Capítulo 4

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Días después sigo ansiosa, no puedo estar en paz sin hacerle pagar a Noah tal desfachatez. Sé que este acuerdo es sólo un trato y no tengo deseos de acercame a Noah jamás, físicamente hablando. El caso es que ambos sabemos que esto es un acuerdo, pero el mundo no lo sabe, para ellos estamos tan enamorados que no podíamos esperar a estar casados. No dejaré que todo Nueva York sepa que Noah me clava los cuernos con la gata de su secretaria, de eso nada.
Mientras busco en Google formas para que Noah tenga disfunción eréctil, una periodista del New Yorker me llama. Justo lo que necesitaba.

Dos días después estoy volviendo a mi oficina con un sándwich cuando Kate me intercepta.
- Es Noah- dice mirándome apenada.
- Mierda- digo, pero mi voz sale feliz.
- Está furioso- dice negando con la cabeza, seguramente preguntándose qué clase de travesuras hice.
- Eso suena aún mejor- digo con una sonrisa.
Voy hasta mi oficina, dejo mi sandwich a medio comer en mi escritorio y me siento en mi silla, limpiándome los dedos, pongo la llamada en altavoz.
- OSITOOOOO- grito con voz chillona.
- Voy.a.matarte- dice furioso. Diciendo cada palabra con ira contenida.
- Ay Osito, no te pongas así. No quiero un maridito arrugado- hago un puchero mientras lo digo, aunque el no pueda verme.
- Le dijiste al New Yorker que tengo disfunción eréctil- dice furioso- No solo eso, aquí dice que es algo que afrontamos juntos aunque quedes insatisfecha. ¿Cómo pudiste?- sisea enojado.
- La verdad es que fue bastante sencillo Osito- digo recostándome en el sillón-Una mujer muy amable llamada Alice necesitaba una primicia y yo sé la di.- me encojo se hombros.
- Dios, ahora mismo tengo unas ganas de hacerte un montón de cosas Jasmine- dice frustrado.
- Hay una connotación sexual ahí- digo sin poder contenerme.
- Vas a matarme- dice, y sé que se está sujetando la cabeza- Paso por ti en 15 minutos- dice luego de un momento.
- ¿disculpa?- pregunto confundida.
- Iremos a comer- dice
- Ya tengo un sándwich- digo levantándolo y mordiendo solo para comprobar que sigue ahí.
- tíralo- dice y la llamada se corta.
Maldito, maldito, maldito.
Odio cuando tiene la última palabra.
Apago mi laptop, tomo mi celular, mi bolso y camino hasta al ascensor. Dentro me preparo mentalmente para el encuentro con mi futuro maridito.

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