Quiero que me expliques todo. Sin mentiras y sin tapujos.
-Lo mismo digo. –Respondió él mirándome afligido.
Mi mejor amiga había cumplido con mi mandato y le había pasado el mensaje a Zach sobre nuestro encuentro. Lo que había hecho Daryl no tenía nombre, y por muy enfadada y decepcionada que yo me sintiera con el chico, Daryl no tenía derecho a echarlo de casa de esa manera.
Así que aquí estábamos, en el descampado al que siempre íbamos a ver las estrellas para hablar como dos personas civilizadas.
-Empieza.
-Madison no es mi novia. –Levanté una ceja incrédula. –Es algo así como mi amiga con derechos...
-¿Por qué no me habías dicho que estudiabas una carrera en la universidad?
-No lo sé. Tampoco me lo preguntaste... –Se justificó encogiéndose de hombros.
-¿Cuántos años tienes, Zach?
-¿Por qué quieres saberlo?
-Dijimos sin mentiras y sin tapujos. –Rodó los ojos a la par que resoplaba. –Zach.
-No te lo dije antes porque sabía que eso te echaría para atrás, ¿vale? Y no quería ni quiero que eso pase porque me gustas mucho, Alanna.
-¿Cuántos años tienes? –Repetí temiéndome lo peor.
-Pronto cumpliré los diecinueve. –Cerré los ojos poniéndome las manos en la cara. –¿Ves? Por eso no quería que lo supieras...
-¿Por qué no me lo dijiste antes? Dios... –Me levanté del suelo para caminar de un lado hacia el otro totalmente contrariada.
¿Cómo no había sido capaz de decirme que apenas tenía dieciocho años? ¡Nunca hubiera empezado algo con él de ser así! O sea, ya sabía que la edad solo era un insignificante número en la ecuación del amor, pero ¡nunca quise que se viera involucrado en todos estos temas que formaban mi vida! Ahora entendía muchos de sus comportamientos...
-¿Para qué? Sabía que reaccionarías así. No soy ningún niño, Alanna.
-¡Pero tampoco eres un adulto! –Grité exasperada. –Si tan sólo lo hubiera sabido antes...
-¿Si tan sólo lo hubieras sabido antes qué? ¿Me hubieras dado largas? ¿No habrías ido conmigo a ningún lado?
-¡Pues sí! Sí...
-¡Por favor, Alanna! Que solo nos llevamos tres años.
-Cuatro años en los que soy mayor que tú.
-¿Y? Yo no le veo nada de malo, Alanna. –Me detuve para mirarlo a los ojos. ¿Cómo no pude haberme dado cuenta antes? –Ahora quiero saber porqué te casaste con ese vejestorio.
-Nunca quise hacerlo... Al menos, no de esa manera...
-¿Entonces? ¿Te obligó?
-No. La enfermedad de mi padre avanzó y casi perdía la empresa debido a las deudas que vinieron más tarde... Yo quería ayudarlo, y no se me ocurría otra cosa mejor que esa.
-¿En serio, Alanna? ¿Te casaste con ese vejestorio solo para no perder el estatus social?
-Mi padre no se merecía tal cosa, Zach. Tú no sabes cuánto le costó formar esa gran empresa como para que todo se fuera a la ruina de un día para el otro.
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Dime Lo Que Sientes
RomanceAlanna Mayer siempre había tenido una vida fácil y adinerada, por lo que no había dudado ni un segundo en sacrificarla a cambio de la de su padre en cuanto este enfermó y las deudas lo ahogaron por todas partes. Se casó, salvó la empresa familiar y...