Capítulo 20.

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Se va apartando poco a poco de mí. Se pone de puntillas y me da un beso en los labios.

-No debió de ser fácil para ti.

-Nada – le digo, apoyándome de lado en la barra y sacando un cigarrillo -. Pero encontré a los mellizos, que han sido lo más cercano a unos hermanos junto con Zayn y Harry.

-¿Los mellizos? – me pregunta con la cara arrugada. Vuelve a entrar en la cocina y de nuevo está frente a mí.

-Seguro que sabes quienes son.

-Sólo conozco a Harry… - aparta su mirada.

-¿Y a Liam no? – rápidamente apoya los ojos en mí -. Tu gran superhéroe, el que te salvó de mí – río por lo irónica que es la vida -. Su hermano es Niall, un rubio.

-Ah… el rubio.

Dejo escapar el humo del cigarrillo de la boca y le doy de lleno en la cara. Empieza a toser exageradamente y mueve la mano para apartarlo, a lo que río.

-¿Desde cuándo fumas?

-Ni idea.

Entonces vuelve a mostrar la misma compasión de antes, pues he dado a entender que empecé desde muy pequeño. Comencé desde enano a saber cómo vivir sin alguien que te ofrezca seguridad y cariño. Descubrí muy pronto lo puta que es la vida.

-¿Conociste a los mellizos de pequeño, en el orfanato? – susurra. Asiento -. ¿Y… a Harry y Zayn? – pregunta tímidamente.

-Cuando nos echaron a los tres. Rápidamente nos hicimos inseparables.

-¿Os… os echaron del orfanato? – pregunta, con una expresión indescifrable, de terror y preocupación a la vez.

Vuelvo a mover la cabeza en sentido de la afirmación.

-¿Y qué hiciste?

-Buscarme la vida.

-¿Cómo?

Bufando por su gran cuestionario, apago el cigarrillo en la encimera y vuelvo a encenderme otro.

-Maggie… cambiemos de tema mejor – le digo mientras expulso el humo.

-Vale.

Hasta que no dejo de fumar delante de ella, no come de nuevo. Sé que odia que fumen a su lado, pero es que lo necesitaba. Después de haberle contado la infancia que tuve, cosa que no sabe nadie aparte de mis amigos, y de sincerarme completamente con ella, lo necesitaba. No podría haber seguido. Me hubiera puesto como una furia tremenda e incluso le hubiese gritado.

Fumar me relaja. Mucho.

Miro los mensajes que me mandan del trabajo y mis socios a la vez que ella se termina el último donut. Será bruta, se ha zampado seis.

Una suave melodía suena y ni es el iPod, que todavía sigue en marcha, ni el trasteo de mi móvil. Ella se levanta del taburete de un salto y se acerca al sillón donde está su bolso de mano de cuero negro.

-Matt.

Cuando escucho ese nombre salir de su boca, el tercer cigarrillo se rompe por la mitad. Dejo de estar apoyado en la barra y pongo toda mi atención a lo que dicen. De hecho, voy y apago el reproductor.

-Pero… no estoy… Vale, sí... ¿Qué? ¡No me grites!

Por su enfado y porque sé que le ha gritado, agarro fuerte su brazo dispuesto a quitarle el móvil. Maggie consigue escaparse y se aleja mirándome con una mirada asesina.

-Sí, y qué. La echaba de menos… ¡Me da igual! Seguro que todo el mundo se lo pasó bien sin que yo estuviera.

Me cruzo de brazos delante de ella y cuelga al instante.

angst || l.tDonde viven las historias. Descúbrelo ahora