Aleksi
Había tenido una semana de mierda y esta parecía que iba a empeorar aún más. Recibí una invitación de Connor Claymore que no podía rechazar. Él insistía en debía conocer a su hija lo antes posible. Por lo que a mí respectaba me importaba un carajo mi futura esposa. Mi relación con ella sería una mentira. Viviríamos juntos y solicitaría su presencia solo cuando la necesitara para mantener las apariencias. También le daría acceso a mi dinero, pero eso era todo. Al llegar la noche dormiría con Bella desnuda en mis brazos.
Ciara era deber.
Bella mi más grande anhelo.
Me imaginé la expresión en su rostro cuando viera el regalo que le había dejado bajo el árbol. Deseé pasar la noche con ella y oír sus estupideces. Me sacaba de quicio la mayor parte del tiempo, pero yo era la polilla que siempre regresaba a la luz. La necesitaba desesperadamente y empezaba a dudar sobre mi compromiso con Ciara Claymore. ¿Cómo diablos podría cuando la única mujer que despertaba algo en mí vivía encerrada en mi mansión y su atención era todo lo que quería?
—Comprometerte con la hija de Claymore ha sido un movimiento muy inteligente y conveniente —Fredrek sostuvo el palo de golf y golpeó la bola—. Canadá cuenta con las mejores rutas marítimas para nuestro cargamento y ellos dominan Toronto.
Fue mi turno de lanzar el tiro. Golpeé la pelota sin mucha presión y terminó justo en el agujero a cuarenta metros. Miré a mi contrincante con una sonrisa presumida y bebí un trago de agua desde la botella. Fredrek resopló. Decidí unirme a él en una partida después de semanas ausente. Jugaba golf no solo por diversión, también cerraba muchos acuerdos comerciales.
—Asumí que la noticia no te gustaría—mascullé y ajusté la gorra sobre mi cabeza.
Fredrek soltó una risa divertida y le echó un vistazo discretamente a la chica que nos servía otra ronda de bebidas. Era una morena de largas piernas y demasiado joven. No me sorprendería que la llevara a un hotel pronto. Tenía muchas amantes y su esposa fingía que no sucedía nada para seguir disfrutando de su fortuna. Un gusto agrio inundó mi boca al pensar que mi relación con Bella sería así en el futuro. Patético. Ella me odiaba por razones obvias, pero lo haría aún más cuando supiera sobre mi compromiso con Ciara. No era el tipo de mujer que se conformaba con menos.
—Tu padre y yo éramos amigos—dijo Fredrek—. Pero no estaba de acuerdo con la mayoría de sus acciones. Eran impulsivos y perjudiciales. Estuvo a punto de perderlo todo porque no fue capaz de ver más allá de su egoísmo.
—Mi padre creía que Connor era amante de mi madre. Eso lo llevó a arruinar una gran alianza con los irlandeses.
La expresión de Fredrek de absoluta incredulidad antes de que negara lentamente y nos acercáramos al siguiente hoyo. Puso la bola en su posición y suspiró.
—Nunca hubo intención de armar una tregua con los irlandeses. Tu padre buscaba una excusa para atacar a Claymore.
—Connor quiso salvarla—murmuré—. A mi madre.
—Sí.
—¿Y tú? —presioné—. ¿No lo intentaste?
—No podía. No acudió a mí.
Su respuesta me molestó y despertó una inexplicable rabia. No tenía ningún derecho a reprocharle nada porque sería muy hipócrita de mi parte. Yo había decidido reescribir la historia y seguía los mismos pasos de Mikhail Kozlov. Probablemente era peor que mi progenitor.
—Puedes conservarla—continuó Fredrek—. A Bella.
—Lo sé—dije—. Lo que ella quiera no tiene importancia. Pertenece a mi lado y no irá a ninguna parte.
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Cautivos
Ficción GeneralEsto no es un cuento de hadas. Es una pesadilla. Obra registrada. Prohibida su copia o adaptación. Código de Registro: 1709303636679