Capítulo 26

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Te encontré

Ella se marchó y se escucharon unos pasos, eran de mi chica favorita, mi tesoro escondido que no quiero que nadie descubra, la única que conoce mi lado amable aparte de McCain, mi hermana Maya. Se acercó a mí y tiró varias veces de mi camiseta para hacerme una pregunta:

—Oye Rexy, ¿quién era la chica? ¿Mi hermano que es veinte minutos mayor que yo, con novia por fin? —miró con sus ojos azules los míos fijamente, como si buscara una reacción en mí al responder.

—Yo no tengo novia MM—le respondí convencido.

—Rexy, se ha quedado aquí, nunca se quedan—aseguró. A veces era demasiado perspicaz, había salido a nuestra madre en ese aspecto.

—Es sólo una amiga— intenté explicar, pero su mirada de "no te lo crees ni tú" lo decía todo.

—¿Ahora se llaman así? — frunció una de sus cejas castañas irónica.

—Que sólo es mi amiga—le repetí ante su insistencia.

Pero mi hermana, aunque es muy buena, es muy cabezota, y no se creyó ni una sola palabra de lo que dije.

—¿Te importa que la conozca? — me preguntó con falsa inocencia.

—Que no es mi novia pesada—era muy irritante ¿por qué todo el mundo quería que estuviera enamorado?

—Dime cuál es su nombre al menos—me estaba zarandeando una y otra vez, ¡qué desesperante podía llegar a ser!

—Erika McCain—solté y se me escapó una sonrisa, seré idiota.

MAYA

Mi hermano siempre ha pensado que soy un ángel, pero he salido más a él de lo que todo el mundo cree. Cuando hay fiesta, me gusta escaparme, lo paso genial, soy la primera en enterarse y la última en marcharse, eso sí sin que Rexy note mi ausencia.

Eran las once, así que, mi hermano me hizo prometer que no haría ninguna locura mientras él iba a correr, (¡qué poca confianza tenía en mí!). Bueno eso quería decir que tenía dos horas para ir, conocer a la chica y volverme.

Tengo muchos contactos, otra de las muchas cosas en las que nos parecemos. Solo tuve que decir el nombre de la tal Erika y en menos de cinco minutos me dieron su dirección, por lo que cogí una sudadera de mi hermano, salí de mi casa y me dispuse a averiguar quién era la responsable de que Ares sonriera de esa manera tan singular.

La casa me cogía un poco lejos, pero caminé con prisa, llegué incluso antes de lo previsto. Llamé a la puerta y esperé...

ERIKA

A las doce de la mañana, una chica morena con unos ojos azules que me resultaban familiares, se presentó en mi casa. Tenía más o menos mi edad, y una sonrisa encantadora. Sin dejarme tiempo a reaccionar me preguntó:

—¿Conoces a Ares Milner Davenport? — era la primera vez que escuchaba su segundo apellido, nunca le había oído mencionarlo.

—¿Davenport es su segundo apellido?

—Sí, ¿es cierto que eres amiga de mi hermano? —era una chica muy impulsiva.

—Sí —afirmé con convicción.

—Imposible, mi hermano mayor nunca ha tenido amigas—lo dijo como si hubiera visto un extraterrestre.

—¿Hermano? ¿Es tu hermano? — empezaba a comprender por qué era tan impulsiva, eran clavados.

—¿Quién Rexy?

—¿Rexy? —no pude evitar soltar una carcajada.

—Sí, Rexy, así le llamo yo.

Alea Iacta Est La Suerte Está Echada© [YA EN LIBRERÍAS] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora