Extra: Noche de Bodas

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POV Kenneth

Hot Scene

En la mañana siguiente nos iríamos a Hawái para nuestra Luna de Miel, mientras que para oficializar que Abby es mi mujer, nos encontrábamos en un lujoso hotel de la ciudad.

Cuando salimos del ascensor tome a mi esposa en brazos, como típico recién casados. Rápidamente abrí la puerta de la habitación. Estaba ansioso por hacerla mía, por quitarle ese precioso vestido y saber que hay debajo.

La dejo sobre sus pies en el medio de la habitación. Es espaciosa, cama grande y jacuzzi.

Que conste que describo solo lo que me interesa en realidad.

Miro a Abby a los ojos fijamente y veo como se estremece ante mi intensa mirada. Es hermosa, me encanta mirarla y provocar cosas en ella, me encanta toda ella. La amo con mi vida.

Sin mediar palabra me acerco a ella en dos zancadas, la tomo con mi dos manos por sus mejillas y la beso con toda la pasión que posee mi cuerpo pero sin llegar a ser brusco, muerdo su labio inferior, provocando un gemido por parte de ella y aprovecho para introducir mi lengua en su cavidad y explorarla, saborearla; su lengua danza con la mía en perfecta sincronía, gruño y siento mi pene dar un espasmo diciéndome que se puso duro en solo segundos. Bajo mis manos a su cadera y la acerco a mi clavándole mi palpitante erección en su vientre. Ella gime.

Creo un camino de besos por sus mejillas hasta llegar a su cuello, deleitandome allí y arrancándole suspiros de placer, muerdo su lóbulo y siento como tiembla. Sigo bajando por su cuello hasta su clavícula y es hora de que su vestido se valla; me molesta en gran cantidad.

Dejo de besarla y la miro a los ojos. Cargados de placer, su iris color miel completamente negro por la dilatación de sus pupilas. Su respiración estaba acelerada y pesada, mejillas sonrojadas y sus labios hinchados. Estaba completamente excitada y yo no me quedaba atrás, mi pene dolía por la excitación.

Trató de desabrochar su vestido pero la detuve.

-¡Noo!- me miro confundida -Quiero hacerlo yo- le dije de manera provocativa.

-¿Y qué esperas?- me dijo con su voz cargada de placer.

Sin hacerme de rogar camine hacia ella y me puse en su espalda. Soltaba las cintas del corset con suma paciencia notando como la desesperación crecía en ella. Ya desabrochado lo deje caer al piso y mi respiración se atascó.

¡Joder!, mi pene palpitó nuevamente dentro de mis pantalones.

Abby no tenía sujetador y sus tentadores pechos me llamaban, traía medias con liguero y una diminuta tanga color blanco todo.

¡Adiós autocontrol!

La bese con fuerza, posesión y ella me correspondía de la misma manera. La tomé por debajo de sus nalgas y la eleve haciendo que enrede sus piernas en mi cadera. Restregué mi erección en su vagina, la cual estaba húmeda y traspasaba la tela de la tanga, mojando mis pantalones. Gruñí y ella gimió.

La acosté en la cama y bese su cuello y ella sacaba mi traje y la camisa dejándome desnudo en el torso. Baje mis labios hasta sus rosados pechos y los besé, succione y lamí cada pezón terminando en una leve mordida. Seguí mis besos por todo su abdomen y al llegar a su intimidad rompí la pequeña tanga. Abby gimió por la sorpresa y me miro asombrada.

-Me debes un tanga.

-Perdón amor, pero ella tiene la culpa por tentarme.

La miré pervertidamente y cuando iba a meter mi boca entre sus piernas me detiene. La miro confundido y sin esperarlo me tumba en la cama y se sienta a sobre mí.

Se quita los tacones y luego quita mis zapatos, baja el pantalón junto a mi bóxer y mi erección se libera. La toma en sus cálidas manos y la mueve de arriba a abajo robandome gemidos de placer. Cierro los ojos por la excitación y en ese instante siento su lengua en mi glande, rodeándola, sigue el recorrido hasta la base y sube hasta la punta. Se introduce mi pene en su boca y veo las estrellas. ¡Joder!, ¡Que boca!

Comienza a succionar y aumenta su velocidad, tiemblo, gruño, gimo. Cuando siento el orgasmo llegar la tomo por el pelo y la llevo más rapido, hasta que suelto todo mi líquido en su cavidad bucal.

Cada vez las mamadas son mejores.

POV Abby

Cuando dispara todo su semen en mi boca, lo trago, termino con mi lengua de limpiar su pene, luego lo miro a los ojos limpiando las comisuras de mis labios con mis dedos y luego chupandolos.

-Se supone que deberíamos estar haciendo el amor. No tener sexo sucio- dice con su voz media entrecortada.

-Si nos amamos cuenta como hacer el amor- digo y haciendo movimientos circulares con mi cadera encima de su semi-erecto miembro, que al sentir la humedad de mi sexo, comienza a endurecerse.

-¡Joder!, no hagas eso.

-¿Qué cosa?- pregunto inocente, moviéndome más -¿Esto?- aumento la velocidad.

Sin esperarlo me toma de las caderas y me pone debajo de él.

-Ahora te toca a ti- dice besando todo mi cuerpo hasta llegar a mi entrepierna.

Sopla y mi espalda se arquea. Besa el interior de mis muslos, haciendo que me retuerza de desesperación. Por fin siento su boca besando mis labios, los separa con sus dedos y pasa su cálida lengua por mi clítoris. Gimo fuertemente. Lame mi botón de placer repetitivamente, introduce un dedo y me penetra rápido. Estoy viendo las galaxias por su experta lengua. No tardo mucho en correrme. Par de lengüetazos y la mordida en mi clítoris fue el detonante de un intenso orgasmo.

Sin dejarme recuperar del climax, me penetra de una sola estocada, arrancándome un gemido. Sus embestidas eran lentas y profundas pero al pasar los segundos fueron cogiendo velocidad.

Estaba apunto de tener mi segundo orgasmo cuando Kenneth se detiene. Lo miro con cara de poco amigos y el me sonríe. Sin esperarlo me da vuelta poniéndome de espaldas a él, me hacer arrodillarme, en posición del perrito. Me toma por el pelo y me penetra, fuerte y yo pido más. Me folla de la manera mas placentera que haya provado, besa mi espalda y masajea mi clítoris. Cuando llegaré al climax, otra vez para.

-¿Pero qué diablos te pasa?- pero no me contesta solo se ríe el muy imbécil.

Se tumba y me arrastra con el colocándome en su regazo. Tomo su palpitante pene y me doy cuenta que también él detiene su orgasmo. Me siento sobre él y me deslizo lentamente hasta introducirlo todo en mí.

Mi esposo me toma de las caderas y marca un ritmo fuerte, rápido y mi excitación me quiere matar. En la habitación se escuchan solo gemidos, gruñidos y el choque de nuestros cuerpos en cada embestida. Nuestro cuerpo está perlado por el sudor y ya siento los temblores de mi liberación.

Me toco mi pecho con mi mano izquierda, pellizcando mi pezón y acaricio mi clítoris con mi otra mano, mientras sigo cabalgando sobre Kenneth. Las paredes de mi vagina se contraen y espero que mi hombre me interrumpa pero no lo hace, lo oigo gruñir y se que también está cerca.

Tras dos penetraciones me dejo ir gritando el nombre de Kenneth, convulsiono de placer sobre él y a los segundos el me sigue, con un fuerte gruñido y siento todo su líquido, derramarse en mi interior. Caigo sobre su pecho exhausta.

Ese sin duda fue el mejor orgasmo de todos los que me a dado Kenneth.

-Te amo preciosa- me dice cuando su respiración se normaliza.

-Yo te amo más, cielo- me besa lentamente.

Me acomodo a su lado y el me abraza a su pecho. Y Felices de haber consumado nuestro matrimonio, caemos en brazos de morfeo.

Inesperado (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora