No me digas adiós, dime hasta mañana
Salí del instituto, me sentía molesta, me dolía que Ares me estuviera evitando, lo vi montarse en su moto y marcharse. Yo hice lo mismo, me fui caminando a mi casa. Antes de prepararme la comida le mandé un mensaje a Scott, y recibí su respuesta a los dos minutos.
>>A las ocho en el rocódromo—al parecer el día iba de aventuras.
>>Allí estaré—respondí con brevedad mientras me preparaba la comida.
Elaboré una pasta con verduras, mi madre comió conmigo, le considero mi madre, puesto que la biológica me abandonó cuando apenas tenía edad para soñar. Era abogada, venía del trabajo, almorzaba y luego se volvía a ir porque le asignaban casos por la tarde también...
Al principio, no hablé mucho, estaba pensando todo el tiempo en Ares, no entendía nada de lo que estaba ocurriendo, entonces habló mi madre, al parecer tenía ganas de conversar.
—Te conozco lo suficiente para saber que esa cara es por un chico, ¿me equivoco? — tenía el título oficial de adivina, había dado en el clavo.
—Sí.
—¿Es el morenito de ojos verdes que te presenté? ¿El poeta? ¿Sabes que también es amigo de la infancia de tu hermana? —no me acordaba de que la que nos había presentado a Scott y a mí fue ella.
—No—respondí rotundamente, ya interrogaré a Dana más adelante.
—Creí que te gustaba—mi madre se extrañó.
—Me parece muy simpático—sonreí tontamente.
— ¿Entonces cuál es el problema?
—Es por otro, un idiota, cabezón, estúpido, imbécil...— podría continuar, pero preferí ir al grano.
—¿Cómo se llama ese chico tan irritante? —salió la vena curiosa de mi madre.
—Exacto es el diablo, es desesperante hasta el punto de ponerme enferma.
—A ti te gusta ese chico—comentó con una sutileza casi imperceptible.
—¿Qué? —lo cierto era que no me había planteado si estaba pasando algo entre nosotros—. No, para nada, Ares no me gusta—pero respondí sin pensar, porque no quería que mi madre descubriera antes que yo que era lo que ocurría.
—¡Ares se llama! —expresó la emoción de haberlo descubierto en voz alta—. Así que te has enamorado del chico malo y misterioso del instituto—quería mucho a mi madre, pero era demasiado directa, no sabía ya qué responderle.
—No mamá, lo estás malinterpretando todo—solté con el objetivo de convencerla, pero como a mi madre se le meta una idea en la cabeza cualquiera se la quita.
—Nos pasa a todas, Erika, el mío era London Silver, era moreno, apuesto, muy molesto e iba en moto.
—¿London Silver? London Silver no es Ares Milner, créeme, no le llega ni a la suela del zapato—intenté que dejara de divagar acerca de cosas tan extrañas.
—Hasta riman—se rio, yo no entendí muy bien a qué vino aquel ejemplo, pero me callé y asentí a todo lo que dijo, mientras le explicaba por qué Ares no era como los demás "chicos malos".
—Él es impredecible, lo mismo te tira al agua cuando te despistas, que pinta un edificio para los sin techo, es cariñoso y a la vez odioso. Guapo y al mismo tiempo feo, es pesado y un cabezota de manual, como él no hay dos, te lo aseguro—determiné convencida—. Además, no es moreno, es rubio, tiene los ojos de un azul que no se puede describir, cada vez que te mira, sientes que se abre tu alma en mil partes, en esos ojos encuentro partes de mí que no sabía que tenía. La parte mala y que me saca de mis casillas es que es un estúpido mujeriego que no cree en el amor, le encanta hacer planes para todo, y siempre encuentra la forma de hacerme la vida imposible—de lo que estaba hablando de él, no dejaba participar a mi madre.
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Alea Iacta Est La Suerte Está Echada© [YA EN LIBRERÍAS]
Teen FictionPara McCain: Tu vida es un sin sentido , no te engañes. Tu hermana se ha ido, tus únicos amigos son los libros que siempre te acompañan, el amor no ha llamado a tu puerta. Por eso, pase lo que pase, despejate caminando hacia la escuela como habitual...