Capítulo 1: "El comienzo de todo"

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Empezamos de nuevo, desde el comienzo con una nueva fic, nuevos sentimientos y nuevas emociones por descubrir. 

En primer lugar, gracias a los que me leáis, prometo que seré buena e intentaré subir lo más a menudo posible. Y bueno, quería pediros que, a cambio, votéis, comentéis y paséis la novela, me haría mucha ilusión.

Este fic va dedicado a mis Berani girls, que a pesar de que las conozco desde hace unos meses, y no en persona, les he cogido un cariño inmenso, son super especiales para mí y las amo con toda mi alma. Por eso y por todo, para mis berani girls. ♥

AVISO:  Este fic tendrá sexo. Mucho sexo. Y no quiero que haya problemas en cuánto a menores que se perviertan por mi culpa. Queda avisado. 

Un beso y disfrutad.

CAPÍTULO 1.

—Eres una zorra, Devonne. ¡Una auténtica zorra!—Mi ex mejor amiga me gritaba en medio del pasillo del instituto, dejándome en clara evidencia delante del resto de personas presentes. —¿Cómo te atreves?

La miraba incrédula.

— ¿Yo? ¡No tengo culpa de nada, Janet! ¡No tengo culpa en absoluto de que mi madre y el padre de Liam llevasen una relación en secreto! ¡No podía saberlo!

Ella negó una vez más y se tiró de los pelos.

—Sabía que este día llegaría. El día que intentases quitarme a Li. ¿ES QUE NO PODÍAS OCULTAR UN POCO MÁS TUS SENTIMIENTOS?

La miré boquiabierta. ¿Cómo podía…? Liam había llegado en ese mismo instante, y nos miraba a ambas.

—Vamos, Janet…eso no quiere decir nada…vendré los fines de semana y…—Ella se despegó de su abrazo.

—No. Se acabó, Liam. Se acabó.

Después de esto, Janet se giró con lágrimas en los ojos y desapareció.

— ¡No!—grité. Mi hermana trataba de calmarme. — ¡No, no, no! ¡Sabine, no es justo! ¿Crees que es justo? ¡NO! ¡ME NIEGO!

—Dev, no puedes prohibirle a mamá su felicidad. Si su felicidad está con otro hombre…Hace mucho que mamá y papá se divorciaron. Tú eras una niña.

— ¡Y aún recuerdo con amargura aquello! Pero no puede amar a otro hombre. No puede, y menos a Bob. Es… ¡Oh Dios! ¿Qué he hecho yo para merecer esto?

—Es un buen hombre, Dev, y quiere a mamá. No seas niña chica.

Bufé y salí de la habitación cabreada.

¡No era por Bob! ¡No era por el jodido Bob! Era por mí, por mi vida en la ciudad, por mi reputación, mi ex mejor amiga y por Liam.

—Vamos, cielo, haz las maletas. — Fulminé a mi madre con la mirada y terminé de guardar las últimas camisetas en mi maleta rosa fucsia.

Ella suspiró y se sentó en mi cama, mirándome.

—Dev…no puedes estar enfadada conmigo para siempre.

Alcé las cejas y la miré desafiante.

— ¿Sabes? Sí, sí puedo, y de hecho voy a estarlo. Tengo aquí mi vida, y tú has decidido ponerle fin y amargármela cargándote mi amistad con Janet, y mi espléndida vida social. — Dije furiosa—, así que sí, puedo y voy a estar enfadada contigo, hasta que yo decida.

Mi madre me miró resignándose, se levantó y se fue.

— ¡Nos vamos a Forks!— Bob sonreía al volante, mientras ponía aquel 4x4 en marcha. Bon Jovi sonaba en la radio. “Always”. Qué oportuna. Los dos tortolitos se miraban dejando escapar sonrisas como si fueran adolescentes… ¡Ag!

Desvié la vista del espejo retrovisor y me concentré en una vista mejor. Liam. Su perfil. Aquella barba de tres días, sus labios gruesos, aquella mandíbula bien definida, sus pómulos, y aquellos ojos marrones profundos escondidos tras una hilera de largas y espesas pestañas. Ay…Liam.

Él desvió la vista del frente y se encontró con la mía. Bufó y yo me puse roja como un tomate. Menos mal que Sab, mi hermana mayor, estaba sentada entre ambos. Él volvió la vista a su lado de la ventana, y se dedicó durante las siguientes seis horas de viaje a observar el paisaje. Yo, simplemente, aproveché para dormir.

— ¡Hemos llegado, enana!—gritó Sab desde fuera del coche. No tenía consciencia del tiempo que había pasado, así que me limité a bostezar y a desperezarme antes de bajar.

Miré alrededor. Genial. El tiempo soleado al que estaba acostumbrada en Seattle se había visto reemplazado por una capa de nubes grisáceas que, al parecer, iban a permanecer quietas durante todo el año. ¡Qué bien!

Bufé una vez más aquel día, y recogí las tres pesadas maletas que llevaba como equipaje. Bob se encargó del equipaje de mano y las provisiones para los primeros días. Liam ayudó a mi hermana a subir sus cosas hasta la casa y yo, pobre de mí, me dediqué a llevarlas de una en una. ¿Por qué no podría tener un hermano mayor, fuerte y amable, que me ayudase con las pesadas maletas? ¿O un hombre buenorro como novio/esposo (algo que dudaba teniendo en cuenta que aún era menor) que me solucionase la vida?

Me limité a no quejarme y a subir las maletas por las escaleras de la entrada antes de perderme en el olor a humedad y madera de la casa.

Me deslicé por aquella estancia amueblada con madera natural: la cocina, el salón y el pequeño vestíbulo que había junto al hall. Luego unas escaleras que conducían a un piso superior donde, supuse, estarían nuestras habitaciones.

—Hay solo dos habitaciones—dijo Bob en tono apesadumbrado. —Tendréis que compartir habitación.

Sab me miró de soslayo y sonrió. Cómo la odiaba. Ella simplemente se iría en dos días, de nuevo, a Seattle para comenzar la universidad, pero pasaría aquí los fines de semana. Se quedaría mientras tanto en casa de nuestro padre.

Liam no pareció asustarse. ¡Normal! ¡Era su casa! La segunda habitación era la de matrimonio. Adornada con una cama de dimensiones más grandes de lo normal, con una peinadora de madera de roble, con un jarrón de rosas frescas, y un armario en la esquina de la habitación.  Entre ambas habitaciones había un cuarto de baño. Dos lavabos, una bañera con mampara y un váter, limpio, he de decir.

Quizás no fuese tan…No. Sí era malo.  Muy malo.

Suspiré y dejé las cosas sobre la cama individual. Liam me miró y negó.

—Esa es mía. La tuya es la litera.

— ¡Me pido arriba!—gritó mi hermana, corriendo hacia ella. Parecía aún más pequeña que yo, en ese sentido.

Me resigné y cogí la litera inferior, y me tumbé en la cama, antes de que mi madre diese otro grito para que bajásemos.

Sabine fue la primera en irse.

Liam dejó sus cosas y se quedó un rato sentado en la cama mirando a la nada.

—Liam…—solté, repentinamente, incorporándome. — Lo siento. Sé bien que la querías…

Él me miró.

—Ya no importa, Dev.  Supongo que no era lo suficiente bueno. Supongo que creyó que iba a pasar algo entre tú y yo…—dejó escapar una risotada. — ¡Qué tontería!

Y no sé qué me dolió más, si su ignorancia o aquellas palabras “ tú y yo” que sabía que nunca se iban a cumplir.

Aléjate de mí {ljp -smut}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora