Capítulo 5: "Tu cuerpo, mi paraíso".

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Creo que muchas esperábais este capítulo.... ;) Disfrutadlo.

CAPÍTULO 5.

Sus labios recorrían cada rincón de mi cuerpo, acariciándome con sus hábiles manos y haciéndome gemir.

Oh Dios...

Sus dedos se pararon en el final de su camiseta y sonrió sobre mi cuello.

—Apenas hay ropa para quitarte...me gusta—dijo con la voz ronca.

En un momento de valentía, alcé mis manos, que estaban sobre la cama, hasta su pelo, acariciándolo y acercándolo más a mí.  Aquello era gloria.

Su boca se paseaban desde mi oreja hasta mi cuello, y luego por mis pechos cubiertos por la fina tela de su camiseta, sus manos jugueteaban con el bajo de esta hasta que se cansó y me la quitó en un segundo. Ahora estaba completamente desnuda ante él. Sentía el corazón martilleándome en el pecho, la garganta seca y apenas podía mantener los ojos abiertos mientras sus labios se cerraban en torno a mi pezón, succionando, lamiendo, mordisqueando... AH.

—Li-Li-am—conseguí pronunciar su nombre después de soltar un jadeo. Él me tapó la boca con su mano y sonrió, y luego siguió con su juego lento y tortuoso, que me hacía gemir sin parar.

Su erección cada vez era mayor, y yo...oh, necesitaba sentirlo dentro de mí.

Se bajó el pantalón y se quitó la camiseta bajo mi atenta mirada. Sus abdominales bien marcados parecían sacado de una revista, y sus ojos, oscuros, lascivos, solo me miraban a mí. Se bajó los boxers y liberó su erección.

OH DIOS MÍO. Mi subconsciente en forma de chica de 17 años, salió disparado escondiéndose detrás de un sofá.

¿Eso iba a entrar en mí? No. La pregunta adecuada era...¿ESO IBA A CABERME A MÍ?

Por un momento sentí pánico, pero luego me acordé de Janet, mi ex mejor amiga, la cual era mucho más menuda que yo...Seguramente ella pensó lo mismo.

Le miré de arriba a abajo con la boca en forma de "o". Aquello iba a estar dentro de mí en unos instantes.

Una sonrisa lasciva apareció en su rostro y por un segundo me pareció ver a Christian Grey. Oh...

Gracias a Dios no iba de sadomasoquismo todo aquello.

Su boca volvió a posarse en mi cuerpo, ya con su miembro liberado de la presión de los bóxers. Recorrió mi cuello, mi vientre y se paró en la cúspide entre mis muslos. Su lengua dibujó un recorrido que me hizo gemir como no lo había hecho hasta ese mismo instante, aferrándome a las sábanas, y arqueándome cuando su lengua jugueteaba con mi clítoris. No podía parar, sentía todo mi cuerpo arder bajo él, bajo la magia de su lengua, y sus dedos, oh, sus dedos, que bajaron hasta introducirse en mí, moviéndolos con suavidad en círculos haciendo que me mojase más, mucho más, hasta que llegué al orgasmo.

Aquel momento glorioso terminó para dar paso a uno mucho mejor.

Escuché como Liam rasgaba un papel plateado. Un condón. Bien, así me gusta. No era consciente de como se lo puso, ni cuando, porque estaba demasiado grogui después de aquel intenso orgasmo. Incluso una monja hubiese disfrutado de aquella exquisita tortura.

No tuve más tiempo de pensar en monjas, curas ni ángeles, porque su miembro ya estaba en la entrada de mi sexo, empujando para abrirse hueco.

—Estás muy cerrada, Dev...—susurró pasándose la lengua por el labio inferior.—¿Es que eres virgen?

Aléjate de mí {ljp -smut}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora