Capítulo 8. Besos con sabor a... Aria.

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Noah.

La manera en la que me sentí cuando vi que ese hombre tenía sus manos sobre Aria no se la deseo ni a mi peor enemigo. Solo sé que de haber podido lo hubiera matado allí mismo, y no me habría sentido culpable.

-          Noah…  -susurra Aria, pero yo no le hago caso, mi atención se centra en el hijo de puta tendido en el suelo.

-          ¿Pensabas que podías hacer lo que quisieras con ella –una patada – que podías aprovecharte de ella –otra patada –y que te iba a salir tan bien la jugada? –otra patada. El cabrón dice algo ininteligible desde el suelo pero su voz es amortiguada por la sangre que sale de su boca.

-          ¿Qué decías? –otra patada –No te he entendido bien. –otra patada. Alguien me agarra del brazo pero no le hago caso, yo sigo centrado en el cabrón.

-          ¡Noah! –es Aria la que habla y también es ella la que me agarra del brazo –Para, lo vas a matar. –solo su voz puede tranquilizarme, solo ella.

-          Vale, vale. –centro mi atención en Aria que no para de llorar y se cubre la cara con las dos manos. –Ehh. –susurro bajito a su oído acercándola a mí. Ella huele  a vainilla y a Aria y es el olor más dulce del mundo. Le levanto la barbilla para que me mire a los ojos y sus preciosos ojos azules están llenos de dolor y vergüenza.

-          Noah, lo siento tanto –dice mirándome y sorbiendo por la nariz –Debimos haberte hecho caso y no venir aquí, pero fui idiota y tú me cabreaste por decirme que debía hacer y entonces me di cuenta de que había sido cruel contigo, pero tú luego no me hablabas y yo…

-          Para, para. –le digo bajito evitando que siga hablando atropelladamente –No pasa nada Aria, no tienes que disculparte por nada porque no es culpa tuya. Este cabrón no debió haber intentado aprovecharse de ti en primer lugar y yo tampoco debí decirte lo que tenías que hacer, pero no sé lo que me pasó Aria. –ella sigue llorando –No llores por favor. –la tomo con mis brazos y la pego a mí sintiendo su calor y su olor, ella me abraza y yo la agarro fuerte, protegiéndola. Nadie más le va a hacer daño, eso por encima de mi cadáver.

-          Yo… yo… -murmura con la voz amortiguada por mi hombro.

-          Shhh –le acaricio el pelo y le beso la frente –No digas nada, solo tranquilízate. Yo estoy aquí. –ella se relaja en mis brazos y seguimos abrazándonos durante unos minutos hasta que abro los ojos y me encuentro con la mirada asustada de Victoria, que nos observa aun en estado de shock.

-          ¿Victoria? –la llamo y sus ojos asustados llenos de lágrimas se dirigen a mí. Aria que ha escuchado el nombre deja de abrazarme y se dirige a Victoria que está asustada.

-          Vicky, ¿estás bien? –Aria la abraza y Victoria se desmorona en sus brazos tirando a Aria con ella. Me acerco a Victoria y la levanto.

-          Aria, coge las llaves de mi bolsillo. –Aria tarda un segundo en procesar la información pero luego rápidamente hace lo que le pido.

-          ¿Qué le pasa a Vicky? –Aria no puede esconder el miedo en su voz.

-          Se ha desmayado. –Aria palidece y me mira con sus con desesperación.

-          ¿Cómo?, tenemos que llevarla al hospital. –ella se lleva las manos a la cabeza y llora –Oh… Dios mio.

-          Tranquila. –la tranquilizo –No le pasa nada malo, Aria escúchame, solo se ha desmayado por el shock, pero la llevaremos a su casa y la acostaremos, mañana estará perfectamente, confía en mí. –Aria asiente con los ojos aun annegados en lágrimas, pero ya más tranquila.

Quiero morir, vivir contigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora