Capitulo 9

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6 meses después

Termino de comerme mi delicioso helado de pistacho y me levanto del sofá, en ese instante siento una pequeña corriente de dolor desde mi columna a mi vientre bajo, al mismo tiempo que siento una humedad recorriendome las piernas.

-No ahora por favor- digo en voz alta.

Veo hacia abajo y veo el charco a mi alrededor. ¡He roto fuente!, trato de guardar la calma como me enseñaron en las clases post-parto.

Me encamino a mi habitación y tomo el bolso de los bebes y el mío, nuevamente siento un pequeño dolor recorrerme, me apresuro a llegar a la sala de estar para tomar mi móvil. Son las 2:45pm, estoy sola en casa y no se que voy hacer ahora.

Me decido a limpiar mi charco, cuando termino me da un dolor más fuerte que el anterior, miro la hora y son las 2:50pm, las contracciones son cada 5 minutos. Tengo que irme de aquí.

-Llama una ambulancia, inteligente- habla mi querido subconsciente pero este no es un buen momento para entablar conversación con ella.

Le tomo la palabra y llamo al 911.

-911, ¿Cual es su emergencia?- contesta una voz femenina.

-Hola, estoy en trabajo de parto y estoy sola en casa- le digo casi gritando ya que  me recorre un fuerte dolor -Las contracciones son cada 5 minutos y cada vez mas fuertes-

-Muy bien señora, respire, y díganos su dirección para enviarle una ambulancia- le doy lo que piden -Ya enviamos la unidad, por favor necesito que se mantenga hablando conmigo-.

Eso hago y unos 5 minutos después llega la ambulancia, la suerte de vivir cerca del hospital por que las contracciones son dolorosas y constantes. Abro la puerta con mi bolso y móvil en mano, los paramédicos me colocan en una silla de ruedas y tomamos el ascensor, bajamos a la ambulancia y nos encaminamos al hospital.

En todo el camino trato de llamar a la estúpida de mi hermana y a mis amigas, pero al parecer se olvidaron de que tenían una amiga que en cualquier momento daría a luz.

Cuando llegamos al hospital me llevaron a una habitación y me pusieron aparatos para medir mi presión arterial y también la intensidad de las contracciones. Me midieron los centímetros y solo tengo cuatro, ¡Cuatro!, creo que moriré en el intento.

Estaba saliendo de una contracción intensa cuando suena mi móvil. ¡Hasta que parece mi hermana!

-Na..a..thy- digo con la voz entrecortada.

-¿Qué quieres abigail?, tengo 15 llamadas perdidas tuyas, es que no te acuerdas que trabajo- comienza a soltar un reguero de palabras, me estoy irritando.

-Perdón solo quería decirte que estoy en el hospital en trabajo de parto, ya sabes, nada importante- le digo con una tranquilidad que obviamente no tengo.

-¡OH POR DIOS!, lo siento hermana- se le escucha preocupada y nerviosa -¿En qué hospital estas?-.

-En el Hospital Central, área maternidad, habitación 304... AAHHHH- suelto un grito de dolor. ¡Puta madre! Esto duele -Apúrate por favor- le digo sollozando.

-Estoy allí en 15 minutos- dice apresurada.

Y como mi hermana dijo, llegó en 15 minutos y con las chicas. Me dediqué a contarles, como pude, como llegué. Cuando tenía 6 centímetros me pusieron la epidural y puedo decirles que ¡ESO NO SIRVE PARA NADA!

Horas tras horas, hasta que por fin llegó la hora del parto.

-Bueno señores preparados para traer dos bellos bebes más al mundo- comentó el doctor que realizará la hazaña y yo estaba de los nervios.

Estaba en la camilla con las piernas abiertas y mi hermana al lado dándome su apoyo. Como me gustaría que Kenneth esté aquí conmigo.

Cuando el médico me da la orden comienzo a pujar, lo hago como si mi vida dependiera de ello, siento algo salir y el doctor me lo confirma.

-La cabeza está fuera, puja mas fuerte- y así lo hago, hasta que siento que expulse una sandia -Aquí tenemos el primero, un lindo varón.

Oigo el llanto de mi bebe y se me planta una sonrisa boba en el rostro, Nathy va a cortar el cordón, me mira y tiene los ojos llorosos.

-Es hermoso, Abby- me dice.

-Vamos Abigail, falta uno aún- me dice el doctor -¡Puja!

Lo hago y este sale mas rápido.

-¡Una niña!- exclama el doctor.

Mi hermana nuevamente corta el cordón de mi otro bebe y yo estoy ansiosa porque me los muestren.

-Son perfectos, hermana- dice ella llorando -Hiciste un gran trabajo- me besa la frente.

Estoy muy agotada pero quiero ver a mis bebes. Cuando me los dan siento un sentimiento inexplicable, son pequeños, delicados y míos.

-¿Como se llamarán los bebes?- pregunta una enfermera -Es para el registro.

Mi hermana me mira.

-El niño se llama Kent Jace Grayson y la niña, Khloe Zoé Grayson- le contesto.

-Lindos nombres- habla la enfermera, los apunta y se va.

-Que original hermana-

-Los busqué así por honor a su padre, ya sabes, los tres con K- le dije con melancolía.

****

Estoy en mi habitación con mis bebes y los veo fijamente, se parecen tanto a su padre, me gustaría que los conociera pero fue como si se lo tragó la tierra.

Tienen el mismo pelo negro azabache, piel pálida y rasgos finos. Me pregunto si tienen los ojos de el también, y como si mis bebes escucharan, abrieron sus ojitos, dejándome ver ese azul tan bello como el mar.

Cada día pienso en Kenneth, no sale de mi cabeza, no se como reaccionaría al volverlo a ver, pero estoy segura que él se enojaría conmigo. Si me lo encuentro algún día no dudaré en contarle de sus hijos, el tiene derecho, además, mi intención nunca fue ocultárselo; solo no tuve la oportunidad de contárselo.

Estoy sumida en mis pensamientos cuando entra toda mi familia a la habitación. Y cuando digo toda es ¡TODA!, literalmente.

-¡FELICIDADEEEEEES!- vociferan todos, provocando que mis bebes lloren -Perdón- dicen al unísono.

Trajeron con ellos ropita, globos, pañales, un montón de cosas para mis niños y nada para mi. Ingratos.

Y así mis hijos se convirtieron en los consentidos de la casa y yo pase a segundo plano.

Inesperado (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora