Capítulo 32.

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La música nos rodea y nos hace vivir la noche. Una de la que haría eterna para poder saborear cada momento que me ofrece. De esto hay que hacer un recuerdo. Menos mal que ahora mismo estoy quitándome todo el mal rollo de ayer de encima, porque vaya mierda de jueves fue. Además del enfado de hoy con mis padres y con sus miradas reprobatorias porque no les gustaba la idea de que me fuera de fiesta y menos de que me encontrase con Louis. Pero se han quedado más tranquilos cuando les he dicho que trabaja esta noche. Todavía no sé en qué.

Total, que lo estoy disfrutando. La verdad es que he estado esperando la apertura de esta discoteca como bastante tiempo, aparte de que creo que toda Selville también. La cola en la entrada era larguísima y me atrevo a decir que todos los jóvenes de la ciudad están hoy aquí. Me ha sorprendido que yo no haya tenido que esperar porque Harry le ha dicho algo al gorila de la puerta y he entrado con una sonrisa incómoda por parte del tío alto y negro.

Sí, venía de sujeta-velas.

-¿Qué ha sido eso? – le he preguntado a Harry cuando ya estábamos dentro, levantando la voz para que me pudiera escuchar a través de la música.

-A eso se le llama tener contactos y buenos amigos – me ha respondido con una de sus sonrisas chulescas.

Pero ojalá fuera yo una de esas personas VIP que pudieran subir a la azotea, porque eso es lo que se escucha, que esta puta discoteca tiene una azotea con música y con vistas a todo el centro de Selville iluminado. Aunque será para el dueño y sus amigos o incluso para fiestas privadas y esas cosas. Pero no me puedo quejar, porque solamente con entrar a este sitio pareces una persona privilegiada. Habrán muchas que se queden fuera. Es que ésta es una discoteca bestial. Tiene cuatro putas plantas. La cuarta es la azotea. Las demás tienen la música a tope y bebidas de todo tipo, hasta cócteles de los que nunca se hayan podido llegar a crear. Las paredes son de cristal y ves como la demás gente se lo pasa brutalmente genial. La planta baja es la más grande y es el centro de todo. La segunda y tercera planta la rodean, y tienen barandillas para que no te caigas al centro, muy gracioso todo. Y es que es una pasada el sitio.

También cuentan que es la cuarta discoteca del dueño de Theatre, The Cathedral y The Garden. Esta se llama Obs, que dicen que viene de Obsession. Mola. Da morbo, no sé. 

Liam y al encantador y al que acabo de conocer Zayn estaban en la barra cuando hemos llegado y he tenido una gran oportunidad para dejar aparcado allí con ellos a Harry y poder bailar tranquilamente con Angie. Pero entonces, Harry viene y se pone a bailar con su novia, cortándome todo el puto rollo. Un poco enfadada me dirijo hasta la barra.

Cuando los vuelvo a ver me pregunto cómo los amigos de Louis pueden ser tan guapos y tener un porte tan apuesto, sobre todo Liam con su pelo bien peinado hacia el lado, aunque hacia atrás a la misma vez, y su barba que lo hace ver más mayor de lo que es.

Pero alguien me coge de la mano y no me deja llegar hasta la barra. Me da la vuelta y entonces me encuentro con los ojos que siempre me piden que no despegue mi mirada de ellos. Tragando lentamente, le echo un vistazo de arriba abajo y me digo que Angie se desmayará cuando lo vea.

-Qué guapa, Maggie – me sonríe enseñando su perfecta dentadura.

Y es que mi amiga tiene razón. Él sí que es un puto dios griego. A lo Matt Bomer, pero sin ser gay. O no sé si es gay. Que Dios no lo quiera porque sería otra gran pérdida.

-Oh, gracias – río muy tímida -. ¿Qué haces aquí?

-Pues lo mismo que tú - ríe también -. Que seré una especie de profesor para ti, pero que sigo siendo joven.

Su comentario me hace reír y la mano que todavía no ha soltado mi brazo me acerca a él y él nos acerca más entre la multitud. También me avergüenzo por lo dicho de que me ve guapa, porque el vestido que llevo es de todo menos decente para que me lo vea un casi profesor.

angst || l.tDonde viven las historias. Descúbrelo ahora