir de la habitación dejándome con la palabra en la boca.
Resoplé cabizbaja caminando hacia el espejo de cuerpo entero intentando que nada me afectase.
-Tengo que ser fuerte... –Repetí una y otra vez antes de sonreírme a mí misma.
Después de todo, esto lo había hecho por papá. Mi padre se merecía lo mejor del mundo y si en mi mano estaba dárselo, estaba más que claro que se lo daría.
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Dime Lo Que Sientes
RomansaAlanna Mayer siempre había tenido una vida fácil y adinerada, por lo que no había dudado ni un segundo en sacrificarla a cambio de la de su padre en cuanto este enfermó y las deudas lo ahogaron por todas partes. Se casó, salvó la empresa familiar y...