-Buenos días.
-¿Mmm? –Abrí uno de los ojos para ver como Zach dejaba una bandeja con algo de fruta sobre la cama.
-Traje el desayuno.
-No tenias porqué hacerlo... –Murmuré estirando los brazos hacia arriba. –Eso tiene buena pinta.
-Y sabe delicioso. –Contestó apartando mis pies para poder sentarse. –Toma.
-Gracias. –Acepté el vaso de naranja que me había ofrecido para darle un trago. –Mmm...
Ambos comimos en silencio, pero no ese silencio incómodo, al contrario.
-¿Quieres darte un baño?
-¿Puedo?
-Por supuesto, ¿por qué no ibas a poder? –Me encogí de hombros dejando el vaso vacío sobre la bandeja.
-No tengo ropa...
-Puedo dejarte ropa limpia.
-No, no quiero llegar a casa con ropa de chico, gracias. Daryl se enfadará de ser así...
-Como quieras. –Se levantó de la cama para recoger la bandeja antes de salir de la habitación.
¿Se había enfadado? Pues el problema era suyo, y no mío...
Suspirando, salí tras él encontrándolo en la cocina.
-¿No ibas a bañarte?
-Sí...
-¿Y a qué esperas? –Me encogí de hombros para dirigirme directo al baño.
Sí, había comprobado con creces que se había enfadado.
⸾ ⸾ ⸾
-¿De dónde vienes? –Preguntó Daryl sobresaltándome en cuanto entré por la puerta de casa.
-De por ahí...
-De por ahí. –Repitió apretando los dientes. –Eso quiere decir de la casa de tu amante, ¿no?
-¿Qué?
-Claro, como no quise tener nada contigo anoche, fuiste a buscarlo a él.
-¡No digas bobadas, Daryl! –Grité ofendida y avergonzada a la vez.
Sí, tenía razón en decir que había ido en busca de otro hombre anoche, ¡pero eso no se consideraba amante si entre nosotros no había pasado nada!
¿No?
-Te vi ayer, Alanna, por favor. Estabas con el niñato ese de la boda.
-¿Qué? –Volví a decir confundida.
¿Dónde me había visto? ¿Frente al supermercado?
-Ahora no te hagas como la que no sabe nada, Alanna. Te di la oportunidad ayer de que confesaras la verdad, pero como no, preferiste mentirme en la cara.
-¡Pero si ayer solamente fui al supermercado!
-Mientes. Ya te dije que te vi con el niñato.
-¡Porqué me lo encontré cuando salí! ¡¿Qué culpa tengo yo de que nos encontráramos casualmente?!
-Casualmente, sí, claro... No me creo nada, Alanna.
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Dime Lo Que Sientes
RomanceAlanna Mayer siempre había tenido una vida fácil y adinerada, por lo que no había dudado ni un segundo en sacrificarla a cambio de la de su padre en cuanto este enfermó y las deudas lo ahogaron por todas partes. Se casó, salvó la empresa familiar y...