(Tn) es una joven de 16 años que es enviada por Wiss, su maestro, a la tierra para que conozca a los seres que habitan el planeta. A medida que pasa tiempo en la Tierra va haciendo amigos, hasta que alguien llega, buscando venganza y sólo provocando...
Galatea:- Hace ya muchos años, más de los que recuerdo, existieron seres muy poderosos. Ellos no eran dioses, pero sobrepasaban el poder de éstos por mucho, se hacían llamar Yokais, demonios que nacieron del temor y miedo de las criaturas de los diferentes universos. Eran seres capaces de absorber las almas de los vivos, quitandoles la vida. Cuando maduraban se volvían locos y eran capaces de arrasar con decenas de planetas hasta que su sed de sangre fuese saciada. No había muchos individuos, sólo se supo que hubo al menos una familia de yokais en cada universo, y todas tenían entre tres o cuatro miembros. Ellos hacían lo que les venía en gana, hasta que los dioses decidieron que había sido demasiada libertad para estos seres, y decidieron destruirlos. Fue necesario que los doce destructores fueran juntos universo por universo para acabar con todos los yokais, o eso creyeron que hicieron.
(Tn):- ¿No acabaron con todos?
Galatea:- No, lo último que los dioses iban a imaginar era que en el séptimo universo se hallaba una yokai, que ya había madurado, uniéndose con un saiyajin, del cual estaba completamente enamorada, aunque jamás lo hubiese admitido. Ella era sumamente orgullosa, no dejaba que otros le dijeran que hacer, además de que odiaba que no hicieran lo que ella quería. Ellos se conocieron en un planeta desolado, ambos buscando soledad, se encontraron el uno al otro. Su nombre era Kumiko, que significaba lo que poseía, belleza duradera, ésta era ella:
Mi madre extendió su mano y sobre su palma se formó una esfera de luz, donde se proyecto la imagen de una mujer. Era realmente hermosa. Su cabello, blanco como la nieve, estaba atado en dos coletas, sus ojos eran de un extraño y brillante dorado, y tenía unas extrañas marcas en su rostro, una de una luna en su frente y dos extrañas lineas justo debajo de sus ojos. Su rostro era serio, pero su boca parecía querer sonreír.
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(Tn):- Que hermosa...
Galatea:- Es verdad -dijo cerrando la palma de su mano, haciendo que volviese mi atención de nuevo a la historia- Era una mujer de tal belleza, que cuando el saiyajin la presentó, otros quisieron tomarla, incluso saiyajines poderosos, obviamente él se negó, pero era de clase baja, por lo que no importaba su opinión.
(Tn):- Entonces, ¿ella fue llevada lejos de él? -mi madre me miró con una pequeña sonrisa y negó con la cabeza.
Galatea:- ¿Tú crees que alguien tan orgullosa como lo era Kumiko hubiese dejado que hicieran con ella lo que quisieran?
(Tn):- Supongo que no -respondí al darme cuenta de a que punto quería llegar mi madre- Yo jamás hubiera dejado que alguien eligiese mi vida por mí.
Galatea:- Pues ella era igual, no lo permitió, y cuando esos hombres intentaron llevarsela por la fuerza, pagaron las consecuencias.
(Tn):- ¿Qué quieres decir? -fruncí el ceño mirando a mi madre, imaginando la posible consecuencia.
