Después de terminar mi almuerzo con Leila decido ir a molestar a mi futuro marido. Me encanta ponerlo de mal humor, es mi nuevo hobby. Sonrío solo de pensar la cara que pondrá cuando me vea.
Conocí a mi queridísimo futuro marido (nótese el sarcasmo) cuando en primer año de la uni mi recién encontrada mejor amiga Leila me invitó al aniversario de sus padres. No voy a negar que el pobrecito está como un queso. Pero la belleza no es todo en la vida y él es la prueba de aquello. Desde la primera vez fue más que condescendiente conmigo, no paraba de criticar mi atuendo y cuando me vio coquetear con un chico murmuró que yo era una fácil. No voy a negar que soy un poco coqueta, me gusta. Pero he tenido sólo dos hombres en mi vida y no pensaba dejar que un malcriado millonario hablara mal de mi. Tuve que vaciarle la copa. Era algo así como mi deber social con el mundo. El llevaba un Armani, creo que eso lo deja claro, fue tan maravilloso verlo enfurecido. Apretaba los dientes y los puños, y he de admitir que fue bastante caliente. Pero por supuesto que me disculpé efusivamente y hasta le ofrecí limpiarle los pantalones, pero él solo se alejó . Yo no dejaba de sonreír como el gato de Alicia en el país de las maravillas, pero Leila me miraba con cara de pocos amigos así que tuve que ocultar mi sonrisa, solo un poco.
Después de eso nuestros encuentros siempre terminaban con uno de los dos molesto, buscamos cualquier oportunidad para molestar al otro y a medida que íbamos creciendo las bromas se convirtieron en pullas, una vez incluso estuvimos casi un día entero sin molestarnos. Hasta que le puse el pie para que tropezara y trató de agarrase a mi vestido y lo bajó hasta que mis pechos quedaron a la vista.
El edificio de Noah Stone es bastante grande, y nunca he tenido ganas de elogiarlo por ello aunque sé que él creo todos los diseños. No sé muy bien que hacen aquí porque los negocios nunca han sido mi fuerte, pero creo que tiene que ver con inversiones y bienes raíces. Noah es arquitecto, siempre lo molesté por hacer dibujitos raros, pero su talento me impresiona, es casi lo único bueno que tiene él.
El portero del edificio es un hombre mayor con el que suelo bromear, se llama Andrew pero insiste que lo llame Andy.
- Hola Andy, hoy te ves muy sexy- digo con una sonrisa.
- Señorita Sanders, está hermosa como siempre- el hombre es más viejo que Dios, pero aún así sigue siendo un coqueto.
- ay Andy eres un amor, me casaría contigo si tu esposa no fuera un ángel- digo recordándole a su mujer.
- La sigue esperando, tiene que enseñarte el punto doble o algo así-
- Dile que iré Andy- contesto
Sigo caminado hasta el elevador y pulso el 19. Espero mientras dentro suena alguna música de los 80's.
La campanilla suena y me dirijo hasta la puerta, pero la secretaria de Noah se me atraviesa.
- No puede pasar, Noah está ocupado- dice frunciendo el ceño hacia mi.
- Es señor Stone para ti, y el sabe que vengo- miento.
- El señor Noah no me dijo que venía- dice ella sin dejarme pasar.
Perra perra perra perra, pienso.
- Mi osito no tiene que decirte nada- digo pasándola. Sigo caminando hasta su puerta y entro sin llamar.
Noah está sentando leyendo algunos papales de quién sabe qué y cuando me ve llegar se sorprende.
- OSITOOOOOOO- grito y me acerco a él. La secretaria que no es nada tonta me ha seguido hasta la oficina. Perra, vuelvo a repetirme internamente.
Me dirijo hasta su escritorio y me siento en sus piernas mientras la secretaria nos observa con los ojos abiertos. Le doy un besito en los labios y la miro.
- ¿Podrías dejarnos solos y cerrar la puerta? Ah, y que nadie moleste al señor- digo con una sonrisa.
Ella no lo puede creer y mira a Noah en busca de una confirmación. El que no ha dicho ni mu desde que entré le hace un gesto con los dedos para que se retire. Bien, victoria.
- ¿Se puede saber qué haces aquí?- pregunta frunciendo el ceño hacia mí.
Fingo hacer un mohín y enrosco mis manos en su cuello.
- ¿No estás feliz de verme osito?- pregunto moviendo las pestañas en un gesto empalagoso.
El achica más los ojos y yo insisto.
- Creí que mi futuro maridito estaría feliz de verme- digo con voz triste y alejando la mirada.
- Tengo mucho trabajo y no estoy para juegos- dice sin mirarme.
Me levanto de sus piernas y me dirijo a unos sillones que tiene cerca de los ventanales. Jamás cambiaría la vista de Nueva York.
- Quiero que hablemos de la boda- digo cambiando de tema.
- Creía que ya estaba todo dicho, nos casamos en dos semanas- dice queriendo zanjar el asunto.
- Hay muchos temas que no hablamos- digo poniendo mis brazos en jarras.
- Viviremos en mi casa, ya la conoces hay bastante espacio. Podremos tener a tu sobrino, yo podré ser socio y lo mantendremos durante dos años, es bastante simple. Sólo te pido que seas discreta con lo haces, yo también lo seré.
- ¿Discreta?- pregunto confundida.
- Sí, ya sabes con tus relaciones- dice mirándome como si no entendiera por qué lo pregunté- No quiero que la prensa sepa nada de los amoríos que tengas.
- ¿Amoríos?
- Por Dios ¿pensabas que seríamos célibes durante dos años?- dice finalmente entendiéndome.
No digo nada. Solo lo miro. No sé que esperaba.
- A ver Jasmine, te conozco. Tu no durarías ni un mes sin estar con alguien.
Lo que está diciendo no es verdad, por supuesto que no es.
- Sé que tú no durarías ni una semana sin acostarte con tu secretaría- digo furiosa.
- ¿Qué? ¿Con Melissa? Yo no me acuesto con ella- dice aquello como si la idea fuera absurda.
- Pero es obvio que ella sí quiere acostarse contigo- siseo
Eso se me escapa, pero no me rectifico.
- Solo prométeme discreción- repite él.
- Te prometo algo Stone- digo parándome solemne frente a el. Clavando sus ojos en los míos- Si alguien se entera que me engañaste mientras estemos casados te corto el pene.
No me quedo para su respuesta. Maldito Stone, está loco si piensa que voy a dejar que me ponga los cuernos.
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Junto a ti.
RomanceJasmine es preciosa, siempre se lo dicen. No es tímida ni tranquila. Noah es demasiado sexy, todas se lo dicen. Es temperamental y posesivo. Jasmine necesita un esposo para recuperar a su sobrino y Noah necesita una esposa para que lo hagan socio...