Capítulo 20

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-____, _____,.... ¡_____!-revoloteé las pestañas.

-Sí, ¿qué necesitas mamá?-dije rápido, ni si quiera estaba segura de que me estuviera hablando.

-¿Estás en este mundo?, te veo distraída.-tragué saliva.

¿Distraída?, creo que eso se queda corto, estaba más que distraída, no podía sacar de mi cabeza lo que había pasado anoche, el ser linda con Harry no iba a ayudar, en lo absoluto.

-Me levantaste muy temprano mamá, ni siquiera me he vestido.

-Esa no es una excusa muy convincente pero bueno... apúrate, porque se te hará tarde.-

Miré el reloj que se encontraba colgando de la pared, sobresalté al ver la hora ya que mi madre tenía razón, se me hará tarde.

Subí a mi cuarto y me puse esto unos jeans blancos y una blusa a tirantes, rápidamente puse algo de color en mis mejillas y cepillé mi cabello. Al terminar mi trabajó fui directamente a la estancia y me encontré con la agradable presencia de Louis.

-Louis, ¿qué haces aquí?- le sonreí.

-Vine para que vayamos a la escuela juntos.- se acercó a mí. –además vengo a hablar de lo que te dije ayer.- me susurro en el oído.

-Ahhh... quieres hablar de Em...-

-Bueno, creo que nos vamos. Hasta luego Elizabeth.- le gritó a mi madre desde la sala. Con gran fuerza logró sacarme de casa.

-¡Hey! Mi cuerpo de delicado.-me quejé.

-Lo que digas "muñeca de porcelana".-dijo sarcástico.

-Bien, que es lo que quieres saber de Emma.

-Dime lo que sepas.

Mientras caminábamos le platicaba todo lo que a Emma le gustaba y lo que buscaba en un chico. Claro que la mayoría eran fantasías, nadie puede encontrar al chico perfecto. Llegamos a la escuela, esta vez había más personas de lo habitual, Louis y yo nos sorprendimos e inmediatamente buscamos a las chica.

-¡_____¡- escuché mi nombre.

-¡Emma!- al escuchar eso Louis volteó rápidamente la cabeza, pensé que saldría volando.

-¿Dónde has estado?, pensé que ibas a venir conmigo.

-Me robaron.- volteé a ver a Louis.

-Oh... está bien.- ella se puso cabizbaja.

-¿Te pasa algo?- le pregunte preocupada.

-No. Vamos a clases- empezó a caminar y yo la seguí, detrás de nosotras venia Louis.

Entramos y ahí estaba Charlotte Alex y Bryan, empezamos a platicar, luego llegó el maestro y así fue clase tras clase hasta el receso. Los seis nos sentamos en una mesa solo para seguir platicando, no comimos ni un bocado por hablar. De repente se acercó Harry con una gran sonrisa dibujada en su rostro.

-Hola Harry.-tal vez estoy siendo muy hablado con él.

-Hola, ¿todavía sigue en pie lo de...?-mierda, olvidé por completo nuestro trato con todo lo que pasó la noche anterior.

-Claro, después de la escuela.- le sonreí y el correspondió a mi sonrisa. Nos quedamos así por un momento hasta que la maldita campana sonó. Despertamos del trance en que estábamos.

-_____, vamos.- me dijo Charlotte, y en su rostro pude notar que estaba conteniendo una carcajada, creo que vio lo que pasó con Harry.

-Sí.-me levanté rápidamente y fui con mis amigas.

-¿Hay algo entre Harry y tú?-no le respondí, tendría que explicar tantas cosas que prefiero ahorrármelas.

Llegamos al salón y la señorita manos de silicón estaba sentada en mi silla.

-Jennifer... muévete de mí silla.- ella sonrió. Odiaba esa maldita sonrisa.

-Uy... _____, ¿qué pasa?, ¿no tienes modales?-rodé los ojos.

-De acuerdo. Jennifer, ¿podrías mover tu enorme y maldito trasero de mi silla?- ella se levantó de mala gana.

-Aquí tienes, pon tu enorme y gordo trasero en la silla.-endureció la mandíbula.

-No tan grande como el tuyo.-entonces ella me dio un puñetazo en la mejilla.

-¡El mío no es tan grande!, ¡estúpida!- una lagrima salió de mi ojo, la limpié con enojo y le regresé el golpe, el mío fue tan fuerte que una gota de sangre salió de su labio.

-Ésta la pagarás.- y de pronto la sentí encima de mí. 

Tomó de mi cabello y halaba de él mientras yo quería arañarle el rostro, sólo escuchaba los gritos de mis compañeros, unos decían mi nombre y otros el de Jennifer, como si nos apoyaran a que peleemos, nosotras seguíamos destrosándonos hasta que Charlotte me tomó del brazo para zafarme de Jennifer, lo cual fue imposible... ella no me soltaba. Un gran grito de la garganta de Charlotte se escuchó mientras trataba de separarnos.

-¡____!, ¡suéltala!, ¡se lastimaran!

-¡Jennifer no me suelta!- una lagrima salió de mi ojo, el dolor en mi cabello era insoportable. – ¡Haz que ella me suelte!- le supliqué. De repente pude notar la presencia de Harry e hizo que todos cerraran la boca dando un enorme grito.  

Por Un AccidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora