Capítulo 16

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Me mentiste

SCOTT

Os contaré la verdad, lo cierto es que nunca me he ido a despejarme, lo que pasó en esa semana, la semana del beso con Erika, fue que, al ir a preguntar a la universidad de Dana, para saber que tal iba todo, me dijeron que no había ningún intercambio solicitado, pero lo más sorprendente era que según parecía, no había ninguna Dana Firenze en la universidad de California.

Al descubrir la gran mentira que su familia me había contado, empecé a preocuparme por mi mejor amiga, la chica con la que siempre jugaba al fútbol de pequeño, la chica a la que le contaba todos mis secretos. Investigué un poco, pero no encontré nada, ella se había esfumado de mi vida y nadie me ayudaba a encontrarla, estaba empezando a desesperarme.

Le pedí ayuda a un amigo mío, Louis Maxwell, su padre trabajaba en la CIA, si había alguien que podía encontrar a la escurridiza de Dana Firenze, ése era el padre de mi amigo Louis.

Al día siguiente de comentárselo a mi amigo la encontró, el destino al principio me sorprendió, solo hasta que me enteré que la señora Firenze se había divorciado y se había vuelto a casar con un tal Robert Mc. Collins. Estaba en Irlanda, al parecer frecuentaba mucho un pub irlandés que había por Belfast.

Para asegurarme de hacer las cosas bien, llamé por teléfono al padrastro de Dana. Sonó y esperé a que lo cogiera.

—¿Sí? ¿Quién es? —escuché en un idioma mitad inglés mitad irlandés.

—Hola, ¿Robert? —intenté confirmar.

—Soy yo, quién pregunta por mí.

—Soy un amigo de su hija señor.

—Ahh de Erika, ¿y qué quieres? —preguntó convencido de que era por Erika.

—No, yo hablo de Dana, ella es por quien me gustaría preguntarle—le corregí.

Tardó un poco en responder:

—Eres ese chico, el mejor amigo de mi hijastra, el tal Scott, ¿me equivoco? —preguntó.

—Scott Wolf, mejor amigo que no sabe dónde está su hija—no me gustaba la palabra hijastra—. Me habían contado que estaba de intercambio con la universidad—le comenté.

—Ahh sí, está en Sídney—me intentó mentir.

— ¿Puede darme la dirección exacta?

— ¿Vas a ir a verla? —pareció sorprenderse.

—Soy su mejor amigo, hace tiempo que no la veo, me gustaría saber cómo está.

Respiró hondo y luego soltó:

—Verás Scott, te hemos mentido, ella nos dijo que pasara lo que pasara, hiciéramos lo que hiciéramos, ni se nos ocurriese decirte a dónde iba.

—Menuda mejor amiga—dije en voz baja— ¿Y por qué me lo está contando entonces?

—Me caes bien hijo, no me gusta mentirles a las buenas personas, soy de naturaleza honesta—con su comentario me demostró que era una persona muy correcta.

— ¿Entonces me lo va a decir? —dije con un atisbo de ilusión en mi entonación y casi me caigo de la silla en la que estaba sentado.

— ¿Tienes papel y bolígrafo?

—Esperé un segundo—respondí mientras cogía papel y boli de la mesa que estaba a mi lado.

—Vale ya—le indiqué para que me dictara la dirección.

Alea Iacta Est La Suerte Está Echada© [YA EN LIBRERÍAS] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora