—¡Necesito un doctor! —entre corriendo al hospital más cercano que había encontrado.
—Señorita, guarde la calma —una voz a mis espaldas me hizo girar a ver quién me pedía algo imposible—. No tenemos más espacios disponibles en este hospital, podemos contactarla con...
—Son un maldito hospital y esta es una puta emergencia —encare a la enfermera.
—La entiendo y de verdad una disculpa, pero ya no hay...
—Me importa una mierda lo que está pasando afuera. Necesito...
—Ana —mi nombre llamado por una voz un poco conocida me obligo a voltear—. ¿Qué pasa? ¿Estás bien? —el doctor Hoffman, nuestro doctor de cabecera se encontraba cubierto de sangre en su bata blanca.
—Es Steve, está muriendo. Necesita ayuda de inmediato.
—Avisare que llevare paciente a quirófano y que terminen de limpiar rápido, no tengo camilla a la mano, pero ver por Rogers, yo me encargo —aviso comenzando a avanzar hacía más dentro del hospital, asentí para salir en busca de mi novio.
—Necesitare tu ayuda, Sam —el moreno asintió tomando a Steve por el brazo y pasándolo por sus hombros, tome a Rogers del otro lado ingresándolo al hospital.
—Acuéstalo aquí —ordenó el doctor Hoffman, la camilla a penas y tenía una tela azul limpia—. Llévenlo al quirófano tres, rápido —los enfermeros comenzaron a avanzar con la camilla entre sus manos perdiéndose a mi vista—. Sabes que no puedes pasar —me tomo por el brazo obligándome a verlo—. Vamos a hacer lo que mejor sabemos hacer, ¿está bien? —asentí nerviosa—. Él va a estar bien, lo prometo. Es muy fuerte.
—Si —asentí convenciéndome a mí misma.
El doctor dio vuelta y entro corriendo a un pasillo, las puertas solo se movieron hacía dentro y hacia fuera, hasta que por fin se cerraron. Me senté en el el piso del hospital con mis manos ocultando mi rostro. Tenía miedo, mucho miedo, no podía perder a Steve, simplemente se iría mi vida con él.
—Él estará bien —la mano de Sam descanso en mi hombro, levanté mi rostro y con lágrimas en los ojos sonreí y asentí—. Es fuerte la persona más fuerte que conozco.
—Si, lo es —aseguré.
—Deberías ir a que te revise un doctor —propuso con un deje de preocupación—. Esas heridas no se ven muy bien.
—Estoy bien, descuida —asegure sin muchos ánimos—. Sanaran en cualquier momento —aseguré.
Se hizo de nuevo un silencio espantoso, necesitaba que me informaran de Steve, aunque Sam me daba ánimos la verdad es que no tenía mente para nada, solo me importaba Steve. El tiempo pasaba tan lento, ningún doctor salía a informarme algo y mis nervios cada vez se apoderaban más de mí. Los pasos apresurados de alguien se presenciaron, gire a la puerta del pasillo por donde se habían llevado a Steve, pero nada
—¿Cómo está? —esa voz era la de Romanoff, me gire y efectivamente estaba un lado de Sam.
—Aún no sabemos nada —respondió él. Natasha toco su frente en un momento de frustración para soltar un suspiro.
La pelirroja tomo asiento en el sillón frente a mí, los ojos de Romanoff me observaron con una pizca de pena, aparte la vista de ella y volví a ponerla en el suelo. Necesitaba saber algo de Steve cuanto antes.
—¿Dónde está, Nick? —hable en la misma postura.
—Arreglando unos asuntos, junto a Maria —informo Natasha—. Hill viene en un momento para acá, me pidió que le avisara la situación de Steve —asentí con un suave movimiento de cabeza—. Gracias por salvar mi vida —mi vista paso del piso del hospital a los ojos de Romanoff—. Fue muy arriesgado lo que hiciste y sin embargo tomaste ese riego sabiendo que te podían matar. De verdad muchas gracias.
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Libre - Tercera temporada
FanfictionNueva ciudad, nueva vida. Es lo que pensaron Steve y Ana al mudarse a Washington D.C pero, nuevos problemas surgen también. Con la llegada del que mucha gente cree un cuento "El Soldado del Invierno" . SHIELD infiltrada, recuerdos del pasado, nuevo...