Capítulo 35

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Estoy acostada en la cama repleta de almohadas pero por alguna razón no me siento cómoda.
No todavía al menos.
- OSITO- grito.
No tengo la menor idea de lo que el esté haciendo pero se está tardando mucho en contestar mis gritos.
Perdón, llamados.
- NOAH- vuelvo a gritar cuando el sigue sin aparecer.
Me remuevo incómoda en la cama, buscando el mejor sitio para acomodarme.
-STONE- vuelvo a gritar y unos segundos después escucho sus pasos resonando en los escalones.
Sonrío complacida.
- ¿Sí?- dice apoyando la cara contra el marco de la puerta- ¿Jasmine?
- ¿Amorcito podrías por favor traerme más jugo de naranja?- digo meneando las cejas y las pestañas.
El me mira contrariado y suspira.
- ¿No crees que ya has tomado mucho jugo hoy?- dice escéptico- Ese jugo tiene mucha azúcar, no creo que sea bueno para ti- dice
Encierro la cabeza en la almohada y gimo.
- Pero lo necesito, Noah- digo gimiendo- Este bebé está hambriento y lo único que acepta es jugo de naranja ¿qué se supone que yo haga?
- Tal vez si te preparo algo natural- intenta
- No quiere- digo rápidamente- Por favor, Osito. Es el último vaso, lo prometo-
El suspira resignado y sin otra palabra vuelve a salir de la habitación. Sonrío complacida mientras abro un libro, empiezo a leer las primeras páginas cuando Noah vuelve con el vaso de jugo y con mala cara me lo pasa.
- Gracias, Osito- digo sonriendo. El no dice nada mientras se acomoda junto a mí en la cama.
- ¿Dónde está Tommy?- pregunto entre sorbos.
- Está viendo una película- dice mirando fijamente el vaso que estoy llevándome a los labios.
Suspiro y lo dejo a un lado.
- Gracias- dice y se recuesta completamente en la cama. Me acoplo a su cuerpo y suspiro.
- Eres muy persuasivo, Stone- digo contra su cuello.
- Debo serlo- dice riendo un poco- Desde hace una semana que sabes que estás embarazada y ya estás esclavizándome. Esto no pinta bien Osita.- dice con una sonrisa. Yo le quito la lengua pero solo hace que sonría más.
- Tengo síntomas, Noah- digo con el ceño fruncido.
- El problema es que empezaste a tener todos los síntomas dos minutos después de saber que estabas embarazada. Es algo sospechoso no lo niegues.
Tomo una de las almohadas y lo golpeo en la cara y luego en el pecho.
- ¿Quieres que tu hijo o hija salga con cara de naranja?- digo golpeándolo de nuevo.
- Por supuesto que no- dice riendo más fuerte- Es por eso que me desperté a las tres de la mañana y te preparé hígado con cebolla.
Hago arcadas solo de escuchar eso.
- Y lo peor fue que ni siquiera lo comiste- dice. Me avergüenzo.
- Lo siento, Osito- de repente me entran unas ganas terribles de llorar y sin darme cuenta lo estoy haciendo. Las lágrimas desbordan mis ojos nublándome la vista.
- Te juro que quería comer ese hígado Noah- digo contra su pecho, hipando desesperada- Pero es que no puede- las lágrimas caen más seguido y siento la humedad en la camisa de Noah.
- No llores por eso- dice él y es cuando noto que el infeliz está riéndose.
Me levanto de su pecho y lo miro indignada.
- Te estás riendo de mí- digo indignada. Me levanto de la cama de un salto y niego con la cabeza.
- No puedo creerlo- digo. Salgo de la habitación y voy hasta la puerta trasera. Escucho sus pasos desesperados detrás de mí y en cierto modo me complace, aunque el enojo domina todo en mí ahora.
- Jasmine- dice caminando detrás de mi. Ya estamos en el jardín y empieza a hacer frío, tanto que envuelvo mis brazos a mi alrededor.
- Osita- vuelve a decir Noah, esta vez tomándome del brazo y volviéndome hacia él. Pero me niego a mirarlo.
- Vamos- dice él dándome un beso en el cuello. Dios, ¿por qué estoy tan sensible?- ¿No vas a molestarte por eso verdad?
Me encojo de hombros y sigo sin mirarlo.
- ¿Si te doy un beso, me perdonas?-dice contra mi piel.
Vuelvo a encogerme de hombros.
- ¿Y si te doy dos?- dice subiendo su boca hasta mi mejilla, su mano atrapando mi cintura.
- Tal vez te gustaría que te lleve a esos árboles de allá- dice en mi oído- Estoy seguro que te gustaría que levantara este vestido que llevas y hagamos cosas sucias.
Eso hace que levante la vista en la clave en su mirada.
- Dios, como te amo-dice, sonríe lobunamente mientras toma mi mano y en un segundo estamos escondidos detrás de esos árboles.
Noah me recuesta contra el árbol y se arrodilla frente a mí.
Con una mirada que promete un montón de obscenidades levanta mi vestido de algodón y desciende mi ropa interior por mis piernas.
¡Ay Dios, qué calor!
Desliza su manos contorneado mis piernas y subiéndolas hasta que están en la parte de atrás de mis piernas, casi a la altura de mi trasero.
Con el primer contacto de su lengua en mí todo tiembla a mi alrededor y poco tiempo después estoy estirando su pelo sin inhibiciones y gimiendo como una posesa. Toda mi piel arde y el corazón me late muy rápido, cada sensación poniéndome en llamas.
Todo se vuelve brillante tras mis ojos cuando llego y suspiro encantada.
- Eso fue espectacular- digo con la garganta seca.
- Estoy feliz de complacer, hermosa- dice besándome el cuello.
- ¿Quieres que le de al Osito un alivio?- pregunto mirando a su bragueta.
- Más tarde- dice acomodándose la erección en los pantalones- No quiero dejar a Tommy mucho tiempo solo.
Yo asiento de acuerdo. Noah vuelve a colocarme la ropa interior y me acomoda el vestido y de la mano caminamos hasta la casa.
Ambos estamos cerca de la puerta de atrás cuando nos detenemos en seco, escuchando un coche aproximarse por el camino de gravilla en la parte de enfrente.
Dios, no pienso.
El miedo atascando mi garganta.
Pero Noah no se paraliza ambos entramos a la casa y me ordena con los ojos que suba arriba con Tommy y mientras lo hago veo que toma un arma del cajón.
¿Por Dios, hay armas en la casa?
Subo las escaleras de dos en dos, intentando no hacer mucho ruido mientras lo hago.
Tommy está acostado en su cama viendo no sé que película cuando lo cargo en brazos. Me duele el alma al notar que el ni siquiera se sorprende o paraliza mientras lo hago. ¿Cómo es posible que esté tan bien con esto?
- Jasmine- dice Noah desde abajo y me sorprendo. Dejo a Tommy de nuevo en la cama y salgo se la habitación.
Está gritando demasiado fuerte.
- Jasmine, baja por favor.
Temerosa lo hago. Bajo las escaleras suavemente y una figura que no esperaba ver se asoma en el final de las escaleras.
Por dios está enorme.
¿Yo quedaré así?
-LILA- grito. En un segundo estoy junto a ella abrazándola con ferocidad y como no ambas nos ponemos a llorar como niñas pequeñas.
- ¿Pero qué les pasa?- dice una voz.
Josh.
Me suelto y me lanzo a sus brazos.
No dejo de llorar o de reír.
- ¿Pero cómo?- pregunto separándome de sus brazos.
Lila me mira apenada y también a Noah.
- Vamos a sentarnos- dice.
Tommy aparece antes de que lo hagamos y está encantado con sus tíos. Pero puedo ver el ceño fruncido de Noah al ver la emoción con la que recibe a Josh.
¿Habrá un hombre más celoso que este?
Le digo a Tommy que suba y en un momento voy con el. Al parecer lo que Josh y Lila tienen que decirnos es serio.
- ¿Qué sucede?- pregunto. Ambos me miran consternados.
- Marcus fue herido- dice Josh
Noah y yo nos levantamos de un salto.
- Tranquilos, ya está bien. Fue un rasguño en el brazo, nada grave. Pero el caso es que supieron donde encontrarlo, es por eso que estamos aquí. Necesitan volver.
- Estoy molesta porque me han ocultado información-dice Lila dolida- Pero se los perdono porque entiendo lo que está pasando.
- Lo siento, Lila- digo
- Otra cosa- dice Josh- Encontramos una cuenta en Suiza a nombre de la compañía. Creemos que se han hecho transferencias importantes desde hace tiempo.
- ¿Roger?- pregunta Noah
- Peor- dice Josh- Tu padre.

No nos toma mucho tiempo ponernos en camino. Durante el trayecto mi cabeza vuelva a distintas posibilidades y preguntándome cómo podemos solucionarlo. La sospecha que manejamos es que el dinero lo transfiere Roger pero que de alguna forma el papá de Noah está involucrado. Mi opinión es que es un guerra de poder entre esos hombres, pero lo que de alguna forma me cuesta entender es por qué no nos dejan en paz. Le dicho a Noah que renuncie definitivamente a la compañía y me dijo que lo hará pero que en el fondo su odio va más allá de eso.
¿qué es lo que quieren?
Noah estaciona el vehículo frente a la casa de mi madre y el corazón me late a mil por hora por temor a enfrentarme a mi madre.
Apenas pongo un pie en el porche de su casa ella sale despedida de la puerta con una mirada reprochadora.
- ¿No pensaste llamar ni una sola vez?- pregunta herida
- Mami-intento.
- Mami nada- dice toma a Tommy de mis brazos y sin otra mirada se aleja mientras llena de arrumacos a su nieto y a mi que me coma el gato.
En la casa todos están igual de molestos. Nos regañan, peor también se ve el alivio en ellos de por fin sabernos con bien. Mamá nos pide que nos quedemos en su casa y aceptamos, la verdad es que apenas entramos en la ciudad extrañé esa casa escondida en medio de la nada.
Nuestro pequeño paraíso.
En ese lugar casi olvidado viví los mejores y más felices momentos de mi vida y tengo  miedo de que esta vuelta a la ciudad sea como un balde de agua fría sobre nosotros. Llevándonos directo hacia la realidad.
Dios, odio la realidad.

Al día siguiente volvemos a la casa de Noah. Tommy se ha quedado con mi madre alegando que no me necesita pero que sí necesita a su nieto más tiempo, así que aceptamos dejarlo ahí.
¿Qué será de ella cuando sepa que tendrá otro nieto?
La noticia de este bebé todavía es un secreto bien guardado. Noah y yo acordamos no decir nada hasta que las cosas se solucionen o al menos se calmen. Aunque mis cambios de humor repentinos casi me delatan en varias ocasiones. No tengo la culpa de odiar el ketchup y haber comenzado a llorar cuando Noah amenazó con colocarlo en mi comida.
¿Quién hace una cosa tan cruel como esa?
Mi abuelo me ha dicho que tengo mucho trabajo que hacer, después de haberme regañado durante al menos diez minuto, así que apenas llegamos a la casa tengo la laptop sobre mis piernas y un sandwich de huevo en mis manos.
Cuando el elevador se abre sorpresivamente, pienso que es Javier o tal vez incluso Josh o Lila.
Pero nunca esperé al padre de Noah aparecer por ahí.
De hecho muchas veces cuando me imaginaba encontrándomelo, tenía una mejor arma que medio sandwich de huevo.
Un sable de luz de star wars o algo parecido.
Pero nunca un sandwich.
- Señor Stone- digo levantándome del sofá. Limpiándome la boca con el costado del brazo.
Dios, soy toda una dama.
- Jasmine- dice el asintiendo hacia mí- ¿Podrías llamar a mi hijo por favor?
Yo asiento, reacia. Todavía no puedo imaginarme a este hombre siendo partícipe de todas las cosas que nos han estado sucediendo.
Cuando le digo a Noah que su padre está en la planta de abajo creo que está listo para golpearlo y me ofrezco a bajar con el. Pero me corta diciendo que no es bueno para mí e implorándome que me quede arriba.
Yo acepto. Aunque en el fondo quiero salir corriendo con el, pegada como una lapa a su cuerpo protegiéndolo de los locos.
Los minutos pasan y Noah sigue abajo. Escucho sus voces aunque no puedo precisar qué dicen.
Me dijo que era mejor para mí permanecer aquí.
¿Mejor para quién?
Estoy comiendo la piel alrededor de mis uñas  y ya siento un poco de sangre salir de ellas.
¿De qué demonios hablan?
Tal vez lo están solucionando. O incluso puede que las cosas estén yendo peor.
Tal vez su papá lo esté amenazando.
Con ese pensamiento me dirijo a la puerta dispuesta a pelear como una amazona cuando Noah entra abatido a la habitación.
- Hey- digo enroscando mis brazos en su cintura- ¿Qué ha pasado?
El me devuelve el abrazo pero enseguida me suelta y se toma el cabello en las manos estirando hacia arriba.
- Dios, Jasmine. Estoy tan confundido- dice suspirando.
- ¿Qué pasó, Noah? ¿Qué te dijo?
- Roger es mi hermano-
-¿Qué?- grito

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