CAPÍTULO 2.
Después de aquello, no tardé demasiado en bajar. Las palabras de Liam seguían en mi mente, como si fuese lo único que me hubiesen dicho en toda mi vida, como si todos mis diecisiete años se resumiesen en aquello.
—Vamos, Dev—mi hermana me rodeo el cuello con su brazo menudo y me llevó hasta fuera.
Una vez estuvimos en el restaurante sentados, por fin, y con la bebida pedida, hablamos de cómo nos íbamos a organizar en la casa.
—Tenemos pensado pasar unos días fuera antes de dar el paso. Conocernos durante un tiempo más antes de elegir lugar, fecha y hora del evento.
Puse los ojos en blanco mientras daba un trago a mi vaso de agua mineral. Liam miraba atento a su padre y Sab sonreía como una boba al ver a mamá tan contenta.
—¿Y entonces no sabéis cuándo pensáis casaros?—inquirí.
Mi madre me dedicó una mirada abrasadora, y yo me sentí muy pequeña en ese instante. Incluso mi hermana me dio un codazo.
—Vale, vale. Lo siento.
Bob negó con la cabeza.
—No te disculpes, Devonne. Somos prácticamente una familia. ¡Ya Liam y tú sois como hermanos!
¡ANDA, QUÉ ILUSIÓN! ¿PUEDO FOLLAR CON MI HERMANO?
Volví a poner los ojos en blanco, incluso Liam lo hizo. Supongo que estaba de acuerdo conmigo. Bueno, supongo que sabía que yo no lo veía como un hermano, y más cuando Janet se había encargado de gritarlo a los cuatro vientos.
—Mañana nos iremos con Sab de vuelta a Seattle, ya que tiene que rellenar los primeros formularios, como es un camino largo, pasaremos la noche en algún hotel y volveremos a la mañana, supongo. —Volvió a explicar Bob. Mi madre le dio un toquecito bajo la mesa, y lo supe porque Bob la miró y se pasó la lengua por los labios. ¿DE VERDAD ES PRECISO?
Carraspeé un poco para liberar...¿calentones?, y seguimos comentando.
—¿Entonces Dev y yo nos quedaremos solos durante la primera semana del curso? Yo tengo Universidad en Port Ángeles, que está a una hora de aquí, y ella tiene instituto. Tenemos vida social...No pienso quedarme encerrado en casa por ella. — Dijo señalándome.
Abrí la boca, pero mi hermana me dio un golpe por debajo de la mesa para que la cerrase. Sería mejor.
—No te ofendas, Dev, pero tengo 20 años, y no quiero quedarme cuidando de una niña.
Miré a mi madre que dejó escapar un largo suspiro. Bob le posó la mano en el hombro y le dedicó una mueca graciosa.
—No te preocupes, Liam. No tendrás que encargarte. Grace y yo estaremos en casa pronto. Solo serán un par de días.
Liam asintió.
Le dediqué una última mirada antes de que me trajesen el salmón con salsa roquefort y comenzase a comer.
Todos estaba degustando su comida. El salmón estaba delicioso y tenía claro que me lo iba a comer entero. Un poco de queso me manchó el labio superior, y me detuve para saborearlo pasando la lengua por el sitio. Liam se quedó mirándome fijamente en ese instante, y me ruboricé. Supongo que pensaría que daba asco, que tenía una servilleta...Daba igual, qué más da, él mismo lo había dejado claro, no había nada entre él y yo...
El estómago se me revolvió al pensarlo y se me quitaron las ganas de comer. Di otro trago a mi copa de agua, y esperé a que los demás terminasen para levantarme e ir al baño.
Habíamos salido ya del restaurante. El cielo estaba encapotado de nuevo, y hacía algo de más viento. Aproveché para ponerme la chaqueta que llevaba por si las moscas. Mamá me rodeó con sus brazos y yo me dejé. Tenía razón, no podía estar infinitamente enfadada con ella. Le di un beso en la clavícula y le sonreí cuando ella se retorció en un escalofrío.
—¡Vamos, familia!—dijo Bob desde dentro del coche.
Corrimos hasta él, para montarnos y volver a casa.
—¿Qué tienes pensado hacer?—Sab se sentó junto a mí en la litera de abajo, susurrando aquello para que Liam, que estaba en el baño, no se enterase.
Me encogí de hombros. No tenía un plan. No tenía nada. Él ya lo había dejado claro.
—Nada. No puedo hacer nada. Además...
Ella me calló. Liam había entrado con la toalla envuelta en sus caderas, cayéndole de la manera más sexy del mundo, dejando a la vista sus oblicuos y aquel torso perfectamente estructurado. Era un puto dios griego y eso nadie podía negármelo.
Se me secó la garganta.
Él nos echó una mirada a Sab y a mí mientras se sentaba en la cama y adoptaba una pose cómoda.
—¿De qué hablábais?
Incluso mi hermana teniendo un novio tan guapo y perfecto como Finn, no podía hacer como si no lo viese.
—Chicos.— Soltó mi hermana con una sonrisa inocente. Ella sabía bien lo que hacía.— Dev conoció a un chico en Seattle que se mudó aquí, y pensábamos que quizás podría reencontrarse con él.
Liam pareció poner una mueca de disgusto, pero hice caso omiso. No podía hacerme falsas ilusiones.
Él se encogió de hombros, volvió a levantarse y del cajón pequeño de la mesita de noche de madera de roble, sacó unos bóxers Calvin Klein y se los colocó dándonos la espalda a mí y a Sab. Acto seguido dejó caer la toalla.
MADRE MÍA. Eso no era normal. Inhumano sería la palabra correcta. Aquellos jodidos bóxers se le ajustaban demasiado y yo...yo era carne débil. Sentí como la sangre fluía cálida por mi cuerpo, y como la piel se me erizaba ante tal cuadro.
—Eh, bueno, yo me voy.— Dijo mi hermana, besándome la mejilla y echando a correr de la habitación.
Liam le dedicó un gesto con la mano y luego se tumbó boca arriba en su cama.
Oh Dios...
Giró la cabeza y me dedicó una sonrisa pícara.
—Bien, Dev...Ahora estamos solos...Tú y yo.
Y aquellas palabras fueron lo único que necesité para que mi vientre se hiciera completamente líquido.
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Aléjate de mí {ljp -smut}
Novela Juvenil¿Qué pasaría si el chico del que estás enamorada y con el que tienes tus mayores fantasías en solo unos días se convirtiese en tu hermanastro? Atrévete a descubrir el mundo de Devonne, nuestra protagonista, la cual tiene que decidir si anteponer la...