Primer paso: Ser compañeros de clase
ERIKA
Me levanté por la mañana con el pelo enredado en la almohada, estaba cansada, no había dormido mucho, mi abuela materna había caído terriblemente enferma hace una semana, por lo que todos estábamos muy preocupados, sobre todo Dana a la que notaba últimamente demasiado triste y destrozada en nuestras conversaciones por Skype que cada vez duraban menos, tenía mucho que contarle, pero poco tiempo para hacerlo.
Retrasé debido a ello el plan de Ares, eso y las citas con Milo, hasta ayer que me enteré de que la extraña neumonía de mi abuela había pasado.
Recibí un mensaje en mi móvil nada más abrir los párpados, era de Ares, no sé por qué, pero ya me lo esperaba:
>> Modo mejor amigo on, ya no tienes excusas, niñita—Ares y sus respuestas peculiares, ya le estaba cogiendo cariño a sus típicas tonterías.
>>Eres un pesado—le respondí mientras me enderezaba en la cama y estiraba mis brazos.
>>Mira el primer punto de la agenda podría sorprenderte—me indicó, ¿cómo es que siempre parece que habla vacilando a la gente?
Nada más recibir el mensaje, le eché un vistazo a la agenda, la abrí con la llave que me había dado y vi el primer punto: "Ser compañeros de clase"
Al verlo me entró la risa y me reí tanto que me caí al suelo, con lo que me había costado adoptar la posición perfecta, pero es que solo de imaginar que alguien en el universo permitiría que "el señor miraditas" estuviera en mis mismas clases, me hacía llorar de risa.
Me di una ducha y luego desayuné unos cereales con leche. Miré la hora y viendo que ya llegaba tarde me vestí, cogí una camisa blanca de tirantas, mi falda larga roja y de zapatos unas sandalias. Caminé hacia el colegio apresuradamente como de costumbre, nada más llegar, la gente estaba revolucionada creando un tumulto en la entrada, había muchos grupos rodeando a algo o a alguien. Desde mi posición no podía ver lo que ocurría, era bajita, por lo que tuve que acercarme e incluso ponerme de puntillas para ver con claridad qué era lo que estaba pasando. Y entonces lo vi, "Mr. Perfecto" estaba allí, provocando todo aquel revuelo.
Me vio y se acercó lentamente, pude fijarme de pasada en su nuevo look, estaba un poco cambiado, pero es que Ares por muy detestable que fuera era guapo hasta de espaldas. A medida que se acercaba hacia mí, más nerviosa me sentía, pero cómo no, Ares Milner, tan espeso como parco en palabras, en uno de sus momentos de genuinidad plena, se limitó a saludarme, se estaba volviendo habitual aquello de que me llamara "pelirroja", aunque por muy raro que parezca, me hacía sentir especial, quería pensar que era la única a la que ponía motes raros.
—Hola pelirroja. ¿Demasiado bajita? —me sonrió. Su comentario fue molesto, siempre iba a dar donde más dolía.
—¿Qué hay de no ir a clases? ¿No era una pérdida de tiempo? ¿Adiós al chico malo e irresponsable? —comenté mientras enredaba con mi dedo un mechón rojo de mi pelo.
—¿Recuerdas el primer punto niñita? —era la única persona capaz de contestar a tu pregunta con otra pregunta, me desesperaba, lo peor era la forma en la que te miraba cuando lo decía, como si fuera algo obvio.
—No vas a conseguir que seamos compañeros Milner—le intenté dejar claro desde el principio mientras intentaba recordar la clase que me tocaba, aunque extrañamente, Ares parecía bastante convencido de que era capaz de hacer que fuéramos compañeros.
—Dame unos diez minutos— me indicó mientras entraba en el despacho del director, entró tan seguro de sí mismo, que hasta yo le creí capaz de lograrlo, podía apreciarlo en su mirada, le conocía tan bien, que para mí era como un libro abierto.
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Alea Iacta Est La Suerte Está Echada© [YA EN LIBRERÍAS]
Teen FictionPara McCain: Tu vida es un sin sentido , no te engañes. Tu hermana se ha ido, tus únicos amigos son los libros que siempre te acompañan, el amor no ha llamado a tu puerta. Por eso, pase lo que pase, despejate caminando hacia la escuela como habitual...