Capítulo 14

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Actuar para conseguir mi propósito.

ARES

Me levanté por la mañana, tenía el pelo aún azul y estaba desanimado, por algún motivo solo podía pensar en McCain y en su maldita cita, lo que no me permitió dormir mucho.

Miré la pantalla de mi móvil tenía varios mensajes:

>> ¿Oye Ares, hace un partido? —me escribió mi compañero de waterpolo al que le contaba casi todos mis problemas.

>>Estoy deprimido Nicholas.

>>Joder hermano, ¿otra vez la chica o qué? —preguntó mi amigo compadeciéndose de mí.

>>Se llama McCain, Nick.

>>Pues vaya nombre raro, sin ofender.

>> ¿Qué? ¿Eres tonto? Es su apellido idiota—mensajeé velozmente.

>>Ahh, no me digas su apellido cabezón, dime su nombre—le pasé por alto su insulto porque no estaba de humor.

>>Se llama Erika ¿para qué quieres saberlo? —le dije mientras me frotaba los ojos.

>>La estoy buscando en Instagram, quiero ver quién es la afortunada encargada de tu pesadumbre amigo mío.

>>Vamos que quieres ver si está buena—puse los ojos en blanco.

>>Básicamente, porque un tío como tú no está así por una cualquiera.

Le di unos segundos para que viera las fotos, y unos minutos para que me volviera a hablar.

>>Amigo, la chica no está nada mal, ¿no tendrá una hermana? —fue a lo único a lo que le permitió llegar su diminuto cerebro.

>>No lo sé, pero, aunque lo supiera no te lo diría—me asusté por el comentario psicópata de mi colega Nicholas.

>>Los amigos tienen que buscarles planes a sus otros amigos si ligan Milner, es de manual.

>>No estoy ligando, ni siquiera he salido con ella, por lo tanto, no hay manual que valga.

>>Bueno déjate de tonterías, ven al partido, van a estar Kevin, Apolo, Ryan, Leo, Thomas y el resto—al ver los nombres de mis compañeros no pude evitar que me embargara la morriña.

>> ¿Los de siempre reunidos? —pregunté sorprendido.

>>Sí, vamos a jugar una por los viejos tiempos colega—hacía una semana que no entrenábamos y ya decía por los viejos tiempos, querían jugar un partido porque era la manera que teníamos de entrenar.

Nicholas pertenecía a un grupo con el que practicaba mi deporte favorito y salía por ahí, no solo estaba Scott.

>>No vayas, total, si iban a volver a jugar seguro que habrá más ocasiones<<

Finalmente decidí jugar, tener a todos los chicos reunidos para un partido era casi imposible, casi todos estaban con sus novias, atrapados por el yugo del amor, que a mí tanto me gustaba esquivar. Hacía una semana que no jugábamos y ni los buenos días, todos se habían echado novia hace relativamente poco, ésa era la parte que más asco me daba de las relaciones, el agobio de sentir la presión de estar con alguien.

>>Está bien, iré—terminé aceptando mientras me desperezaba en mi cama.

>>Allí nos vemos Milner.

>> ¿A qué hora? —tuve que preguntarle porque Nicholas era un despistado y se le olvidaban los detalles importantes.

>>Sobre las once en la puerta de siempre—contestó mi amigo amablemente.

Alea Iacta Est La Suerte Está Echada© [YA EN LIBRERÍAS] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora