CAPITULO 22

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TRES MESES DESPUÉS


Hoy me sentía mejor que nunca.

Mi bebé ya tenía casi cuatro meses y medio, y pronto sabríamos su sexo. Aún no me acostumbraba a ello, pero ya lo tenía más asimilado que al principio.

La situación en casa aún estaba un poco tensa. Daryl y yo apenas cruzábamos palabras, mucho menos se interesaba por mi estado, por el del bebé o por cualquier cosa relacionada con él o ella de cara a mí.

Sin embargo, lo había pillado en más de una ocasión preguntándole a Mima si me encontraba bien o como me había ido en mis consultas medicas. Todo eso a escondidas claro, él nunca admitiría algo como tal aunque lo haya escuchado yo misma con mis propios oídos.

-¿La ayudo en algo?

-Hmm... Gracias, pero por ahora sólo estoy mirando. –La dependienta me sonrió amablemente antes de marcharse hacía otra clienta que había entrado en la tienda.

Había decidido ir al centro comercial en busca de tiendas de bebés para ir mirando ropa. Todo era tan pequeñito que parecía de muñeca.

-Me encanta... –Murmuré para mí misma al ver un peluche en forma de hipopótamo sobre una estantería repleta de muñecos de todos los tamaños.

Decidido. Este sería el primer regalo que le haría a mi bebé.

Caminé hacia el mostrador con el peluche en las manos para pagarlo antes de decidir querer regresar a casa. Tantas vueltas caminando ya habían provocado que me doliesen los pies.

-¡Eh! –Oí gritar a alguien antes de descubrir a Mandy caminando hacia mí. –¿Alanna, verdad?

-¿Qué quieres?

-Sabía que eras tú. –Rodé los ojos con intensión de seguir mi camino, pero me detuvo por el brazo. –Zach dejó de hablarme por tu culpa.

-¿Por mi culpa? ¿Qué tengo yo que ver en esa decisión?

-¡Estoy segura de que tú le dijiste que lo hiciera!

-Yo no le he dicho nada, Mandy. Y si me disculpas, tengo que volver a mi casa.

-¡Espera! –Volvió a frenarme por el brazo antes de que su mirada cayera sobre la bolsa que llevaba en las manos. Acto seguido, observó mi vientre para nada abultado, pero sí un poco más sobresaliente de cómo estaba antes. –¿Estás embarazada?

-No es de tu incumbencia.

-¡Claro que estás embarazada! ¿Es de Zach? ¡¿Por eso no quiere que me acerque a él?

-Ya te dije que tengo que volver a mi casa, Mandy. –Caminé rápidamente hacia las escaleras mecánicas que conducían a los aparcamientos subterráneos con Mandy detrás.

-Eres una... ¡Tramposa! ¡Te las ingeniaste para quedar embarazada y así robarme a Zachy!

-No sabes lo que estás diciendo. –Vi mi coche al otro extremo de la carretera y enseguida me dispuse a cruzar el paso de peatón queriéndome alejar lo más posible de ella.

¡Esta chica estaba loca!

Pero a lo mejor la loca había sido yo, y a lo mejor no había visto el coche venir porque estaba cegada con querer salir de allí de inmediato. O a lo mejor quien estaba loco era el conductor o conductora de ese vehículo, que iba más rápido de la velocidad establecida para aquella zona y que iba a saltarse aquel paso de peatón porque ya no tenía tiempo de frenar.

Dime Lo Que SientesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora