Capítulo 30.

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-¿Cómo puede ser tan guapo el profesor de prácticas de gimnasia?

Angie está sentada en el sofá mientras lee una revista y Harry la rodea con un brazo a la vez que se encuentra embobado con la serie que supuestamente vemos. Ella, en cambio, está sumida en los artículos sobre la última moda que ni siquiera levanta la cabeza para mirarme cuando me pregunta.

-Seguro que no más que yo – contesta Louis.

Nosotros estamos sentados en el otro sofá, el paralelo a la tele. Él me acaricia el pelo como si me lo estuviese peinando con sus pequeños dedos. Con mi cabeza sobre su regazo, me erizo cada dos por tres por el placer que siento cuando me tocan el pelo. Es algo que necesito, de verdad. Y los escalofríos son más fuertes cuando me lo hace Louis.

Durante toda la semana he estado obligándolo a que me lo hiciese. El tocarme el pelo, digo. Pero que él nunca se ha resistido, ¿eh? Es como si le encantase también mover sus dedos entre mi cabello. Cada tarde ha venido para estar conmigo. Sigue estando un poco deprimido, pero bueno. Aunque yo tuviera que estudiar o no pudiese estar pendiente de él, venía para pasar todo el tiempo posible conmigo aprovechando que mi madre está en su clínica todas las tardes. Después, según él, se iba a trabajar.

-Louis, no, flipado de mierda.

-Cállate que yo soy un puto dios griego.

-Mira, porque no lo has visto… - mi amiga se abanica exageradamente con la revista -. ¡Él sí que es un puto dios griego, tío! Es tan guapo y está tan bueno… Madre mía.

Louis se queda callado para ver si el novio de la chica se da cuenta de cómo a Angie le afecta ese hombre, pero el de pelos rizados sigue embelesado. Mi amiga ríe y yo con ella, despertando al bello embobado.

-Tiene unos ojazos… Un cuerpazo… ¡Y un culo! – suspira Angie, despertando también la atención de su novio.

-Sabes que me estás describiendo a mí, ¿no? Lo sé, lo sabes, lo sabemos.

-¿Te gusta el culo de Louis? – pregunta Harry, haciéndonos reír por su confusión.

-Ha dicho antes que era un puto dios griego – dice Louis para picarlo -. De esos con los que sueñan todas las mujeres del planeta Tierra. Ten cuidado, tío, que la tengo en el bote.

-Lo que tienes en el bote es el cerebro, y a miles de kilómetros de tu cabeza, subnormal – su comentario nos hace estallar a carcajadas a Angie y a mí -. ¿Crees que una chica tan guapa e inteligente como Angie se fijaría en… algo como tú?

-No, se ha fijado en un puto tumor social andante. Quiero decir… en ti.

-Pobre Maggie que tiene que aguantarte.

-Pobre Angie que tiene que ver tu cara todos los días.

-Bueno, ¿ya? – divertida, despego mi cabeza del regazo de Louis e intento parar el pique.

Me siento y me pego a él. Los dos amigos todavía se siguen echando una mirada un tanto desafiante. Para cortarla, Angie le da un corto beso en los labios a su novio y luego le susurra algo haciéndolo sonreír.

-Total, que se me caía la baba – vuelve a sacar el tema Angie. Y sonriendo maléficamente, añade: -Y a él también con Maggie.

Por sus últimas palabras, a Louis le da como un espasmo y su brazo se tensa a mi alrededor. Entonces, me mira con las cejas juntas preguntándome qué coño está diciendo mi amiga.

-No mientas, Angie.

-No miento – ríe -. Es la verdad. Se han estado mirando toda la clase.

Harry tiene ahora una sonrisa cachonda por ver cómo Louis se llena de celos. Espera a ver la respuesta de su amigo, pero éste sólo sigue mirándome inquisitivamente.

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